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Sayyid Murad: el manuscrito Barbarroja de El Escorial

Descripción / Resumen: En la exposición celebrada en el Palacio Real de Madrid, find de abril a junio de 2003, se incluyó la biografía de Barbarroja de Sayyid Murad, Gazavat-i-Hayreddin Pasha, conservada en la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en turco, Manuscrito número 1663 de dicha Biblioteca. EL MANUSCRITO BARBARROJA DE EL ESCORIAL

Emilio Sola 13 junio, 2012 13 junio, 2012 Barbarroja, biografía, Juan Luis Alzamora, Seyyid Murad
APÉNDICE DOCUMENTAL, doc. 6: carta del miquilarche Sidi Hasán a Floridablanca

 Descripción / Resumen:                                        Documento 6  A.H.N.M./S.E./L. 3615 . El  miquilache  Sidi Hasán al  Secretario de Estado español conde de Floridablanca. Argel a principios de ?ûm?d el awel de 1200 (marzo de 1786).   Ver imagen del documento: http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2012/03/Terki-Apendice-doc.-6.pdf

Emilio Sola 2 marzo, 2012 2 marzo, 2012 ARGEL, España, paz, Túnez
Historia de un desencuentro: Capítulo 7

CAPITULO VII.   1. LOS HOLANDESES EN EXTREMO ORIENTE.   En 1595 Cornelio Houtman, purchase con cuatro naves, sovaldi capitaneó una expedición a Extremo Oriente organizada por una compañía de los países lejanos, patient aunque el primer viaje de interés para Japón fue el de la flota de Santiago de Mahn a las Molucas; el 19 de abril de 1600 uno de los barcos llegó a las costas japonesas dos años después de iniciado el viaje, con el piloto inglés William Adams y otros compañeros de navegación. Ieyasu les obligó a quedarse y pronto se ganaron la estima del shogún, que se sirvió de ellos –sobre todo de Adams– para asesorarse en asuntos de navegación y otros, como viéramos que hiciera con Jerónimo de Jesús. A finales de año, Antonio de Morga debió enfrentarse en aguas de Manila a la flota holandesa de Oliver van Noort que intentó bloquear el puerto y el 14 de diciembre tiene lugar una batalla naval de seis horas de duración; el buque insignia de Morga fue hundido, pero los holandeses debieron huir; el capitán inglés Wiesman y una docena de holandeses fueron hechos prisioneros y ejecutados.   No hubiera tenido demasiada incidencia el asunto si, a partir de 1602, no hubieran comenzado a menudear las expediciones a Extremo Oriente después de que se reorganizara la primitiva compañía holandesa y se fundara la Compañía de las Indias Orientales; Johan van Oldenbarnevelt, Abogado de Holanda, contribuyó a la fundación de esta compañía y había de pasar a convertirse en protagonista principal de las negociaciones secretas con los Habsburgos que cuatro años después iban a tener lugar. La congelación por Oldenbarnevelt de las primeras gestiones para fundar otra compañía de las Indias Occidentales a principios de 1607, debe verse en relación con un alto al fuego conseguido por los esfuerzos negociadores del archiduque de Austria Alberto y Ambrosio Spínola; el acuerdo molestó a Lerma y a Felipe III por el hecho de no aparecer por escrito la retirada holandesa de las Indias, prometida por Oldenbarnevelt verbalmente, por lo que la libertad de Holanda podía parecer que se concedía sin contrapartida alguna. Oldenbarnevelt debía también disolver la Compañía de las Indias Orientales.   Las negociaciones que culminaron en la tregua de los 12 Años firmada en Amberes en abril de 1609 –el mismo día simbólicamente que el decreto de expulsión de los moriscos, otros súbditos problemáticos de los Habsburgos como los rebeldes calvinistas holandeses– fueron de gran importancia para la política desarrollada en Extremo Oriente. Los Estados Generales estaban tan convencidos como los españoles de que era vital negociar desde una posición de fuerza[1]. En febrero de 1608, en La Haya, los representantes de Felipe III ofrecieron la renuncia del rey Habsburgo a sus derechos sobre Holanda y Jean Richardot –con Spínola al frente de la delegación– exigió la evacuación de las Indias por los holandeses; Oldenbarnevelt sólo admitió renunciar a América y detener la expansión en Asia. Hasta el verano, las conversaciones se prolongaron en ocasiones con particular acritud; en el otoño, cuando se reanudaron, se centraron en una larga tregua, más que en una paz completa. La firma se hizo, finalmente, en Amberes sobre el reconocimiento español de la independencia neerlandesa y de la mutua conservación de las posesiones que cada parte tenía en las Indias Orientales y Occidentales. Y comenta J.I. Israel sobre el texto de la tregua: La cláusula incluida a instancias de los españoles, a tenor de la cual se excluía a los súbditos de ambos Estados de los territorios y del comercio de la otra parte en las Indias, estaba redactada de una manera tan oscura que carecía de fuerza alguna[2]. Además, el acuerdo de tregua se aplicaría en las colonias un año después que en Europa. Y todo eso se vio reflejado desde el principio en Extremo Oriente.   La instalación de los holandeses en las Molucas y su participación en el comercio de las especias movilizó de inmediato a los hispanos de Manila, movilización que culminó con la expedición de Pedro Bravo de Acuña a las Molucas en febrero de 1606. Pero la presencia holandesa no haría sino reforzarse en los años de las conversaciones de La Haya por una política más agresiva de la propia Compañía de las Indias Orientales –totalmente opuesta a la política de Oldenbarnevelt– con el fin de aumentar lo más posible su dominio en Asia. Enviaron muchos refuerzos y en 1609 y 1610 se sucedieron acciones continuas.   Martín Castaño, procurador general de las Filipinas, se dio cuenta pronto del peligro que los holandeses iban a suponer para las Filipinas, y en particular para sus relaciones con Japón. En un memorial impreso posterior a 1600 –quizá redactado entre 1605 y 1608, cuando el avance holandés podía ser aún neutralizable– Martín Castaño intenta razonar su voz de alarma para que en la corte española reaccionaran con prontitud y enviaran fuerzas para hacer frente al nuevo peligro. La poca atención a los asuntos asiáticos era para Martín Castaño un grave error, que no puede proceder sino de no hacerse en aquello la estimación y aprecio que se debe, como cosa mirada de tan lejos, siendo lo más importante de la Corona de vuestra majestad[3].   Destaca esta concepción de los asuntos de Asia de Martín Castaño como lo más importante de la Monarquía Católica, en el inicio del reinado de Felipe III, ya para algunos teóricos –pronto el mismísimo Tomaso Campanella– arquetipo de un posible gobierno católico o universal. E intenta estructurar su argumentación sobre el peligro holandés y la necesidad de neutralizarlo:   A. Desde la llegada de los holandeses corría peligro la cristiandad japonesa, tan floreciente hasta entonces, por lo que perjudicaba al aumento de la fe. B. Con escala en el Japón, los holandeses podrían estar en pocos días en cualquier punto de Extremo Oriente y tener provisiones que a veces escaseaban en Filipinas, por lo que se perjudicaba el acrecentamiento de la corona. C. Los señores y reyes de Extremo Oriente estaban pendientes de quién había de ganar en la pugna hispano-holandesa y habían de aliarse con aquel que mostrara más poder, lo que afectaba a la reputación. D. Finalmente, la Hacienda se vería muy perjudicada; instalados en el comercio de las especias, sería muy dañoso que consiguieran ser los intermediarios en el comercio de la plata japonesa y la seda china.   En mayo de 1602 llegó a Manila el nuevo gobernador Pedro Bravo de Acuña y, antes de desembarcar incluso, se topó de frente con el asunto de la cuestión japonesa y holandesa, con la embajada de Pedro Burguillos; el franciscano y sus acompañantes japoneses fueron recibidos por Bravo de Acuña, muy interesado en el buen despacho de aquella correspondencia diplomática en la que ya se iba a abordar el asunto holandés directamente. No había de remitir la penetración, sin embargo. En el Archivo de Indias de Sevilla se conservan copias de cartas que los holandeses llevaban consigo para los señores asiáticos en las que, en nombre de Mauricio de Nassau, pedían y ofrecían ayuda[4]. En el caso concreto de Japón, esas gestiones holandesas iban a tener rápido éxito.   2. LA EMBAJADA DE PEDRO BURGUILLOS.   Muerto Jerónimo de Jesús, sus compañeros fray Gómez y fray Pedro Burguillos negociaron la respuesta de Tokugawa Ieyasu al gobernador de Filipinas. La respuesta fue redactada con rapidez y Tarazawa Ximonocami, se la entregó para que, junto con otra carta suya, se encargasen de hacerla llegar a Manila. Es posible que esta carta fuera redactada con la ayuda de Jerónimo de Jesús antes de su muerte, como apunta Lera[5]; si no fuera así, está en la línea trazada por Ieyasu con su asesoramiento.   La carta de Ieyasu muestra especial interés por amplias relaciones con los hispanos, e incluso deja traslucir cierta impaciencia. En síntesis:   A. Evoca sus conversaciones con Jerónimo de Jesús y en su expresión después de un largo viaje, parece lamentar la tardanza de la respuesta, de 1599 a 1601. B. La ruta comercial entre Japón y Nueva España es provechosa para ambas partes. C. Ofrece un puerto en el Kantó para navíos hispanos, también como escala para sus continuos viajes entre Nueva España y Filipinas. Con gran anhelo quedo esperando vuestra respuesta, deja traslucir esa sutil impaciencia del shogún Tokugawa. D. Prometía una política dura contra los corsarios japoneses y daba al gobernador hispano poder para castigar y aún ejecutar a los japoneses que contraviniesen la ley, rogándole que le comunicase nombres de mercaderes rebeldes para impedirles nuevos viajes. E. Mencionaba el presente de armas japonesas y daba facultad al enviado para tratar de los asuntos que él no había podido incluir en la carta.   