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LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVI: los moriscos, la Inquisición, los judeo-conversos.

NOTAS DE DOMINGUEZ ORTIZ SOBRE EXTRANJEROS, ESCLAVOS, GITANOS. Extranjeros… con RR.CC. pocos… mercaderes genoveses en Andalucía… franceses, flamencos, alemanes… artistas, industriales y mercaderes… Ruta Jacobea… vagabundos y mendigos. Con Carlos V… aumento. -Protestas Cortes 1548-1551… Carlos: dejar las cosas como están. -Técnicos de todo tipo, alemanes, flamencos e italianos. -Mercaderes y financieros. -Nacionalizaciones… genoveses: Espínolas, Centuriones… -XVII… fuerte inmigración francesa a Cataluña y Aragón sin moriscos. Esclavos… Baja Edad Media, bastantes, tras peste negra. -Valencia… gran mercado (Vicenta Cortés…) -Castilla… RRCC… Andalucia, muchos. -Guerra Cristianismo/Islam… infieles… guerra de Granada… 1500 y 1568-1569. -Mundo colonial. -2ª mitad XVI… +/- 50.000, blancos (berberiscos y turcos) y negros. -1565… Sevilla… 6.327… 6% de su población… En todo el obispado, 14.670… Máxima densidad, Ayamonte / Sevilla / Cádiz. Gitanos… documentado desde Enrique IV… “Egipcianos”… probable de Oriente, + marginales. -Literatura, Lope de Rueda, Gil Vicente, Cervantes… -Sin control… ni matrimonios ni bautismos, marginales… mendicidad femenina y buenaventura… Herradores, esquiladores, tratantes… -Hasta el XVIII… igual, sin control LA CUESTION MORISCA. “Mudéjares”… “Moriscos”… tras 1492. -Tras 1525… “cesa oficialmente de existir la religión mahometana en España” (D.O., La E. de los A., p. 182.) -1526… Carlos V en Granada… mitigó su situación… suspende por 40 años la prohibición de usar lengua, trajes, baños, bailes y costumbres. -Seguían “a su aire”… Testimonios: bautismo… luego lavar al niño… Misa: poca atención… Confesión, mentiras, etc. -En 1566… se deniega la renovación del edicto de gracia de Carlos V… guerra de las Alpujarras, 1568-1570. -Dispersión… Vincent… unos 80.000… Castilla y Baja Andalucia… imposible asimilación, marginación… cohesión… agrupamiento. -Braudel… “varios problemas moriscos”… diferencias regionales. -Fundamentalmente rurales… comunidades urbanas: Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Murcia… -En el norte, apenas hay. -Aragón… Cataluña, sólo unos 5.000 en Tortosa… Aragón: 64.000… labradores de regadío, Ebro, Jalón y Jiloca… Valencia… 135.000… 1/3 del total… en tierras de señoría, protección y explotación… labradores… huertas de Gandía y secano. Expulsión… 1609… unos 300.000 “En el contexto histórico de la época, el problema morisco tenía muy difícil solución, y si la de expulsarlos fue cruel, también puso fin a una larga cadena de injusticias y humillaciones” (D.O., p. 187). LOS MORISCOS. DEMOGRAFIA MORISCA… Lapeyre, Geografía de la España morisca, 1959… partida +/-. Principios XVII: +/- 300.000 -Valencia… 135.000 -Aragón… 61.000 -Cataluña… 5.000 (Carnek Biarnés y Biarnés, 1981… 8.000.) -Castilla… 45.000 (Domínguez Ortiz… 115.000). -Murcia… 16.000 -Andalucía… 30.000 -Granada… 3.000 -Canarias… 1.000. (Domínguez Ortiz… 2.000) -Total…………. 275.000 máxima. (Domínguez Ortiz lo eleva a 320.000 hs.) Fundamental la regionalización: Valencia… 1572… +/- 85.000, 29% del total. 1602… 111.000 hs. 1609… 140.000 máximo, 30,3 % . -Del medio rural fundamentalmente y -En tierras de soñorío sobre todo. -Ciudades… Castellón, Alcira, Játiva, Valencia. Aragón… 1495… unos 50.000 mudéjares. 1575… +/- 48.000 hs. 1609… +/- 63.500 hs… 21 %. -Pocos en zonas montañosas. -A lo largo del Ebro y afluentes derecha, Jalón, Huerva -Barrios moriscos en Zaragoza, Teruel, Albarracín, Calatayud. Cataluña… +/- 8.000, sobre todo en Tarragona (Tortosa). Granada… (1968, F. Ruíz Martín, “Movimientos demográficos y económicos en el Reino de Granada, 2ª 1/2 XVI, en Anuario de Historia Económica y social) -Población total… 1561… 274.000 hs. 1587… 200.000 hs. 1597… 213.000 hs. -En 1568… cristianos… 155.000… moriscos… 120.000 … 43 %. La más densa minoría en España. -Domínguez Ortiz/Vincent… en vísperas de la expulsión: De 275.000 has totales, 125.000 cristianos y 150.000 moriscos… mayoritarios. -Desigualdad regional… sobre todo en el campo, salvo en Baza, Guadix, Almería y Motril… 30-40% … y Granada, +/- la mitad. -Campesino libre… de señorío, sólo el 11/12 %. Castilla… (1969… Ladero, Los mudéjares de Castilla en tiempo de Isabel I)… 1497-1502… ´mudéjares (tras 1501 moriscos)… unos 20.000 en Castilla, Extremadura, Murcia y Andalucía Occidental más Valle de Ricote. -sobre todo en ciudades… Morería. -En vías de asimilación en 1568-1570. -Tras expulsión de Granada… fin XVI… 100.000 1609… 120.000… importante. Canarias… +/- 2.000 seudo moriscos… esclavos sobre todo. COMO MINIMOS… (Domínguez Ortiz/ Vincent) -Valencia… 1568/70… 85.000 (1572) 1609… 135.000. -Aragón… … 48.713 (1575) … 61.000 -Cataluña… … 7.000 (estimado) … 8.000 -Castilla… … 30.000 (estimado) … 115.000 -Granada… … 150.000 (1569). LEYENDA DE FECUNDIDAD … (Bleda, Fonseca)… -ni clérigos -ni armas -ni América. -1565-1572.. a 1609 (Lapeyre) cristianos, +44,7 % moriscos, +69,7 %…. Valencia: crecimiento fuerte: natalidad. Estancamiento +/- resto de España. Nupcialidad de las moriscas… James Casey… parece normal… 18 años moriscas, 20 años cristianas. Benasar… Valladolid… 20 años cristians. Europa, 25-26 años. General España (Chaunu, en la Esp. de C.V) más en moriscas que en cristianas. Movilidad -Grandes huidas … 1502-1512 Granada 1526-1535 Valencia, luego recuperación y 1560-1570 Valencia otra vez. -Tras 1570… Granadinos… fuera del Mediterráneo… movilidad y desarraigo… -A Berberia… flujo constante… confiscación de bienes. POSIBILIDAD… Vincent… posible asimilación mayor de la pensada y cifra de 350.000 +/-. SITUACION SOCIOECONOMICA… -Predominio del sector primario… agricultura, no pescador (¿a pesar de Caxetta?) ni pastor. -Sector secundario artesano… importante, mal estructurado. -Sector terciario…pequeño comercio y transporte (arriero novio de Maritornes, pariente de Cide Amete Benengeli). Agricultura… leyenda de laboriosidad, en Bleda… En Aznar: holgazanes… oficios de poco trabajo. -Hortelano… regadío… Aragón: apenas fuera de las vegas. Valencia… huertas de Oliva y Gandí resto, cristianos. Halpering-donghi… Valencia: -guardas y vigilantes, braceros más baratos que los cristianos… (odio cristianos… Germanías: Gª Cárcel) -Arroz…paludismo… decadencia tras los moriscos. -caña de azúcar -cría gusano de seda, como en Granada… decae tras moriscos. Castilla…poco regadío… (Ponsot, 1971, “Les morisques, la culture du blé et le problème de la decadence de l’agriculture espagnole aux XVIIe siècle” (en Melanges Casa Velázquez)… pequeña minoría en la masa de braceros castellanos… Andalucía Occidental… pocos braceros moriscos… -García Arenal para Cuenca… 1597… 22 braceros y jornmaleros, 11 hortelanos, 8 labradores de secano. -Campesino típico… arrendatario o pequeño propietario. Extremadura… labradores de secano, cuando podían… huerta. ARTESANOS … “tantos o más que los cristianos viejos” (Dez. Ortiz)… a pesar de la fama de agricultores.. -Tras 1570… más artesanos… los granadinos no pudieron adquirir tierras… piel, madera, hierro, cerámica… -Peticiones de Cortes y Ordenanzas gremiales… abundantes… prohibiciones a moriscos ser maestros, o incluso aprendices y oficiales. -Limpieza de sangre / limpieza de oficios… mucho en Sevilla y Valencia. PEQUEÑO COMERCIO Y TRANSPORTES. -La arriería… (González de Cellorigo… “Memorial de la política necesaria y útil restauración de la república de España”, 1600)… para sustraerse a la vigilancia de los cristianos y la Inquisición. PROGRESIVA DEGRADACION CULTURAL… -Bajo nivel cultural… (Consuelo López Morillas, USA., copistas y escribanos moriscos… analfabetismo, 72 % en hombres, 100 % en las mujeres. -Médicos, escribanos, boticarios… pequeña burguesía intelectual… cada vez menos: 1 restricciones en Ordenanzas profesionales, 2 Eco de restricciones en las Cortes. -Mediciana… hacia curandería… (Gª Ballester, “Lso moriscos y la medicina, 1984)… medicina mora … galenismo arabizado… tiende hacia prácticass empíricas y creenciales (curanderismo)… degradación por lo tanto. CAPACIDAD ECONÓMICA… -Inventario de bienes moriscos… (Martínez Ruíz para Granada, García Arenal para Cuenca, Cabrillana para Almería…)… -“No eran en conjunto una población miserable” (Domínguez O.) -Aragón y Valencia… los campesinos, los más deprimidos… algunos prestan dinero a cristianos. -Mejor los que siguen: -Granada… minoría rica, clase media rural y artesana. -Córdoba… (Aranda Doncel)… censo de bienes…minoría acomodada granadina. -Mudéjares castellanos, +/- bien. (Cabrillana…)… capacidad económica… envidia del cristiano viejo. RASGOS CULTURALES: -Relativa asimiliación de los mudéjares y morerías. -Tras 1501… problema morisco… 1502: en Castilla, conversión o exilio. -Teóricamente cristianos, islámicos en secreto. -Trajes, usos rituales, costumbres alimenticias (alcuzcuz), gestos: sentarse en el suelo… -Cardaillac: moriscos y cristianos… “Los menores hechos y gestos que no concuerdan con los usos y costumbres de la comunidad cristiana”… islamismo. -Epalza, 1983… el problema morisco visto desde las aljamas mudéjares… son ante todo musulmanes… Aljama: no conocemos bien el asunto… opresión del poder político cristiano… Alcaide / justicia / jurados / síndico… -R.P. Pérez de Tudela… “la morería de Játiva (1519-29)”… Aljama, similar a municipio cristiano… “defensa de la población que significa el arrabal”. -Leila