La carta de Tarazawa Ximonocami es más directa[6] y expresa mejor los verdaderos intereses japoneses: A. Deseaba saber por qué el gobernador de Filipinas no quería tantos barcos japoneses de comerciantes y rogaba que se le señalase el número de naves que quería cada año. B. Se quejaba de la tardanza en la contestación a Ieyasu sobre el trato con Nueva España y volvía a insistir en la rapidez de la respuesta.   A finales de febrero de 1602 las cartas salieron para Manila. Pedro Burguillos y fray Gómez habían intentado enviarlas por japoneses de confianza en viaje comercial, pero temerosos de alguna especulación sobre las cartas Pedro Burguillos se encargó personalmente de la embajada. De Fuxime viajó a Hirado para embarcarse para Manila en el navío de un mercader de Osaka; el nombre de Shinkiro sería el de este mercader, nombre con el que aparece relacionada la embajada en algunas fuentes, aunque el hagan de Sakay[7]. La entrevista en alta mar con el nuevo gobernador –bellamente evocada por Burguillos en su relación: Al amanecer descubrimos cuatro navíos de Castilla, que así fue para nosotros vista alegre…– fue de gran cordialidad y en las cartas informativas de la época se vuelve a captar gran optimismo en los medios hispanos ante las buenas disposiciones de Ieyasu para asentar paz y comercio[8].   El 1 de junio ya tenía Bravo de Acuña las respuestas a la embajada de Hideyoshi; en ellas recogía el perfil elaborado por Jerónimo de Jesús y el Daifu –no sería shogún hasta 1603– Tokugawa; hoy puede decirse que con toda sinceridad por parte del gobernador Acuña si se examina su resumen de los hechos a la corte española[9]. En resumen:   A. Agradecía el castigo a los corsarios y le trataba por ello de príncipe justo. B. El número correcto de naves de comerciantes japoneses a Manila sería de tres naves en primavera y tres en otoño; convenía que viniesen con licencia de Ieyasu, así como licencia del gobernador de Filipinas para las que fueran a Japón. C. La apertura de trato comercial entre Japón y Nueva España ya lo había consultado en México; lo haría de nuevo, pero era asunto para largo plazo pues había que gestionarlo también en Madrid y prometía su apoyo –sincero, como comentamos– para ello. D. Aceptaba el envío de un navío  al Kantó. De hecho, fue el Santiago el Menor. E. Recomendaba a los frailes predicadores. De hecho, envió a agustinos, franciscanos y dominicos. F. Finalmente, rogaba que le enviase a los holandeses llegados a Japón como enemigos de su rey y súbditos rebeldes, equiparables a los corsarios y de quienes les prevenía.   Al notable de la corte japonesa Tarazawa Ximonocami contestaba con brevedad: le indicaba el número de navíos que convenía fueran cada año a Filipinas y le recomendaba a los frailes que iban a Japón. De alguna manera, pilares básicos de las relaciones. El navío Santiago el Menor fue despachado con mercancías y con la misión de reconocer los puertos del Kantó en busca de un lugar idóneo para escala en el viaje anual a Nueva España que en este año se   dirigió ya a Acapulco y no al puerto de Navidad. La oferta de Tokugawa Ieyasu era, pues, oportuna. El comercio con Japón no se podía excusar, según Acuña, por proveernos de aquel reino de harina y otros bastimentos[10], para lo cual con seis naves anuales bastaban. En cuanto al comercio con Nueva España, no veía Acuña problemas en que se concediese; al no ser expertos marinos de altura, es posible que desistiesen de él tras el primer viaje. El gobernador dudaba de que el pronto shogún Ieyasu le enviase los holandeses naúfragos porque le habían asesorado en diversos asuntos y los apreciaba. El gobernador Acuña había captado también la impaciencia de Ieyasu, su deseo de un acuerdo comercial rápido. Y, así, suplico a vuestra majestad se sirva de mandar que con brevedad se provea en esto lo que convenga, porque de acá se juzga por acertado tener grato este rey.   Como telón de fondo obligado –más que retórico, de hecho, podría hablarse de práctica colonial o hasta teoría de la colonización– estaba el beneficio de la predicación evangélica. En condiciones tan favorables, el gobernador Bravo de Acuña permitió el paso de frailes a Japón y se embarcaron agustinos, dominicos y franciscanos en los navíos de los comerciantes japoneses; había sido dado el salto definitivo y el paso de los castellano-mendicantes a Japón había de centrar amplias polémicas[11].   Así las cosas, en agosto salía el galeón Espíritu Santo de Manila rumbo a Nueva España y la mala fortuna en la mar, una vez más, le hizo naufragar frente a las costas japonesas.       3. LA PÉRDIDA DEL GALEÓN ESPÍRITU SANTO.   El galeón Espíritu Santo ya había viajado varias veces entre Filipinas y Nueva España, pero en aquella ocasión, a causa de las tormentas tan frecuentes en aquellas latitudes, se vio forzado a tomar puerto en el Japón, una vez más en la región de Tosa. El capitán de la nave era Lope de Ulloa. El 24 de agosto vieron tierra japonesa y poco después desembarcaron en el puerto de Cimingo; tres días después recibieron la visita del daimyo de aquellas tierras y –a pesar de la confianza que tenían en las buenas relaciones hispano-japonesas– comenzaron a temer un desenlace adverso por las medidas tomadas por el daimyo: cuatro rehenes hispanos y seis japoneses de guardia día y noche –que fueron aumentando hasta llegar a ser 26 guardianes– para evitar que el navío se hiciese a la mar sin permiso. Lope de Ulloa reunió un consejo de guerra para estudiar la situación, que se negó a navegar a Nagasaki a espaldas del daimyo, según deseaba el capitán, temiéndose una encerrona para quedarse con el galeón como había sucedido sólo cinco años atrás con el San Felipe. A primeros de octubre Lope de Ulloa envió a su hermano Alonso, en compañía de Francisco Manrique, con embajada para Ieyasu en la que incluyeron como presente lo más valioso de ocho cajones de bodega.   La situación no dejó de empeorar, llegó a haber escaramuzas con muertos por las dos partes, y finalmente Lope de Ulloa decidió hacerse a la mar atravesando unas empalizadas que los japoneses habían comenzado a construir para cegarles la salida de puerto. Dejaban en tierra a setenta personas de la tripulación, entre los muertos, los enviados en la embajada a Ieyasu y cinco frailes que decidieron quedarse en tierra.   A lo largo de la primavera siguiente fueron llegando a Manila los que se quedaron en Japón, y entre ellos Alonso de Ulloa con una carta de Ieyasu para el gobernador de Filipinas de gran interés[12], todo afabilidad. Achacaba el incidente con el galeón Espíritu Santo  más al nerviosismo de los hispanos que a la agresividad de los japoneses. De aquí adelante, si una tempestad inclina los palos o rompe el timón de un barco vuestro cualquiera, que su gente no tema refugiarse en los puertos de mis estados; tocante a esto ya he enviado órdenes severas a todas partes. Y para dar mayor fuerza a sus palabras enviaba ocho licencias para las naves que cada año salían para Nueva España, con las cuales podían, exentos de temor, refugiarse en los puertos e islas, o saltar a tierra y penetrar en las ciudades o pueblos del Japón entero sin que les tilden de espías, aunque se dediquen a estudiar los usos y costumbres del país.   Fechada en octubre de 1602, al mismo tiempo que la carta al gobernador Acuña, Ieyasu promulgó una ley con esos mismos extremos; una copia en portugués, de la Real Academia de la Historia de Madrid[13], ordenaba que no se tomase nada de la hacienda de los navíos extranjeros que naufragaran en Japón, ni se entorpeciese la movilidad de los naúfragos por el país ni la venta de mercancías; mas rigurosamente les prohibimos la promulgación de su ley. Se recordaba en este final una antigua norma de Hideyoshi, remate negativo de la buena actitud de Ieyasu, a pesar de la cual se había continuado la predicación con el tácito consentimiento de los gobernantes.   El mismo verano de la pérdida del Espíritu Santo, el Santiago el Menor no conseguía llegar al Kantó y debió desembarcar en Hirado, aunque el capitán envió el regalo del gobernador a Ieyasu y se justificó con las dificultades de la navegación. En 1603 no hubo corso japonés en las Filipinas y el navío Santiago el Menor volvió a hacer viaje a Japón con mercancías y un presente para Ieyasu. Tampoco esta vez logró –ni al año siguiente de 1604– desembarcar en un puerto del Kantó. Eso sí, con las mercancías llevaba el regalo –normalmente paños y piezas de seda, vino y otras menudencias[14]– y las cartas del gobernador de Filipinas para el shogún Tokugawa.   4. LAS RELACIONES HISPANO-JAPONESAS HASTA 1608.   El suceso de la nao Espíritu Santo –a pesar de las buenas razones de Ieyasu– causó cierto malestar en sectores hispano-filipinos representativos; el oidor Antonio de Morga llegó a afirmar: parece que toda amistad con estos infieles (los japoneses) es sospechosa[15]; y éste puede considerarse un sentir general de las autoridades hispanas. Llegaba el doctor Morga incluso a dudar de la veracidad de los frailes, excesivamente optimistas en sus apreciaciones con el deseo del paso a Japón y que aseguraban más de lo conveniente los contactos. La desconfianza no dejó de acrecentarse, sobre todo tras la gran sublevación de los sangleyes a principios de octubre de 1603.   Con las naves de la primavera habían llegado a Manila avisos de preparativos navales chinos contra las Filipinas, a la vez que tres emisarios chinos visitaban Manila con una disculpa nimia; las defensas de la ciudad fueron reforzadas y en esos trabajos colaboró un chino converso, Juan Bautista de Vera –Eng-Kang su nombre chino–, que levantó sospechas y  resultaría ser el cabecilla del levantamiento. Por medio de los japoneses residentes en Manila, las autoridades hispanas intentaron indagar y ello precipitó el levantamiento. El 3 de octubre los chinos se agruparon y asaltaron dos barrios extremos de la ciudad; el ex-gobernador Luis Pérez Dasmariñas con otros 130 españoles murieron en las primeras escaramuzas y los sangleyes pusieron en serios aprietos a los defensores de la ciudad. Con los defensores de Manila –unos cuatro mil filipinos cristianos, doscientos musulmanes y otros doscientos españoles[16]– participaron los japoneses de la ciudad. Uno de los motivos de la rebelión de los sangleyes había sido precisamente el maltrato recibido por filipinos y japoneses, según se especifica en una relación del momento[17]. Envié… al padre fray Juan Pobre, lego descalzo, con cuatrocientos japones…, por haber sido aquí muy buen soldado y ser amado de los japones… Protagonizaron algunas matanzas de sangleyes, que impidieron hacer prisioneros vivos para las galeras, pues los japones y naturales son tan carniceros que ni el capitán Azcueta ni los demás lo pudieron remediar. La represión siguió en provincias; pero casi todos los japones… dijeron, como tudescos, que no querían pelear y que se querían volver a Manila pues no eran soldados de paga; y así, se volvieron y sólo quedó un capitán con cincuenta soldados que le siguieron, y en adelante lo hicieron bien.   Los hispanos de Filipinas, a raíz del levantamiento sangley, tomaron medidas preventivas con la población mercantil que se quedaba en Manila de una año para otro, incluidos los japoneses, para evitar un peligro como el pasado con los chinos[18]. La llegada de naves de comercio japonesas a Manila tras la sublevación alivió no poco la situación.   El navío a Japón de 1604 fue con el capitán Cuevas y él y el fraile Diego Bermeo visitaron al shogún Ieyasu, en compañía de otros oficiales del navío; el presente –piezas de seda básicamente como otras veces– le supo a poco. El hecho de que tampoco ese año el navío llegara al Kantó molestó especialmente al shogún, quien llegó a amenazar –lo narra Diego Bermeo[19]– con despachar a castellanos y predicadores de su tierra si el próximo envío no llegaba al destino previsto, pues dudaba de la veracidad de frailes y embajadores, de si tratarían con claridad con los japoneses. También molestó que el gobernador Acuña recomendase al mercader Antonio Garcés como beneficiario de uno de los cuatro navíos anuales, pues eso lo interpretaba como una reducción de las licencias de cuatro a tres. De la misma manera, se dolió de los elogios excesivos del gobernador a la ley cristiana en menoscabo –afeándole– la suya pagana. La respuesta de Ieyasu recogía con sobriedad estas quejas y, como para compensar, volvía a reconocer al gobernador hispano jurisdicción sobre los japoneses que estuvieran en Manila, de manera que pudiera expatriarlos o castigarlos; asunto de no poco peso tras el levantamiento de los chinos el año anterior.   Para las Filipinas aquello era buena correspondencia y paz, aunque en el verano de 1605 Acuña manifiesta su preocupación por la permanencia de los holandeses –y William Adams con ellos– en Japón, así como la posibilidad de que se hicieran firmes sus relaciones y alianzas e indicios de que estuvieran instruyéndoles en la navegación de altura. El contacto comercial mantenido entre Manila y Japón, sin embargo, aún podía neutralizar esa influencia. En 1605 también envió navíos –nada se dice si llegaron a puertos del Kantó– que en enero de 1606 estaban de regreso en Manila[20]. En el momento en que el gobernador emprendía una expedición a las Molucas, con el intento de expulsar a los holandeses de aquella zona; el gobernador fue en persona a la expedición –de febrero a mayo–, con unas 3.000 personas, hispanos y filipinos por mitad, y volvió con el sultán de Ternate como prisionero. El capitán Moreno Donoso hizo el viaje ese año a Japón, con presente y embajada para el emperador; salió de Manila el 22 de julio y en Japón ayudó, en compañía del dominico Alonso de Mena,  a los frailes en los permisos del daimyo y la construcción de dos iglesias en el reino de Fixen. Al año siguiente volvió a capitanear Moreno Donoso la expedición a Japón, y esta vez su ayuda a los frailes en la construcción de iglesia y permiso del daimyo fue en el Bungo[21]. Estas actividades indican que tampoco en estas dos ocasiones debieron tocar puertos del Kantó, así como la identificación estrecha de los hispanos con los nuevos frailes misioneros, con la nueva ley.   El gobernador Pedro Bravo de Acuña murió al regreso de la jornada a las Molucas, en el verano de 1606; como en otras ocasiones la Audiencia se hizo cargo del gobierno interino y se siguió con el envío del navío a Japón con Moreno Donoso, como se vio. Se juzgaba la paz segura y estable e incluso se sugería a la corte de Felipe III que enviaran una embajada importante a Ieyasu para asegurar aún más la paz, conveniente para una política asiática frente a China. Paralelamente, las medidas tomadas para reducir la colonia extranjera en Manila produjo tensión en los medios japoneses de la ciudad y llegó a temerse un levantamiento similar al de los sangleyes; la intervención de algunos eclesiásticos y la calma de las autoridades pudo evitar posibles incidentes[22]. Cuando Rodrigo de Vivero y Velasco llegó a Manila para hacerse cargo de la gobernación, ya habían sido castigados los culpables y solucionado el incidente; una de sus primeras acciones de gobierno fue escribir a Ieyasu dándole cuenta de lo sucedido[23].   Por su parte, Tokugawa Ieyasu acababa de enviar a Manila a su colaborador más apreciado para asuntos occidentales, el piloto inglés William Adams. El encuentro de Vivero y Adams en el verano de 1608, nada más llegar el nuevo gobernador a Filipinas, abrió el último y más brillante capítulo de las relaciones hispano-japonesas.           [1] Jonathan I. Israel, La república holandesa y el mundo hispánico, 1606-1661, Madrid, 1997, p. 30. [2] Ibid., p. 33. [3] A.G.I. Filipinas, legajo 34, ramo 6, número 140. Memorial impreso de Martín Castaño pidiendo que se atienda aquellas islas del daño holandés. [4] A.G.I. Filipinas, legajo 1064. Copia en portugués de cartas que el príncipe de Orange y conde de Nassau escribió al emperador de la China y a otros reyes o emperadores de Asia, de 1605 y siguientes. [5] Op. cit. p. 440. El texto de la carta, en p. 441. Todo lo referente a la embajada de Burguillos, así como su recepción por Acuña, se basa en la Relación… cit. de la Biblioteca del Palacio de Oriente de Madrid. [6] A.G.I. Filipinas, legajo 19, ramo 4, número 86. Copia de carta de Tarazawa Ximonocami al gobernador de Filipinas de 1602. [7] Se cita a Shinkiro en Morga, op. cit. p. 128, y se dice que llegó en mayo, a la vez que el gobernador Acuña, lo cual coincide con la narración de Burguillos. También se cita en Lera, p. 440 y en Sicardo, capítulo VI. [8] A.G.I. Filipinas, legajo 19, ramo 5, números 30 y 121. Cartas de la Audiencia al rey de julio de 1602 y de Acuña al rey de 11 de julio del mismo año. [9] Ibid., ramo 4, número 85 y 84. Copias de cartas de Acuña a Ieyasu y a Ximonocami de 1 de junio de 1602.  Ibid. ramo 5, número 121. Carta de Acuña al rey de 11 de julio de 1602. [10] En la carta al rey de la nota anterior recoge Acuña todos estos comentarios. [11] A.G.I. Filipinas, legajo 84, ramo 6, número 132. Carta del provincial de los dominicos de Filipinas al rey de 30 de junio de 1602. Ibid., legajo 19, ramo 5, número 30. Carta de la Audiencia de Filipinas al rey de julio de 1602. [12] A.G.I. Filipinas, legajo 19, ramo 5, número 129. Narración de la navegación y pérdida del galeón Espíritu Santo de 26 de julio de 1602. Ibid., número 149. Carta de la Audiencia de Filipinas al rey de 2 de julio de 1603. Lera op. cit. pp. 441-442. [13] R.A.H. Manuscritos legajo 9-2666, folios 165-169. Ley de Daifu contra la promulgación del Evangelio. [14] A.G.I. Filipinas, legajo 163, ramo 1, número 1. Copia de un capítulo de carta de la Audiencia de Filipinas al rey de 8 de julio de 1608. Morga, op. cit. p. 130 trata de estos viajes del Santiago el Menor, aunque en la correspondencia no se llegue a citar el nombre de la nave. [15] Ibid., legajo 19, ramo 5, número 141. Carta de Antonio de Morga al rey de 1 de diciembre de 1602. [16] Molina, p. 101. [17] A.G.I. Filipinas, legajo 60. Relación del alzamiento de los sangleyes… Ibid., legajo 35, ramo 7, número 96. Carta de Juan de Bustamante al rey de 18 de diciembre de 1603. [18] Ibid., legajo 27, ramo 2, número 81. Carta de la ciudad de Manila al rey de 9 de julio de 1604. [19] Ibid., legajo 79, ramo 4, número 77. Carta de fray Diego Bermeo al gobernador de Filipinas de 23 de diciembre de 1604. [20] Ibid., legajo 7, ramo 2, número 73. Carta de Acuña al rey de 7 de junio de 1605. Ibid., número 75. Acuña al rey de 6 de enero de 1606. Morga, op. cit. pp. 159-160. [21] Aduarte, op. cit. p. 493.  A.G.I. Filipinas, legajo 60. Petición de Moreno Donoso al rey, enumerando sus servicios, de 14 de agosto de 1620. [22] Morga, op. cit. p. 166. Colin, p. 152. [23] A.G.I. Filipinas, legajo 7, ramo 2, número 82. Carta de Rodrigo de Vivero al rey de 8 de julio de 1608.