Sabbagh… “La religión des Moriscos entre deux fatwas”… 1848… Ahmed ben Yahia al.Wancharichi… los musulmanes deben emigrar… quedarse es pecado… -1563 (copia de 1563)… teólogo oranés de Almagro, el Mufti Al-maghrawi… la TAKIYA (o disimulación +/-)… el Islam morisco, el de los Al-Ghuraba, similar a extranjeros o musulmanes en minoría… basta el Corán para ir al Cielo. -Bernard Vincent… “Les morisques et les prénoms crétiens… 2 nombres, uno público cristiano y otro secreto moro. ASIMILACION / ACULTURACION… -El rechazo asimilación cristiano / morisco, mutuo. -Aculturación… medidas no asimilatorias -Agustín Redondo…el primer plan de asimilación de los moriscos granadinos, el del Dr. Carvajal en 1526… En “Antonio de Guevara (1480?-1545) et l’Espagne de son temps”, Finebra, 1976… sobre conversión de moriscos grandinos. -Estancia de Carlos V en Granada en 1526. Castigo y benevolencia. -R. Benítez Sánchez-Blanco: -Un plan de aculturación de los moriscos valencianos: las ordinacions de Ramírez de Haro (1540). -“Proyectos de aculturación y resistencia morisca en Valencia de Tomás de Villanueva a Juan de Ribera”… 1554-1555… 1559-1568… no “asimilar”… “aculturación”… ni Felipe II ni los cristianos viejos quieren integración completa. -García Cárcel… Estudio crítico del Catecismo de Ribera-Ayala… 1566… Ayala: bilingüe. 1559: Prólogo de Ribera (1569-1611). EVOLUCIÓN: Antes 1500…. Cisneros, quema de libros… conversiones y 1501… rebelión y pragmática… conversión… (plan Orán, artículo mío Zafra/Belhach +/-. -1500-1568: Valencia… 1520-22… Germanías… conversiones forzosas (Gª Cárcel y Ciscar)… 1525… conversión o exilio. Los conversos… garantía durante 40 años frente a la Inquisición. 1526… Edicto conversión moros de Aragón. 1567… Pragmática prohibiendo a los moriscos sus costumbres y lengua árabe. 1568-70… guerra de Granada. TENSION LETRADO/SEÑOR en Granada… Base, Diego Hurtado de Mendoza… patente en guerra de Granada (Joseph Perez). I Marqués de Mondéjar… muerto en 1512. II M. de Mondéjar Luis Hurtado de Mendoza… 1535 a Túnez… renunca a la Capitanía General… Canciller Deza. III su hijo Iñigo de Mendoza 1566. Carlos V… informe sobre los moriscos… cambia “letrados” de la Chancillería de Granada. Felipe II… tendencia… poder a “letrados”… Granada… a Derecho común… inexperiencia: represión, bandidismo, etc. Caro Baroja… “Los burócratas”: Deza… tridentino / Mendoza… renacentista. Chancillería, 1505… -Clero y moriscos… planes de conversión… fracaso: problema del clero, +/-. -Inquisición… con Chancillería en Granada… despojo morisco. Jaime Contreras… más de 11.000 causas. 1560-1609: 31,6% causas moriscos… En Zaragoza, más… 60%… En Valencia, 73%. Tras guerra Alpujarras… “Conspiración”… “represión brutal”… fracaso intento asimilación. “La minoría morisca es un fracaso para el Santo Oficio, la única minoría religiosa que no pudo desarraigar. Es la frustración de quien vence sin convencer”. -Tormento… 1 vez… con moriscos, más. MORISCOS Y POLITICA MEDITERRANEA… (Braudel, Reglá, Gª Mart.) Ese contexto, sobre todo tras 1570. -A partir de los años 50, los moriscos vistos como “quintacolumnistas” de turcos y berberiscos. -Complejidad de la frontera “líquida” (Gª Martínez). -Tras 1570… agudizado. -Sobre conexión de moriscos con turcos… Cabanelas (1957), J.T.Monroe (1966), Andrews C. Hess (1968), Temimi (1975)… -Conquista de Túnez y la Goleta por turcos en 1574… alegría (Dedieu para Daimiel, muchya documentación en procesos). -Profecías… Alejandro Castellano de Calanda, 1582… de Turquía: busca ´niño líder… desporporcionado, 6 dedos (evocación de “Terra Nostra” de Carlos Fuentes). -Profecías, alguacías o jarores (Cardaillac), Zacarías de Granada, 1569. -Abdelhalim Temimi… le gouvernement Ottoman face au problème morisque… “firman” otomano a la población andaluza de 16/abril/1570… armas paraq 100.000… desde Argel en flota… 20.000 armas ya… -Temimi… Islam unificador… tolerancia Estambul frente a intolerancia en España. -La barca de Pedro Mansilla (años 60?) -Pasados a Berbería y corso… Chantal de la Veronne… canges de cautivos en Orán 1/2 del XVI… moriscos en Argel. -Los hornacheros en Salé hasta 1/2 del XVII. TRAS 1570… radicalización. -Cardaillac… atracción… franceses, protestantes, moriscos… aragoneses y protestantes del Bearne… emisarios moriscos desde 1570… “luego iremos a España y daremos con esa tierra y cobraremos a Navarra”… 1575… ayuda militar a moriscos a cambio de 10/12.000 escudos… 1582: detención en Valencia del morisco Zamarrudillo… red clandestina Aragón/ Castilla/ Bearne/ Africa del Norte. Jaime Contreras… moriscos y protestantes y tráfico de caballos pirenaico. Tras 1580… Reglá… problema morisco y problema francés. Años 80… grave bandolerismo valenciano… endémico. Igual