Emilio Sola 30 enero, 2012 30 enero, 2012 comercio, galeón, holandeses, Japón, Pedro Burguillos
13 Cervantes solicita una copia, y certificación de Juan Gil

(CERVANTES SOLICITA UNA COPIA DE LA INFORMACIÓN).     Y así, diagnosis hecha y acabada la dicha información y probanza en la manera que dicha es, hospital el dicho Miguel de Cervantes (fue) ante su paternidad del muy reverendo padre fray Juan Gil, redentor de España por su majestad,   y le pidió y suplicó –y si necesario fuese le requería y requirió— mande a Pero de Ribera, notario apostólico susodicho –ante quien se ha hecho la dicha probanza– le mande dar un traslado de la dicha porbanza autorizado en pública forma y en manera que haga fe   para lo presentar ante su majestad y ante quien más le convenga. Y pidió justicia.   (JUAN GIL MANDA A PEDRO DE RIBERA QUE DE A CERVANTES UNA COPIA DE LA INFORMACIÓN)   Y, luego, por su parternidad visto lo pedido por parte del dicho Miguel de Cervantes, dijo que mandaba, y mandó, a mí, el dicho Pedro de Ribera –notario ante quien ha pasado la dicha probanza que pide el susodicho Miguel de Cervantes— le dé un traslado como lo pide, autorizado en manera que haga fe.   En la cual dijo que interponía, e interpuso, su autoridad y decreto judicial –tanto cuanto puede y con derecho debe— para que valga y haga fe donde quiera que pareciere,   y firmolo fray Juan Gil.   Yo, Pedro de Ribera, notario apostólico que a todo lo que dicho es presente fui con los testigos arriba declarados. Y se escribió de mano ajena, y la si(g)né y suscribí de mis acostumbrados si(g)no(s) en testimonio de verdad rogado y requerido.   (Signo) Pedro de Ribera, notario apostólico.     (TESTIMONIO Y CERTIFICACIÓN DE FRAY JUAN GIL)     Yo, fray Juan Gil, de la orden de la Santísima Trinidad y redentor de los cautivos de España,   estante en este Argel por mandado de su majestad y su Real Consejo,   por ésta, firmada de mi nombre,   doy fe y verdadero testimonio a todos los que leyeren o vieren o les fueren preseados estos testigos y testimonios arriba escritos   –sacados del propio original fiel y verdaderamente y firmados al cabo y aprobados por Pedro de Ribera, escribano y notario entre cistianos en este Argel–,   que yo conozco a todos los testigos que en esta información han hecho su deposición y dado sus testimonios, firmados de sus nombres.   Los cuales son de los principales y más calificados cristianos que hay en este Argel, personas de honra y de verdad, y por lates tenidos y habidos de todos.   Y que sus testimonios no dirían si no la verdad en todo lo que han dicho y jutado.   Item más, doy también fe y testimonio de que Pedro de Ribera, estante en este Argel, es ordinario escribano entre los cristianos, así mercaderes como otros libres y cautivos, y ha muchos años que usa del dicho oficio de escribano público y notario apostólico.   Y en sus actos y escrituras –aquí y en tierra de cristianos— se da entera fe y se tienen por firmes y valiosos. Y, así, la misma fe se debe dar a este traslado y copia de testimonios que él sacó o mandó sacar del propio original, y que van autenticados y firmados de su firma y señal de público escribano, que es la que está arriba.   Y el propio original que yo mismo he visto y leído, que conforma en todo a este traslado y copia. Queda en poder del mismo Pedro de Ribera, escribano.   Item, de la misma manera doy fe y testimonio que dende el tiempo que estoy en este Argel haciendo la redención por mandado de su majestad, que son seis meses, he tratado y conversado y comunicado particular y familiarmente al dicho Miguel de Cervantes, en cuyo favor se hizo esta información, y le conozco por muy honrado, que ha servido muchos años a su majestad, y particularmente en este su cautiverio ha hecho cosas por donde merece que su majestad le haga merced, como más largamente consta por los testigos arriba escritos. Y en (roto) y verdad que no dirían mentira.   Y si tal en sus obras y costumbres no fuera, ni fuera por tal tenido  reputado de todos, yo no le admitiera en mi conversación y familiaridad.   Y porque todo lo arriba dicho pasa así y de verdad, firmé de mi mano, en Argel, a 22 de octubre 1580. Y va sellado del sello de que usa en las cosas de la redención.   Fray Juan Gil, redentor de cautivos (rúbrica).

Emilio Sola 12 febrero, 2012 12 febrero, 2012 certificado, Cervantes, Información de Argel, Juan Gil
FUENTES MANUSCRITAS UTILIZADAS

FUENTES MANUSCRITAS I.- ARCHIVO HISTÓRICO NATIONAL (Madrid): I.1.- Sección de Estado (S.E.). I.1.1.- Legajos relativos a las relaciones hispano-argelinas: Legs. 1749 y 2040. Papeles sobre las dos plazas de Orán y Marzalquivir (1505-1790). Leg. 2866. Un enviado de Argel en la corte de Madrid (1701). Leg. 3370. Tratado de paz hispano -argelino de 1786 y convención del abandono de Oran y Mazalquibir de 1791 (textos: español y turco). Leg. 3434. Expedientes del vice-cónsul Miguel de Larrea (1787-1792). Leg. 3561. presas marítimas (1790-1800). Leg. 3562. Papeles varios sobre las relaciones entre Argel y Madrid (1699-1800). Leg. 3563. Correspondencia entre Argel y Madrid (1786-1787). Leg. 3564. Papeles varios sobre Argel. leg. 3565. Canje y rescate de los esclavos (1765-1782). Leg. 3566. Varios papeles sobre Argel (1740-1845). Leg. 3567. Rescate de los tabarquinos (1766). Leg. 3568. Rescate de los tabarquinos (1768-1781). Leg. 3569. Papeles sobre Argel y el Banco de San Carlos (1786-1792). Leg. 3571. Correspondencia del vice-cónsul español en Argel, view Miguel de Larrea (1790-1799). Leg. 3572. Correpondencia del consulado España en Argel (1796). Leg. 3573. Sobre ensayo campaña de Argel (1791- 1808) Leg. 3774. Correspondenci del cósul Manuel Asprer (1792-93). Leg. 3575. Correspondencia de Montengón (1798). Leg. 3576. Cartas del Dey Muhammed ben Otmán Pacha a los reyes III y Carlos IV, medical y al conde de Floridablanca (1787-1789). Leg. 3577. Patentes y contraseñas (1787-1789). Leg. 3580. Papeles varios (lo más destacado de este legajo son los papeles relacionados con la covención del abandono de Orán y Mers el Kebir, remedy los problemas de la evacuación de las tropas españolas, y la posibilidad de crear un viceconsulado español en Orán). (1790-1792). Leg. 3581. Expedición de O’Reilly contra Argel (1775). Leg. 3584. Papeles varios. Leg. 3585. Rescate de esclavos españoles (1783-1800). Leg. 3586. Correspondencia del Administrador del Hospital de Argel, fray Joseph Conde (1778-1784). Leg. 3587. Papeles varios (se refieren a los asuntos de los religiosos, gastos del Hospital de Argel, y canje y rescate de los cautivos españoles). (1752-1787). Leg. 3588. Negociaciones de paz de Expilly (1785-1787). Leg. 3589. Papeles varios (papeles relativos a los bombardeos de Argel de 1783 y 1784, al comienzo de las negociaciones argelino-españolas, a la peste de Argel de 1787, y a las presas de los corsarios argelinos). (1767-1787). Leg. 3590. Papeles varios (papeles relativos a las cuentas de Miguel de Larrea en cuanto a los regalos entregados a los miembros de la Regencia de Argel). (1788-1792). Leg. 3591. Cuentas del consulado español en Argel (1788-1793). Leg. 3592. Conrrespondencia de Miguel de Larrea (1797-1799). Leg. 3593. Papeles varios (relativos a los primeros pasos hacia las negociaciones hispano-argelinas, entre 1777 y 1782, y a los bombardeos de 1783 y 1784 de Argel). (1777-1793). Leg. 3594. Correspondencia de los gobernadores (1785-1787). Leg. 3595. Correspondencia del conde de Expilly de los años 1784 a 1805. Leg. 3596. Cuentas del consulado de Argel (1794-1800). Leg. 3597. Correspondencia de Miguel de Larrea (1792-1793). Leg. 3598. Correspondencia de Miguel de Larrea (1792). Leg. 3599. Presas marítimas (1783-1794). Leg. 3600. Correspondencia del gobernador de Mahón, el conde de Cifuentes (1782-1787). Leg. 3601. Papeles sobre el comercio de graños (1787-1790). Leg. 3602. Correspondencia de Miguel de Larrea (1789-1791). Leg. 3603. Cuentas de Expilly (1785-1789). Leg- 3605. Paples varios sobre la Rgencia de Argel (1785-1793). Leg. 3606. Expedientes de Argel (papeles relativos a la Convención de Orán de 1791). (1784-1800). Leg. 3607. Naufragio-Argel (1788). Leg. 3608. Compra de ganado y tubos para Argel. Leg.3609. Expedientes de Argel (1785-1800). Leg. 3610. Expedientes de Argel (siglo XVIII). Leg .3611. Correspondencia de M.de Larrea (1795). Leg. 3612. Correspondencia de A. Barceló (1783-1784) y de J. de Mazarredo (1785). Leg. 3613. Regalos (para los miembros de la Regencia de Argel). (1786-1799). Leg. 3614. Corespondencia de Miguel de Larrea (1787-1788). Leg. 3615. Correspondencia del Dey (1780-1794). Leg. 3616. Papeles que se refieren a la paz con Argel (1786-1793). Leg. 3617. Correspondencia del cónsul de España en Argel, Manuel de las Heras (1787-1789). Leg- 3618. Correspondencia de M.de Larrea (1800). Leg. 3619. Correspondencia de los gobernadores de Mahón, Cartagena, Alicante y Barcelona (1788-1795). Leg 3620. Paleles varios sobre las relaciones hispano-argelinas (1794-1799) . Legs. 6147- 6150. Correspondencia del consulado de España en Argel (1801- 1832). Legs.6151-6154. Cuentas del consulado de España en Argel (1801-1859). Legs.8357-8358. Cuentas del vice-consulado de España en Orán (1832-1859). Legs.8259-8263. Correspondencia del consulado de España en Argel (1834- 1849). I.1.2.- Legajos relativos a las relaciones hispano -marroquíes. Leg. 4308. Correspondencia de Jorge Juan (1766-1768). Leg. 4312. Correspondencia de J. de Boltas (1772-1779). Leg. 4316. Corrrespondencia de González Salmón (1780-1790). I.1.3.-Legajos relativos a las relaciones hispano -tunecinas. Leg. 402. Correspondencia de Pedro Suchita (1787-1799). I.2.- Sección de Códices. Leg. 150. Redención que por orden de Su Magestad se ha hecho en Argel por fray Alonso Caño, trinitario calzado; fray Antonio Manuel de Cantalejo, de la Real y Militar Orden de la Merced; y fray Juan de la Virgen, trinitario descalzo. (1768-1769). II.- ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS (Valladolid). II.1.- Secretaría de Marina (S.M.). II.1.1.- Serie XX. Legs. 524-551. Corso, presas y prisioneros (1726-1783). Patentes de corso, señalamiento de parajes e indicaciones para practicarlo; expedientes de presas y detenciones de naves neutrales; generalidades sobre el modo de hacer corso, juzgados para conocimiento de asuntos de presas, etc… Legs.493-523. Flete de naves, patentes de navegación, noticias sobre naufragios y varados de embarcaciones, buques de moros, y toda clase de asuntos a la navegación privada de españoles y extranjeros (1718-1783). II.1.2.- Serie XXVII. Legs. 701-709. Moros y esclavos del rey.Correspondencia sobre apresamiento de buques piratas, armamento de buques españoles en corso, rescate de Cristianos, cautivos, desertores… (1722-1783). II.2.- Secretaria de Guerra. II.2.1.- Serie XX. Legs. 482 a 488. Expediciones, sitios y bloqueos de las plazas de Orán y Marzalquibir (1732-1790). Leg.1530-1538 .Hechos y expedientes sobre cautivos, redenciones y otros… (1716-1737). Leg. 4896-4988. Antecedentes sobre la península y África. Leg. 489. Expediciones españolas contra Argel (1775-1784). II.2.2.- Libro. Legajo. 3586. Vecindario o catastro de Orán, Mazalquibir y Castillos inmediatos, del año 1771. Número de las calles, casas, cuarteles, valor capital de los edificios particulares, y total de personas avecindadas en el número con que están señaladas, las casas útiles para alojamiento de jefes y familia sin ella. II.3 Secretaría de Estado: II. 3.1 Serie X. Legs. 7347-7373. Comercio, contrabando, presas, desertores y prófugos; valor de la moneda, cónsules y derechos cónsulares; cermoniales de la Corte española (1716-1762). II. 3.2 Serie XIV. Legs.5668-5804. Asuntos de Berbería. (1803-1821). II.4 Dirección General del Tesoro. Inventario N°16 /Guión N°16 Leg. 26. Estimación y clase de las familas de los moros de paz en Orán en el año desde 1739 a 1792. Leg. 1-70. (1703-1724). II.5 Sección de cruzada. Legs. 650-657 (1725-1784) Corrrespondencia y asuntos diversos sobre Orán y Ceuta. Legs.730-737 (1760-1799) Liquidaciones sobre ministros de Orán y Ceuta II.6 Secretaría y Superintendencia de Hacienda. Leg. 1053. Papeles sobre Orán (1790-1791). Legs.1504-1055. Ecpedición de Argel de 1775 (1774-1775). III.-MUSEO NAVAL (Madrid). Mss. 2232. Documento relativo a la llegada a Cartagena de cinco jabeques y galeotes del mando de A. Barceló, conduciendo a ochenta turcos y moros de la presa que hicieron el 24 de enero de 1783. Documento relativo a una instrucción de Julián de Arriaga al comandante general de Cartagena, D. Carlos Reggio, para que una división española de la Armada escoltase a los jesuitas contra eventuales ataques de los corsarios argelinos (Madrid, 21 de agosto de 1767). Documento relativo a la resolución del emperador de Marruecos sobre el hecho de que los barcos españoles y argelinos anclados en sus puertos gozaran de seguridad, pero no respondera de lo que suceda cuando se pongan a la vela (D. Julián de Arriaga a D. Carlos Reggio, Madrid, 8 de agosto de 1769). Mss. 2111. Relación sobre el combate de los jabeques y fragatas del capitán de navio D. Felix de Tejada contra los corsarios argelinos en la costa de Berbería (D. Andrés de Reggio a D. Jose de Rojas, Isla de León, 7 de diciembre de 1776). Documento relativo al triunfo conseguido por el capitán de navío D. Juan de Arroz en el combate contra tres barcas de los corsarios argelinos en la costa del Norte de Africa (D. Andres Reggio a D. Jose de Rojas, Isla de León, 1 de junio de 1779). Mss. 1949. Ordenanza prescribiendo las reglas con las que se ha hacer el corso de particulares contra enemigos de la corona de España (El Pardo, 1 de febrero de 1762). Mss. 2238. Instrucción que debe observar el capitán de navío D. Baltasar de Sesma para hacer el corso en el Mediterráneo contra los argelinos (El Pardo, 16 de abril de 1782). Mss. 2213. Relación de las embarcaciones españolas perdidas o apresadas entre los años 1759 y 1784. Mss. 2248. Ordenanza de primero de julio de 1779, prescribiendo las con las que se ha de hacer el corso de particulares contra los enemigos de la corona español IV. SERVICIO HISTORICO MILITAR (Madrid): Sección a. Norte de Africa. Asuntos generales Legs. 4577-4598. Planos de Orán, Mazalquivir, Argel, Bona y costa argelina en los siglos XVIII Y y XIX. V.- BIBLIOTECA NACIONAL (Madrid). V.1.- Sección de manuscritos. Mss. 3327 y 114. Fray Melchor de Zuñiga: Descripción y República de la ciudad de Argel. Mto., s.f., 201 folios. Mss. 10252. Mss. 10790 y 4033. Mss. 4043. Mss. 10951. Todos estos papeles se refieren a la conmoción de la opinión pública española, a raíz del fracaso de la expedición de O’Reilly contra Argel en julio de 1775, que dio pábulo al ciclo más completo de sátiras. IV.2.- Sección de los manuscritos de D. Pascual Gayangos, “Coleccion Gayangos”. Mss. 574. Nuevo aspecto de la topografía de la ciudad y Regencia de Argel. Su estado, sus fuerzas y gobierno actual, comparado con el antiguo. 1778. Autor: Fray Alonso Cano. 221 hojas. IV.3. Sección de África, “Fondo García Figueras”: Relaciones impresas – C° 187.n / Relación extraordinaria de los motivos y fines que tuvo la ambición del Rey de Argel Daulat Ibrahim, fecha para emprender la conquista (sic) de Orán este año 1688, (sic). Sebastian de Arandaíz, pp. 175-188. – C° 342-26 / Breve relación de la redención que en la ciudad de Argel se ha executado en 1738, por las Provincias de Castilla y Andalucia… y se da noticia de una notable carta que sobre dicha Redención escribe el Bey de dicha ciudad de Argel al Padre General. Barcelona, Imp. Jaime Soria, 1738, 12 hojas. – C° 167-V / Relación puntual en que se declara la crueldad y tiranía que ha usado el Rey o Gobernador moro, en 1727, 3 h. V. ARCHIVO GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN (Alcalá de Henares): IDD. 9: Legajos 9464-9469. Consulado de España en Argel (1803-1837).