gandolerismo aragonés…(Gregorio Colás Latorre, José Antonio Salas Ausens, Aragón edn el siglo XVI. Alteraciones sociales y conflictos políticos… epílogo: años 80: enfrentamientos montañeses y moriscos. -Moriscos de Codo… asesinato montañeses… Lupercio Latrás… saqueos de Codo, Sástago y Pina… Miguel Juan Barbier… años 90: Antonio Pérez… contar con colaboración morisca. EXPULSION: A FINES DE 1607… AÚN NO SE PIENSA EN EXPULSIÓN -30-enero-1608… Consejo de Estado… expulsión -Consejeros… cambian de voto, como Lerma… -Memorial de Ribera… hombres a Berbería, viejos y mujeres… útiles, a galeras… Niños, con cristianos viejos…A señores de vasallos… compensaciones con bienes muebles y raices… se salva el escollo del interés. -Sólo para Valencia… un año después, expulsión. -Conjura en Valencia… Jacobo I de Inglaterra (Isabel, +1603): documentos sobre moriscos valencianos… obsesión por seguridad, favor. -Junta noviembre 1608-marzo 1609… por encima de parecer teológico… traiciones y perdición de España… expulsión. ESPAÑA SIN PROBLEMA MORISCO. Consecuencias expulsión… Hamilton, por est. de precios… irrelevante… Lapeyre, lo contrario… 300.000 expulsados… 4% de la población española. Regionalización: -Castilla… quejas de falta de gente y pecheros en muchos municipios… disminución de diezmos. -Sevilla… 7.000 personas… 8% población. -Murcia… quejas en Cortes… 1.000 casas perdidas… 8/10.000 valencianos a la seda que ya no van. -Granada… descenso mayor en Almería que en Málaga… a pesar de la repoblación (Vincent)… explotación, piratas en la costa, mnonfíes… muchos abandonan- -Aragón… “40 Km. al sur del Ebro”, ruina (Lapeyre)… Muy afectadas las zonas agrícolas de regadio… Señores: muy afectados… algunos resarcidos con valimientos en la Corte… Lacarra… agudizó el proceso de decadencia. -Valencia… 1/3 de la población. Ribera… repercusiones serán terribles. Inquisición: fue indemnizada Quiebra de la Taula Valenciana en 1613. Mucho a los señores… algunas compensaciones. Ciscar Pallarés… “Si no una catástrofe, sí un contratiempo muy serio”. Resumen Domínguez Ortiz… “Nulas para las regiones septentrionales; apreciables pero limitadas a ciertas comarcas y capitales, en el resto de Castilla; despreciables para Cataluña, severas para Aragón y de notable intensidad para el Reino de Valencia” (233, ¿los moriscos?). LOS QUE SE QUEDAN: No muchos… -esclavos, hasta voluntarios. -Avales o certificados de cristiandad: “ejecutorias”. -Obispo de Tortosa… se quedaron o volvieron. -Ricote… a lo largo del tiempo vuelven. -Almería… asimilación y proteccdfión de cristianos: niños adoptados… -Cabrillana… relación semiservil, similar a encomienda indiana… Antonio Garrido Aranda: “Moriscos e indios”, 1980. -Los que vuelven, “Ricote”… Doc. García Arenal… Minas Almadén… Gacis: berberiscos conversos… pocos -En Europa: Francia, paso a Italia y Berbería. Muerte de Enrique IV en mayo 1610… se relacionó. Doc. Garcia Arenal… Livorno… campo, pero no: artesanos, etc. Luce López Baralt y Awilda Irizarry… “Dos itinerarios de los moriscos en el siglo XVI” (hom. a Galmés)… Francia-Italia: con precios, moneda, etc. Berbería… trabajos de Epalza y tunecinos… Zbiss (agricultura morisca en Túnez)… Chantal de la Verone para Orán y Tánger… Gafsi, Epalza etc. o cit. por Denise Brahimi… Padre Silvestre… Libro de los host¡pitales de Argel, q690… semi-inédito (sin ed. crít.)… sequía 1614… circuncisión colectiva en Argel a moriscos españoles. HISTORIOGRAFIA MORISCA Y MORISCOLOGÍA (último libro de Epalza en Mafre). 1 Historiografía del XVI-XVII… obsesión con condición social y religiosa. 2 XIX… ataques o defensas a la política social y religiosa. -enfrentamiento racial similar a enfrentamiento mediterráneo entre dos culturas. -más realista sobre consecuencias de la expulsión de 1609. 3 XX… Auge historiografía morisca… cristianismo nuevo diseccionado… literatura, religión, formas de vida… civilización islámica en retroceso. Cronistas de la guerra de Alpujarras, no expulsionistas: -Diego Hurtado de Mendoza Luis del Mármol Ginés Pérez de Hita. Martín González de Cellorigo… 1597… primer autor que se plantea la expulsión : “Memorial a Felipe II”, B.Nal. V.E. 50/9. Tratadistas… obras posteriores a 1609… justificaci´çon de la expulsión… panegiristas… moriscos, peligro constante… cuerpo extraño rebelde… contra seguridad e integridad del país… medida justa, de utilidad pública y apoyada por el país… al menos, inevitable. -Joaquín Bleda, 1610 y 1618… dominico, relación con Ribera… odio irracional. -Damián Fonseca… 1611… “Justa expulsión”, Bulas, discursos y cartas… útiles. -Pedro Aznar de Cardona… aragonés… 1610… docum. de Simancas. -Marcos de Guadalajara… “Perdición y destierro de los moriscos”, ms…. popular… prodigios y