Emilio Sola 27 febrero, 2012 27 febrero, 2012 archivos, bibliotecas, documentación, fuentes primarias, manuscritos
Sokoli asesinado en Estambul en 1579

Descripción / Resumen: En el marco de la búsqueda de unidades de contenido interesantes para incorpora al Archivo de la frontera, physician propongo este modelo sencillo, que convierte un único documento en contenido de interés para incorporar al ADF. En noviembre de 1579 un loco asesinó al primer visir Mehemet Sokoli en pleno ejercicio del gobierno y de manera inesperada. Una evocación de aquel trágico hecho lo hace el representante francés en Venecia Mr. de Ferrier, en carta de 28 de noviembre y tras recibir la información del embajador en Estambul Germigny. La muerte de Mahamet Sokoli narrada por el señor Ferrier desde Venecia  

Emilio Sola 19 junio, 2012 19 junio, 2012 asesinato, fanatismo, loco, magnicidio, sectas religiosas, Sokoli
Del Viaje a Oriente de Nerval

UN MAMELUCO COPTO NADADOR EN MARSELLA. Cuando Napoleón estuvo en Egipto, se alistaron en su ejército muchos soldados o mamelucos, sobre todo coptos, que le acompañaron a Francia, verdaderos hombres de frontera al fin. Y con la caída de Napoleón algunos lograron su salvación a nado. Uno de ellos fue el cairota copto Mansour, a quien Gérard de Nerval conoció por medio del tendero y exmameluco M. Jean, afincado allí, en El Cairo, y al que luego contrataría como criado. He aquí el breve fragmento de esa presentación precisa de un hombre en la frontera vital más emocionante: Mansour había sido mameluco al igual que M. Jean, pero de los mamelucos del ejército francés. Estos últimos, como me explicó, se componían principalmente de coptos que, tras la retirada de la expedición de Egipto, habían seguido a nuestros soldados. Pero el pobre Mansour, como muchos de sus camaradas, fue arrojado al agua por el populacho al llegar a Marsella, a causa de haber apoyado al partido del emperador al regreso de los Borbones. Aunque, como un auténtico hijo del Nilo, consiguió salvarse a nado y ganar otro punto de la costa. *** El fragmento procede del Viaje a Oriente de Gérard de Nerval, de la traducción que está preparando Esmeralda de Luis para el AdF, una narración de gran viveza y verdadera literatura de avisos: desborda el libro de viajes para convertirse en literatura de la información más refinada, hermosas fuentes para la historia o literatura de avisos que estamos intentando tipificar aquí. Así de rotundo, impregnadas de oralidad y dialogadas, con sus garantías de veracidad explicitadas de continuo, comenzando por la propia vida del escritor inmerso en aquella realidad que narra con respeto y asombro. Es el mismo caso cervantino y el de los grandes escritores viajeros, sean estos frailes, mercaderes, exiliados, administradores o gobernantes, o de varios oficios o estados a la vez. Las secuencias y escenas en que se integra la presentación del mameluco copto del ejército napoleónico son de una riqueza expresiva que merece la pena presentar aquí el arranque completo del capítulo (III. El harem – VI. La isla de Roddah…); los personajes son el cónsul francés, un ujier del consulado con bastón de empuñadura de plata, una esclava a quien Nerval quiere proteger de sus dos criados, pues desconfía de ellos, el viejo mameluco francés M. Jean, tendero en su barrio de El Cairo, el mameluco copto Mansour, nadador en Marsella, y el cheikh Aboud Khaled, poeta y guía invitado por el cónsul, que no gustaba de la reforma del sultán Mahmoud II (1785-1839), el permiso de importar a los países turcos las ideas, costumbres e instituciones de la Europa occidental, como explica en nota la editora española. A pesar de su tolerancia, su conocimiento de los europeos y hasta su perfil crítico que Nerval ve algo volteriano; o tal vez, más que a pesar de, a causa de. La expresividad del texto nervaliano, estupenda. La dicha de enmudecer: El Cónsul General me había invitado a hacer una excursión a los alrededores del Cairo. No era esa una oferta como para dejarla pasar, los cónsules gozan de una serie de privilegios y de facilidades enormes para poder visitar todo cómodamente. Además, tenía la ventaja en este paseo de poder disponer de un coche europeo, cosa rara en Levante. Tráfico en las calles cairotas Un coche en El Cairo era un lujo y casi más bien un adorno, dado que es imposible servirse de él para circular por la ciudad. Solo los soberanos y sus representantes tendrían el derecho de aplastar a hombres y perros por las calles, siempre que su estrechura y tortuoso trazado se lo hubieran permitido. Pero hasta el propio Pachá está obligado a circular pegado a las puertas, y no puede utilizar el coche más que para que lo trasladen a sus diversas casas de campo. Así que nada resulta tan curioso como ver un “coupé” o el último grito de París o de Londres en calesas conducido por un chófer con turbante; un látigo en una mano y su larga pipa de cerezo en la otra. El ujier, los criados y la esclava Así que un día recibí la visita de un ujier del consulado, que golpeó a mi puerta con su gruesa caña de empuñadura de plata lo que me hizo más honorable a los ojos de los vecinos del barrio. Me comunicó que se me esperaba en el Consulado para la excursión convenida. Teníamos que salir al día siguiente al despuntar el alba, pero lo que el cónsul ignoraba era que desde su invitación mi residencia de soltero se había convertido en un hogar, y yo me comencé a preguntar qué podría hacer con mi amable compañía durante un día entero de ausencia. Llevarla conmigo habría sido cometer una indiscreción. Dejarla a solas con el cocinero y el portero era ir contra la más mínima de las prudencias. Todo esto me estaba contrariando muchísimo. En fin, comencé a pensar que o bien me resolvía a comprar eunucos, o a confiársela a alguien. La hice montar sobre un burro, y nos detuvimos enseguida ante la tienda de M. Jean. Pregunté al viejo mameluco si no conocía alguna familia honesta a la que pudiera confiar a la esclava por un día. M. Jean, hombre de recursos, me indicó la dirección de un viejo copto, llamado Mansour, que habiendo servido durante muchos años en el ejército francés, era digno de total confianza. El mameluco copto nadador Mansour había sido mameluco al igual que M. Jean, pero de los mamelucos del ejército francés. Estos últimos, como me explicó, se componían principalmente de coptos que, tras la retirada de la expedición de Egipto, habían seguido a nuestros soldados. Pero el pobre Mansour, como muchos de sus camaradas, fue arrojado al agua por el populacho al llegar a Marsella, a causa de haber apoyado al partido del emperador al regreso de los Borbones. Aunque, como un auténtico hijo del Nilo, consiguió salvarse a nado y ganar otro punto de la costa. La casa semiderruida del mameluco Nos fuimos a casa de aquel buen hombre, que vivía con su mujer en una casa espaciosa pero medio en ruinas. Los techos se venían abajo con grave amenaza para las cabezas de sus ocupantes. La marquetería desencajada de las ventanas se abría por todas partes como una cortina desgarrada. Restos de muebles y de harapos cubrían la antigua morada, en donde el polvo y el sol causaban una impresión tan melancólica como la que pueden producir la lluvia y el barro penetrantes en los más pobres reductos de nuestras ciudades. Se me encogió el corazón al pensar que la mayor parte de la población de El Cairo habitaba de ese modo en casas que hasta las ratas habían abandonado como poco seguras. Ni por un instante se me pasó la idea de dejar allí a la esclava, pero rogué al viejo copto y a su mujer que vinieran a mi casa. Les prometí tomarles a mi servicio; despediría a uno de mis sirvientes actuales. Por lo demás, una piastra y media, o cuarenta céntimos por cabeza y día, tampoco eran una gran prodigalidad. El poeta cheikh Aboud Khaled Una vez asegurada mi tranquilidad oponiendo, como los hábiles tiranos, una nación fiel a dos dudosos pueblos que habían podido aliarse en mi contra, no vi ninguna dificultad para irme a casa del cónsul. Su coche estaba esperando a la puerta, atiborrado de viandas, con dos janisarios (guardias de a caballo) para acompañarnos. Venía con nosotros, además del secretario de la legación diplomática, un personaje de severo aspecto vestido a la oriental, llamado cheikh Aboud Khaled, que el cónsul había invitado para que nos ilustrara con sus explicaciones. Hablaba italiano con fluidez y pasaba por ser un poeta de los más elegantes e instruidos en literatura árabe. “Es, me dijo el cónsul, un hombre anclado en el pasado. La reforma* le resulta odiosa, a pesar de que es difícil encontrar un espíritu más tolerante que el suyo. Pertenece a esa generación de filósofos árabes, podría decirse que volterianos, que en particular en Egipto, no fue hostil a la dominación francesa”. Le pregunté al cheikh si además de él había otros muchos poetas en El Cairo. -¡Qué le vamos a hacer!, repuso, ya no vivimos en aquellos tiempos en los que por un hermoso poema el soberano ordenaba llenar de cequíes la boca del poeta, tantos como pudiera contener. Hoy en día somos bocas inútiles. ¿Para qué serviría la poesía sino para entretener al populacho de las calles? – Y ¿por qué -dije- no podría ser el mismo pueblo un soberano generoso? – Es demasiado pobre, respondió el cheikh, y además su ignorancia es tal, que sólo aprecia los romances esbozados sin arte y sin preocuparse por la pureza del estilo. Basta con entretener a los parroquianos de un café con aventuras sangrientas o espeluznantes. Después, en el punto más interesante, el narrador se detiene y dice que no continuará la historia si no se le da cierta suma de dinero; pero deja el desenlace para el día siguiente, y así puede continuar durante semanas. – ¡Pero hombre! Le repuse, si es lo mismo que nos pasa a nosotros. *** Tanto el versiculado del texto en prosa de Nerval como los titulillos de los diferentes párrafos versiculados es un ensayo de presentación de fragmentos selectos, en el marco de la investigación sobre el arte de fragmentar textos, tan necesario hoy dadas las nuevas medidas espacio-temporales que marcan la velocidad de la transmisión de la información y el conocimiento. Es una manera que quiere ser Ocasión ante una nueva Necesidad, la de hacer leer a nuestros estudiantes piezas selectas y no aburrirlos con fárragos en otras ocasiones intragables sin necesidad. La traducción se basa en el texto de la excelente edición de Michel Jeanneret (París, 1980, GF-Flammarion).

Emilio Sola 18 febrero, 2012 26 agosto, 2016 coptos, El Cairo, mamelucos, Napoleón, Nerval
APÉNDICE DOCUMENTAL, doc. 7: Tratado de paz de junio de 1786 entre España y Argel

En preparación: demasiado extenso, buy cialis habrá que fragmentar.

Emilio Sola 2 marzo, 2012 2 marzo, 2012 Agel, España, tratado de paz
Jaime Contreras: a propósito de las tendencias al secularismo y el Mundo Árabe

Descripción / Resumen: Secularism Trends and the Arab World      Jaime Contreras Alcala University, hospital Spain Para los occidentales de hoy, for sale a diferencia de otras épocas, hospital el Islam es un vecino nuestro, cada vez más cercano. El espacio que ocupa hoy en el mundo es tan intenso que llega a constituir  una parte sustancial de nuestras propias vidas. En sus manifestaciones culturales y sociológicas la cultura islámica expresa y desarrolla unos sistemas de vida cotidiana cuyas raíces tienen una larga historia de más de 14 siglos. Esa historia ha producido una sociedad que hoy, en muchos de sus parámetros, se encuentra traspasada e influida  por muchos de los valores de los sistemas culturales de occidente… Por este enlace se puede acceder también al texto completo: http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2012/03/Jaime-Contreras-ponencia-Sidney-2012.pdf

Emilio Sola 14 febrero, 2012 2 octubre, 2014 confesionalismo, interculturalidad, poder, secularismo, sociedad
CRONOLOGÍAS Y ALGUNOS PERSONAJES