fenómenos extraordinarios. Borbones… silencio del XVIII XIX… Desde Florencio Janer y Pascual Bonnet Barrachina… culminación de la unidad política y religiosa… cuestión racial: hasta Reglá… no racial, sino cultural. Hasta Henry C. Lea… “The Moriscos of Spanish”, 1901… procesos Inqusición de A.H.N…. próximo al pensamiento de la historiografía actual. —————————- ALGO SOBRE LA INQUISICIÓN PARA IR REMATANDO FAENA… Esto parece un folletón. Puede servir el libro de B. Bennassar y otros, Inquisición Española: poder político y control social, Barcelona, 1981, Crítica. -La Inquisición… “Prodigioso instrumento de control social al servicio del Estado monárquico” (p. 12). (Bennassar, en Los españoles, Barcelona, 1975… usa documentos de Inquisición sobre campesinos y clases bajas urbanas). Bennassar… quienes más saben en en el mundo de Inquisición actualmente: -Ricardo García Cárcel… estudió los papeles del tribunal de Valencia… Orígenes de la Inquisición española. El tribunal de Valencia, 1478-1530, Barcelona, 1976, Península, y Herejía y sociedad en el siglo XVI. Laq Inquisición en Valencia, 1530-1609, Barcelona, 1980, Península. -Jaime Contreras… tribunal de Galicia -Gustav Henningsen (director del museo de folklore danés)… trabaja con Contreras con ordenador… series de “relaciones de cuasas”… resúmenes de procesos… “El banco de datos del Santo Oficio”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CLXXIV, 1977, pp. 547-570… “Las actas de los procesos, según la naturaleza del delito, más bien nos recuerdan historiales médicos de una clínica psiquiátrica; a las notas de un psicólogo sobre las charlas con sus pacientes; a los detallados análisis de un sexólogo sobre comportamiento sexual anómalo; a las ‘field notes’ de un antropólogo para retratar a un curandero y su clientela; a los ‘case studies’ del sociólogo sobre normas y valores sociales tal como se reflejan en la charla cotidiana del pueblo en distintos niveles sociales; a los análisis fenomenológicos que el historiador de religiones hace de la fe y los ritos de judíos o mahometanos; a la descripción de un historiador de la Iglesia de la vida de las comunidades luteranas, calvinistas o hugonotes; o al esfuerzo de un historiador de la literatura por interpretar la obra de un poeta y relacionarla con la personalidad de éste o con las tendencias espirituales de la época…” (Benn. p. 10). -Jean-Pierre Dedieu… trabaja sobre Inquisición de Toledo. Clásicos… Juan Antonio Llorente, Historia crítica de la Inquisición española (París, 1817), en Hiperión, 4 vols., Madrid, 1980 o la ya citada obra de Henry charles Lea de 1905-1907, en 4 vols. RESUMEN de Bennassar, +/- … la Inquisición, “pecado contra el espíritu”, lo mismo que ella perseguía. -Ocupación total del territorio… la red de informadores y colaboradores… al menos dos siglos: control. -Tribunal de justicia “difícil de engañar” (p.338). Minuciosa “que torturó muy poco” (337), “respetó las normal legales” (337) y que “después de un cuarto de siglo de rigor atroz, no condenó casi a la pena capital y disminuyó con prudencia el castigo terrible de las galeras” (337), “preocupada por educar” (337), “que reprende y aconseja” (338). -“Creada para prohibir una creencia y un culto” (338). -“Exponente de una sociedad” (338), “expresión de la hostilidad del pueblo cristiano viejo contra judaizantes y musulmanes” (339) -(Uno se puede preguntar: ¿los azuza alguien?) – Tras eliminar o asimilar a los conversos y tener bajo vigilancia a los moriscos, -la Inquisición “se apoderó del pueblo cristiano viejo para moldearlo según sus ideales definidos y las reglas establecidas por el Concilio de Trento” (339). – Homogeneización… caza de libros, de clérigos audaces, de estudiantes vagabundos… -“Hizo de España por mucho tiempo… el reino del conformismo… intelectual” (339), -“Sofocó a una burguesía española creadora de ideas y de riquezas” (339). -“Secó las fuentes vivas de la investigación y de la especulación teórica” (340). -“Sustituyó la reflexión, la meditación religiosa, por la afirmación” (340). -Siglo de Oro… belleza formal o plástica… incluso los más profundos, Cervantes y Calderón… “no discuten, al menos explícitamente, el orden del mundo” (340). -“Ausente del movimiento científico y filosófico del siglo XVII”, de las “aplicaciones” del siglo XVIII (340). -Desaparición de la idea misma de libertad religiosa. -Drama de la “relación orgánica entre el Estado y la Iglesia” (341), “el Estado y una ideología única” (341)… “viejo sueño… de Leviatán” (341). CRISTIANOS NUEVOS O JUDEO-CONVERSOS… unas notas de Domínguez Ortiz en La E. de los A. -Moriscos… labradores -Judeoconversos… burguesía urbana. -Moriscos… no aceptan el cristianismo. -Judeoconversos… lo aceptan. -Moriscos… no integración -Judeoconversos… voluntad de integración “No querían seguir siendo ellos, sino hacer olvidar su origen y fundirse con el resto de la nación. Esta fue la actitud de la mayoría, y los que persistieron en el criptojudaismo acabaron en las cárceles de la Inquisición o en el exilio” (Dom. Or. p. 187). –RRCC. … liberales, +/-. –Carlos V… “alumbrados”, “Comunidades”… +/- cristianos nuevos. –Felipe II… hostil. NUMERO… un embajador veneciano … 1/3 de las ciudades… –Con los RRCC… unos 300.000… matrimonios mixtos… hacia cristiano viejo. –1/2 del XVI… arzobispo de Toledo, Silicio… pobre y cristiano viejo… “limpieza de sangre”. -Actitud defensiva del cristiano viejo… frente a minoría agresiva, inteligente, ambiciosa, con espíritu de grupo… reproche de apoyio mutuo frecuente. -“Estatuto de limpieza de sangre”… mal visto en el extranjero y en Roma…Contra moriscos… más tolerancia. -“Una gota de sangre” judía… contamina toda descendencia… matiz racista. -Más que de derecho común, fue normativa de algunas instituciones… (Sólo pocas normas sobre penitenciados de Inquisición y descendientes inmediatos de conversos)… -“Obsesión nacional”… -Ordenes Militares -Colegios Mayores Algún gremio Algún municipio Vizcaya y Guipuzcoa Muchas cofradías y hermandades Algunos cabildos … a veces Cabildo sí y obispo no. Los jerónimos Los jesuítas… al principio, Diego Laínez, general de la orden, cristiano nuevo… Fin XVI, sí. -En Universidad no, pero sí en Colegio Mayor… cristiano viejo… cada vez más altos cargos burocráticos. (evocación de cristiano nuevo del Marcos de Obregón de Espinel) Profesiones características… Pequeño y gran comercio Finanza pública y privada… mayordomos, administradores. Industria textil y confección Imprenta, platería Escribanos, médicos… muchos… (Villalobos, médico de RRCC… Acosta, Laguna…) Farmacia Clero… bien pagado Intelectuales… Vives, Vitoria, Fray Luis, S. Juan, Sta. Teresa… -“Todos oficios de haraganes”… pero más de inteligencia que de trabajo físico. -Migraciones a Amsterdam, Livorno y Hamburgo. -Tendencia al abandono de profesiones típicas… financieras… Burgos… decadencia mercantil… tierras y religión. -Los “marranos” portugueses… tras 1580… muchos… Felipe III, indulto… Olivares, apoyo…. Luego, reacción en contra. (1978… V Centenario de la Inquisición… Hª Moderna de la Autónoma de Madrid… Joaquín Pérez Villanueva y Escandell Bonet…)

Emilio Sola 7 noviembre, 2013 8 octubre, 2014 antropología, cristianos nuevos, inquisición, judeoconversos, marginados, minorías, moriscos, sociedad
Historia de un desencuentro: Capítulo 10

CAPÍTULO X.   1. LA EXPEDICIÓN DE SEBASTIÁN VIZCAÍNO.   El 27 de octubre de 1610 llegaba a Matachel, patient en la costa mexicana del Pacífico, salve la nave San Buenaventura y en ella Rodrigo de Vivero y el franciscano Alonso Muñoz, este último en calidad de embajador de los Tokugawa ante el virrey de México y el rey de España; viajaba también en la expedición un grupo de japoneses, a su cabeza Tanaka Shosuke y Shuya Ryusay.   Las cartas de que era portador Alonso Sánchez –de idéntico contenido, para el virrey y para el duque de Lerma– eran las que el también franciscano Luis Sotelo había negociado en enero en Suruga y más tarde Rodrigo de Vivero había recogido en su segundo viaje a la corte Tokugawa; Luis Sotelo dejó testimonio minucioso de la preparación de esas cartas, cuyos originales están en el Archivo de Indias de Sevilla muy bien conservados, dos documentos de gran belleza. Y en ellos, la petición formal de relaciones comerciales entre Japón y la Nueva España.   La recepción de la embajada en México debió ser brillante; Tanaka Shosuke pasó a ser conocido como Francisco de Velasco, que hace pensar en un solemne bautismo bajo el patrocinio del virrey[1]. Rodrigo de Vivero, por su parte, debió insistir a las autoridades hispanas que respondiesen satisfactoriamente a los Tokugawa. Mientras Alonso Muñoz continuaba a Madrid con la embajada japonesa, en México plantearon la respuesta de la embajada como de agradecimiento y devolución de lo que los japoneses habían prestado a Vivero; para el fondo de la embajada, el comercio entre Japón y Nueva España, se demoraba la respuesta a lo que se acordara en Madrid tras la negociación de Alonso Sánchez; a finales de 1611 el embajador estaba en la corte hispana con los escritos más representativos de Rodrigo de Vivero en defensa del trato con los japoneses desde Nueva España.   