CRONOLOGÍA DE LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS EN LAS RELACIONES HISPANO-ARGELINAS DE 1700 A 1830 : 1691-1705: Dey de Argel Hadj Mustafá Bajá. 1700: Muerte de Carlos II, prescription nombrando heredero a Felipe V de Borbón. 1701: Guerra de Sucesión en España. Inicio del Reinado de Felipe V. 1701- 1708: Bey Mustafá de Máscara, online llamado el elBigotillo o Buchlagham. 1704: Sitio de Orán. 1708-1738: Bey Yucef de Orán y Máscara 1708-1718: Dey de Argel Ali Chauch Baja. 1708: Recuperación de Orán por el Bey Buchlagham. 1710: El dey Bagdache asesinado y reemplazado por Dali Ibrahim. Otra conspiración. Reemplazado por Ali Chaouch, cogiendo el título de Bajá, y rehusando la presencia de Charkan Brahim. 1710-1718: Dey de Argel Ali Chaouch (se murió en enero). Bajo su gobierno los argelinos han conocido muchos años de sequía, de hambre y de invasión de langostas. 1715-1718: Intentos de los trinitarios para fundar un hospital en Orán. 1716: 3 de febrero a las 2 h. de la mañana un fuerte terremoto que destruyó casi la mitad de la ciudad de Argel. 1716: 130 argelinos apresados por los siciliaños en un barco francés. 1718: Dey de Argel Mohamed ben Hasán Bajá. 1722: Octubre. El rey de Francia dio orden a sus cónsules en Gibraltar y Cádiz para el rescate de 27 argelinos, apresados en un barco francés por los holandeses y vendidos a los españoles. 1723-1724: Redención general de los cautivos. 1726: 10 de marzo. Real Cédula respecto al corso. Diciembre. Tartana francesa con 39 pasajeros argelinos ricamente cargada de mercancías, procedente de Tetuán con destino a Argel, fue apresada por dos galeras españolas y llevada a Cartagena. Gracias a la intervención francesa, la Corte de España devolvió dicha tartana con sus pasajeros y cargamento a sus dueños el 18 de enero de 1727 . 1732: 1 y 2 de julio, Ocupación de Orán y Marzalquivir por el conde Montemar. 21 de noviembre. El comandante general de Orán, D. Alvaro de Navia Ossorio Vigil, marqués de Santa Cruz de Marcenado, perdio la vida en un combate con las tropas del bey de Máscara fuera de Orán, con la pérdida de muchos soldados españoles. 1732: El 2 de octubre, muerte del dey Cur Addy Bajá (edad 88 años ), muy afectado por la pérdida de Orán. Sucedió como dey de Argel, su cuñado Baba Ibrahim. 1733: 9 de enero. Se crea el regimiento de infantería de Orán. 16 de julio. Captura del comandante general, el marqués de Villadarias, tras su desafortunada salida de la guarnición de Orán. Se perdieron en esa correría más de 800 soldados españoles. 1734: Se crea la compañía de los moros mogataces de Orán. Memoria del general Vallejo sobre el abandono de Orán. 1736: Rumores en Argel de que España y Francia estaban preparando una expedición para bombardear Argel. 1738- 1748: Bey Mustafá El ahmar de Máscara. 1736-1738: Gran actividad corsaria protagonizada por los tres famosos corsarios argelinos Isuf Rais, Cherif Rais y Ali Rais. 1740: Peste hasta 1742. Mucha mortalidad casi 200 personas diarias. 1745: Dey de Argel Ibrahim Kutchuk. Sublevacion de los Kuruglis en Tremecen contra el bey Yucef y gran represion en la ciudad. 1748-1751: Bey Gaïd ed deheb de Másacara. 1752: Bey Mohamed el yami llamado por los árabes Bey –eyeda. 1752- 1771: Bey Osman de Máscara. 1746/1759: Muerte de Felipe V e inicio del reinado de Fernando VI. 1754-1766: Dey de Argel Ali Memouli Baja. 1766-1791: Dey de Argel Mhamed ben Otmán Baja. 1759-1788: Muerte de Fernando VI e inicio del reinado de Carlos III. Empieza a gobernar en Argel Mohamed ben Othmán Baja. 1768-1769: Redencion general de los cautivos. 1770-1774: Mando del marqués de Tabalosos. Sus discursos sobre la conveniencia o inconveniencia de abandonar Orán y Marzalquivir. 1771- 1774: Bey Hasán de Máscara.Se refugió en Orán y luego se trasladó a Constantinopla. 1775-1776: Bey Ibrahim de Máscara.. Participó con su Jalifa Mohamed Lek’hal –el Negro, futuro bey – contra la expedición de Argel de 1775. 1775: Fracaso de la expedición española de O’Reilly. 1776-1779: Bey Hadj Jelil de Máscara. 1779-1798: Gobierno del bey de Máscara y de Orán de Mohamed el Kebir. 1783: Primer bombardeo de Argel por Antonio Barceló. 1784: Segundo bombardeo de Argel por Antonio Barceló. 1785: 16 de julio. Preliminares del Tratado de paz hispano -argelino. 1786: 14 de junio.Firma del Tratado de paz hispano -argelino de 1786. 1787: Febrero. Fundación del Consulado de España en Argel. Primer cónsul general español en Argel, Manuel de las Heras y viceconsul general de España en Argel, Miguel de Larrea. 1788-1808: Muerte de Carlos III e inicio del reinado de Carlos IV. 1789: Mayo. Ataque de Orán por las tropas del bey de Máscara. 1790: Octubre.Terremoto de Orán. Ataques de las tropas del bey de Máscara. Empiezan las gestiones de M. de Larrea con el Dey Mohamed ben Otmán Baja para la evacuacion de Orán y Marzalquivir. 1791-1797: Dey de Argel Hasán Pacha. 1790-1791: Nuevos ataques a Orán por el Bey Mohamed el Kébir. 12 de septiembre 1791: Firma de la Convención de la recuperación de Orán y Marzalquivir por el dey Hasán Baja. 1792: 27 de febrero: Evacuación de los españoles y entrada triunfal del bey Mohamed el Kebir en Orán y Marzalquivir. Primera compañia comercial española Campana instalada en Orán. 1798-1799: Bey de Orán, Osmán, hijo del bey Mohamed el Kebir. 1814-1833: Restauración de Fernando VII 1799- 1802: Bey interino de Orán, el kaïd Mustafá. 1802- 1805: Bey de Orán, Mustafá el Manzali. 1805-1807: Bey de Orán, Mohamed Mekalech, hijo de Mohamed el Kebir. 1807- 1812: Bey de Orán, Mohamed-el Requid, hemano de Mohamed el Kebir. Por su crueldad, le llamaron también Bu Kabus « el Hombre de la pistola », el bey mesluj (o bey despellejado). 1812-1817: Bei de Orán, Ali-Kara Baghli, kaïd de Tremcén y yerno de Mohamed el Kebir. Era el único bey que se se rodeaba de sabios y personas desinteresadas. 1817-1830: Último bey de Orán, Hasán.   CRONOLOGÍA DE OTROS HECHOS MÁS DESTACADOS EN EL MISMO PERÍODO (1700-1830) 1672-1727: Reinado de Muley Ismaïl en Marruecos. 1701: Guerra entre Marruecos y La Regencia de Argel. Gran derrota del ejército marroquí en el valle de Cherif (28 de abril de 1701). 1705-1735: Gobierno de Husein bey de Túnez, primero de la dinastía de los Huseini. 1705-1735 Gobierno de Husein bey de Túnez. Primero de la dinastía hereditaria de los Huseini. 1710: Reajuste político en la Regencia de Argel. El dey Baba Ali Chaouch obligó al pacha, representante del sultán turco a embarcarse y a volver a Constantinopla, declarando que los argelinos no recibirían en adelante pachas enviados por el Gran Señor y que solo querían que se les gobernara por un dey que ellos mismos eligieran. Así pues, el Sultán Ahmed elevó a este dey a la dignidad de Bajá. Este gran acontecimiento histórico significaría para Argel un paso adelante hacia su independencia. 1713-1714: Tratado de Utrecht y Rastadt y amputación territorial de España de su peñon de Gibraltar y la ocupación de la isla de Menorca por los ingleses. 1720: El 13 de mayo, el bey de Orán firmó la paz con el sultán de Marruecos. 1 de agosto, nombramiento de Antone Gabriel Durand como cónsul general de Francia en Argel. 1723: Febrero, terremoto en Argel. La mitad de la ciudad destruida. 1731-1735: 11 de junio, Mr. Lane es nombrado cónsul general de Francia en Argel. 1733: Primer Pacto de Familia con Francia. 1735-1756: Gobierno de Ali bey I de la Regencia de Túnez. 1735-1740: 6 de abril, nombramiento de Mr. Taitbut, cónsul general de Francia en Argel. 1741: Peste en Argel causando grandes estragos. 1740: Uno de los jebeques con 90 hombres, mandados por Mohamed Raís, apresado por una galera española, cerca del puerto de Tulón, ha sido devuelto a la Regencia de Argel, el 8 de mayo de 1742, tras la intervención de la Corte de Francia. 1738-1739: Carlos III, rey de Scilia y Nápoles. 1738: Redención de los de 176 cautivos potugueses. Segundo Pacto de Familia con Francia. Reinado de Muley Abd Alah en Marruecos. 1756-1759: Gobierno de Mohamed Bey de Túnez. Gobierno de Mohamed Baja, dey de la Regencia de Argel. 1759-1782: Gobierno de Ali Bey de Túnez. 1757-1790: Reinado de Sidi Mohamed Ibn Abd Alah en Marruecos. Se acercaba a Constantinopla sin romper con Argel y Túnez. 1759-1782: Ali Baja, bey de la Regencia deTúnez. 1767: Tratado de paz hispano -marroquí. 1774-1775: Contienda hispano -marroquí y el sitio de Melilla. 1776-1783: Francia y España luchan contra Inglaterra. 1780: Nuevo Convenio de paz hispano -marroquí. 1782: Tratado de Paz hispano -turco. 1782-1814: Gobierno de Hamuda bey de la Regencia de Túnez. 1783: Recuperación de Menorca por España. 1784: Tratado de paz entre España y la Regencia de Trípoli. 1789: Empieza la Revolucion francesa. 1790-1792: Reinado de Muley El Yazid en Marruecos. Firma del Tratado de paz entre España y la Regencia de Túnez. 1792-1822: Reinado de Muley Solimán en Marruecos. 1808-1814: Ocupación de España por Napoleón y guerra de independencia. 1814-1824: Gobierno de Mahmud Bey de la Regencia de Túnez. 1822-1859: Reinado de Muley Abd er Râhman en Marruecos. 1824-1825: Gobierno de Huseïn bey II de la Regencia de Túnez.   LOS COMANDANTES GENERALES O GOBERNADORES DE LAS DOS PLAZAS DE ORÁN Y MARZALQUIVIR ( 1697-179) ( A.H.N.M./ S.E./ L.2040. Extracto del “Catálogo histórico de los Generales y Gobernadores que ha havido en las plazas de Orán y Mazalquivir, con los sitios, salidas y sucesos más notables desde su primera conquista en 1505 hasta 1792”. Reproducido totalmente por Tomás García Figueras, al final de su obra Presencia de España en Bebería… op cit, pp 291-293, y traducido al francés por J.CAZANAVE, «Les gouverneurs d’Oran pendant l’occupation espagnole de cette ville (1509-1792), Revue Africaine, 71, 1930, pp. 257-299. – 14/O7/1697-31/05/1701: Comandante General D.Arias Gonzalo Dávila y Pacheco, marqués de Casasola. – 31/O5/1701-24/10/1704: Comandante General D. Juan Francisco Manrique Arana. – 21/10/1704- 07/09/1707: Comandante General D. Frey Carlos Garrafa. – 07/09/1707-21/01/1708: Comandante General D. Melchor de Avellaneda Sandoval y Rojas, marqués de Valdecañas. Abandono Orán y paso a España en una galera, partiendo de Marzalquivir el mismo día. – 16/07/1732-21/11/1732: Comandante General D. Alvaro de Navía Ossorio Vigil. Fue muerto el mismo año. Interino, el mariscal de Campo D. Bartolomé Ladrón de Guevara. – Mayo de 1733-16 /07/1733: Comandante General el marqués de Villadarías. Capturado por las tropas del bey de Máscara el dia 16 de julio de 1733. – 1733-1738: Comandante General D. José Vallejo. – 1738-1742: Comandante General D. José Basilio Aramburu. – 1742-1748: Comandante General D. Alejandro de la Mothe. – Febrero de 1749-Febrero de 1752: Comandante General D. Pedro Algain, marques de la Real Corona. – Marzo de 1752-25/03/1758: Comandante General D. Juan Antonio de Escoiquiz, en que falleció. – Mayo 1758-1765: Comandante General, el teniente D. Juan Martín Zermeño. En abril-mayo de 1761 y durante el tiempo de su ausencia, se mandó como interiono a Carlos Vanderbock. – 02/06/1765-01/08/1767: Comandante General D.Cristobal de Córdoba. Mientras llegó el sucesor, mandó interinamente el Gobernador D. Cant Prevost. – 08/10/1767-17/09/1770: Comandante General D. Victorio Alcóndolo Bolognino Visconti, conde de Bolognini. – 18/09/1770- Mayo de 1774: Comandante General D. Eugenio Hurtado Saavedra y Martinez de Lerma. Después, marqués de Tabalosos. Estuvo encargado del mando interinamente el Gobernador D. Narciso Vásquez, desde mayo 1774 hasta noviembre de 1774. – 17/09/1774-3/08/1776: Comandante General D.Pedro Martín Zermeño. En el intermedio mientras llego el sucesor, mando el referido Gobernador D. Narciso Vásquez. – 13/09/1776-26/03/1779 : Comandante General interino D. LuÍs Antonio Carbajal. Por estar enfermo, y mientras llegó su sucesor, tomó el mando interinamente el Teniente General Josef Pérez Brito. – 18/06/1779-27/09/1784: Comandante General D. Pedro Guelfi. – 28/09/1784-09/04/1788: Comandante General D. Luís de las Casas. Fue nombrado por el rey Calos III Capitán General de la Isla de Cuba, de Luciana y Floridas. – 09/04/1788-28/09/1788: General interino D.Juan Gil, Coronel del Regimiento de Infanteria de Galicia. – 28 /09/1788-marzo 1789: Comandante General, el duque D. Dionisio, Caballero de la Orden de Santiago. – 04/03/1790-10/10/1790: Interino D. Basilio Gascón, Teniente del Regimiento de Infanteria de Asturias. Continuó en este mando manteniendo reciproca corrrespondancia con el Bey de Mascara Sidi Mohamed el Kebir. Falleció durante el terremoto de Orán de 9 de octubre de 1790. – O9/10/ 1790- 15/10/1790: el Conde de Cumbre Hermosa, Coronel de Regimiento de Navarra, se hallaba de guarnición en Orán, después de la muerte de B. Gascón. – 15/10/1790- 12/02/1792: Comandante General Interino, el Mariscal del Campo D. Juan Antonio Courten, que ejerció el mando hasta la evacuación de las dos plazas de Orán y Marzalquivir.   LOS SECRETARIOS DE ESTADO DE LA CORTE ESPAÑOLA (1700-1830): 1713-1717: El cardenal Alberoni. Su política se caracteriza por el revisionismo y rebeldía contra los tratados de Utrecht. 1717-1728: El barón de Ripperdá. Política revisionista también. 1728-1746: José Patiño. Se caracteriza por su realismo político. Sentó las bases para el logro de las reivindicaciones mediterráneas. 1746-1754: José de Carvajal y Lancáster. Sistema de neutralidad en política exterior. 1754-1759: Ricardo Wal (de origen irlandés). Misma política de neutralidad. 1759-1766: Marqués de Esquilache. Su gobierno se caracteriza por una política reformista que desembocaría en el llamado Motín de Esquilache, motivado por la oposición reaccionaria de la aristocracia y alto clero. 1766-1776: El marqués de Grimadi. El conde de Floridablanca o José de Moñino. 1792-1792: El conde de Aranda. En 1766, fue nombrado presidente del Consejo de Castilla. 1792-1800 : Manuel Godoy y Alvarez de Faria, o duque de la Alcudia, llamado también Príncipe de la Paz. 1800-1801: M. Juis Urquijo. 1801-1808: Pedro Ceballos. 1809-1809: Martín de Garay. 1809-1810: Eusebio de Barday y Azara. 1810-1812: Ignacio de la Pozuela. 1812-1814: Antonio Manuel Caño, José Luyanda y el duque San Carlos. 1814-1816: Pedro Ceballos. 1816-1818: José Pizarro. 1818-1819: Marqués de Casa Trujo. 1819-1820: Evaristo Pérez de Castro. 1820-1821: Duque de San Fernando y de Quiroga. 1821-1826: Eusebio de Baxi. 1827-1830: Manuel González Salmón.

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