El virrey de México, Luis de Velasco, preparaba por entonces una expedición de descubrimiento de las Islas Ricas de oro y plata, al mando de Sebastián Vizcaíno, y decidió que se hiciese cargo también de la embajada virreinal para Ieyasu y su hijo el shogún. Se pensó en hacer el viaje en el San Buenaventura, y con este fin se les compró la nave a los japoneses. También se convocó una junta en la que participaron algunos pilotos, el visitador general de la Nueva España Juan de Vilela, Antonio de Morga, Alonso Muñoz, el procurador de las Filipinas Hernando de los Ríos Coronel o el propio Sebastián Vizcaíno, de la que salió el acuerdo de que el viaje se hiciese directamente a Japón con la disculpa de la embajada; tras, la embajada, Vizcaíno debería pedir permiso para demarcar y sondar los puertos, bahías y ensenadas de la costa oriental japonesa, así como construir y aviar un nuevo navío con el que –tras invernar en Japón– en la primavera o en el verano comenzase la navegación de descubrimiento de las islas Ricas y el regreso a Nueva España.   El 22 de marzo de 1611, a mediodía, la expedición de Sebastián Vizcaíno salió de Acapulco en el galeón San Francisco y dos días más tarde salieron los navíos de Filipinas en los que iba aviso de este viaje[2]. La expedición no llevaba mercancías para comerciar con Japón, salvo alguna ropa para necesidades de la expedición misma, con el fin de no adelantarse a la decisión de la corte hispana en lo referente de una nueva ruta comercial. Tanaka Shosuke –o Francisco de Velasco– y los veintidós japoneses que le acompañaban volvían a Japón con Vizcaíno, además de una amplia tripulación y seis frailes. Durante dos meses largos la navegación no tuvo especiales dificultades, pero el 28 de mayo hubo avería en el barco y durante más de una semana sufrieron tempestades y viento desfavorable del sudoeste que impedía progresar mientras no amainara. El 8 de junio avistaron tierra, estando a más de 38 grados de latitud norte según sus cálculos, y al día siguiente supieron que era la costa de Japón, a unas cuarenta leguas de Uraga, en donde desembarcaron el día 10 de junio según la cuenta de los días que llevaban desde México, pero sábado 11 de julio, día de San Bartolomé, en Japón. El mismo día de su llegada a Uraga, Tanaka Shosuke fue enviado a dar noticia de lo sucedido a la expedición japonesa a México y Vizcaíno escribió brevemente a Ieyasu y al shogún Hidetada dando cuenta de su llegada con la embajada hispana y pidiendo permiso para pasar a Yedo y Suruga, las cortes del shogún y de Ieyasu.   En Uraga, mientras Sebastián Vizcaíno esperaba la respuesta de los Tokugawa, fue bien hospedado y atendido, entre constantes muestras de curiosidad por parte de los japoneses. El 16 de junio llegó la invitación de Hidetada para que Vizcaíno fuese a Yedo a presentar su embajada, y hacia allí se puso en camino al día siguiente el embajador; llevaba como acompañamiento treinta hombres con sus arcabuces y mosquetes, bandera, estandarte real y caja[3], así como algunos religiosos y japoneses de los que habían venido con él en el San Francisco. Llegó a Yedo en el día y fue recibido y hospedado por el que los hispanos denominaban General de las funeas –nombre que se les da al tipo principal de nave japonesa– y por su hijo, quienes se ocuparon del embajador hispano la mayor parte del tiempo que éste pasó en Japón.   Previo a la embajada se trató del protocolo, como en ocasiones anteriores, y en este punto el embajador hispano se mostró exigente, negándose a seguir el antiguo ceremonial japonés que era, en viendo la cara del príncipe, hincar las rodillas ambas en tierra, manos y cabeza, hasta que el príncipe diese señal. Muy al contrario, Sebastián Vizcaíno exigió que se le recibiese como se solía hacer en España, con las mismas reverencias y acatamiento que a su rey se acostumbraba a hacer, y señalándole un asiento cerca del shogún de tal manera que pudiera oír sus palabras. Llegó incluso a amenazar con volverse a México sin dar la embajada, ante de que su rey perdiese un punto de su grandeza, pues es el mayor señor del mundo. La discusión por cuestiones de protocolo llegó a molestar a los japoneses; el escribano del galeón Alonso Gascón de Cardona lo reconoce así y así se lo reprocharon a Vizcaíno algunos contemporáneos. Finalmente, los japoneses accedieron a que el embajador diese la embajada a su usanza, con mínimas limitaciones sobre el lugar que había de ocupar ante el shogún.   Por fin, el 22 de junio a las diez de la mañana Sebastián Vizcaíno, acompañado de su anfitrión japonés, los frailes Luis Sotelo, Pedro Bautista y Diego Ibáñez y un vistoso cortejo de hispanos con bandera, estandarte y armas, acudió al palacio del shogún entre muestras de admiración popular. Luis Sotelo y Pedro Bautista hicieron de intérpretes, que lo hicieron muy bien. Después de recibir a Sebastián Vizcaíno, el shogún dio permiso para que pasaran a verle los españoles que le acompañaban; los cuadros que traía para Ieyasu los dejó Vizcaíno en la corte de Hidetada, a petición de éste, que se interesó mucho por pinturas tan realistas y quiso conservarlas para mostrarlas a su mujer e hijo. El regreso de Vizcaíno y su séquito a la posada fue bulliciosa, entre disparos de arcabuces y mosquetes; que aunque sólo eran 24 hispanos, hicieron tanto ruido en una ciudad tan grande como ésta que causó admiración. Al día siguiente el embajador visitó y llevó regalos a los cortesanos más influyentes y el día de San Juan, cuando iba a misa a la iglesia de los franciscanos, conoció a Date Masamune, daimyo de Sendai, con el que no había de perder el contacto en lo sucesivo.   El 25 de junio salieron los hispanos de Yedo con permiso para pasar a Suruga a la corte de Ieyasu; en el puerto de Uraga se detuvieron cuatro días para vender algunas mercancías, y recibieron una nota de la corte del viejo Tokugawa metiéndoles prisa para seguir el viaje. Cinco días después llegaban a Suruga, donde Sebastián Vizcaíno fue recibido por Tanaka Shosuke en nombre de Ieyasu; al día siguiente, el 4 de julio, Vizcaíno dio su embajada a Ieyasu –con sus regalos, los de los frailes y los del virrey–, sin ningún reparo en cuanto a protocolo salvo la orden de que no se dispararan las armas de fuego los hispanos como habían hecho en Yedo. La tarde de ese día y todo el día siguiente lo empleó el embajador en visitar y llevar sus regalos a diferentes cortesanos.   El 6 de julio Sebastián Vizcaíno entregó tres memoriales a Ieyasu y cuatro días después le eran concedidas las tres solicitudes: A) Permiso para sondar los puertos de Japón, con todo lo necesario para la operación a buen precio, y prometía una copia de la demarcación que se hiciese para el Tokugawa. B) Permiso para construir un navío, con facilidades de  mano de obra y materiales de construcción. C) Chapa o permiso de venta libre de las mercancías –ante ciertas dificultades surgidas–, como habían tenido los comerciantes japoneses que fueron a Nueva España.   En los días siguientes se abordaron algunas cuestiones de interés y Sebastián Vizcaíno llegó a hablar ante una junta de notables reunidos para la ocasión. Expuso el buen trato dado en México a los japoneses; el principal motivo de la embajada era certificar la amistad hispano-japonesa y saber el trato que iban a dar a los holandeses, enemigos de su rey; informó de la última campaña en Filipinas contra los holandeses, en la que capturaron o hundieron cuatro de sus cinco naves, e insistió en la consideración de los holandeses como vasallos rebeldes del rey Habsburgo y dedicados al robo de comerciantes en aquellos mares, tanto hispanos como japoneses. La corte Tokugawa aplazó la respuesta, dado que Vizcaíno iba a permanecer un tiempo en Japón, y a mediados de julio salieron de nuevo para Uraga. Allí se quedaron dos meses y medio, así para la venta de las ropas como para otras cosas, hasta 6 de octubre. En los medios hispanos se destacó el buen trato dado por el shogún al embajador y su gente –y ese mismo matiz aparece en las cartas de respuesta a México–, frente al más frío y menos generoso de Ieyasu –los hispanos debieron pagar parte de los gastos de su embajada–, y lo achacaron a su tacañería, por un lado, y al hecho de que se sintiera algo molesto por ser visitado en segundo lugar, después de su hijo Hidetada. Durante la estancia de la expedición hispana en Uraga preparando el sondeo de los puertos del norte, llegó a Japón una embajada portuguesa para quejarse por la quema del galeón Madre de Dios año y medio atrás, y el embajador Nuno de Sotomayor no obtuvo satisfacción del shogún, al decir de los hispanos. También recibió Vizcaíno la visita de una delegación holandesa, el día de Santiago, para quejarse de los malos informes dados a Ieyasu por los hispanos –ya la tregua de los 12 años en teoría era aplicable a las colonias–, pero recibieron una dura respuesta del embajador.   Durante quince días de octubre Sebastían Vizcaíno permaneció en la corte de Hidetada a la espera de los permisos –o chapas– del shogún para la expedición de demarcación y sondeo de los puertos orientales japoneses; durante esta segunda estancia del embajador en la corte shogunal, Hidetada pareció interesarse mucho por los asuntos hispanos; disculpó la cortedad de su padre Ieyasu en el recibimiento dado al embajador hispano, e incluso ofreció a Vizcaíno financiarle la construcción de la nave prevista para el viaje de regreso, dadas las dificultades económicas que le habían hecho desistir del proyecto original y utilizar el mismo galeón San Francisco con el que había llegado a Japón.   El 22 de octubre inició Vizcaíno su navegación hacia el norte del Japón, desde el puerto de Uraga, y llegó hasta una ciudad que el escribano del galeón, Alonso Gascón de Cardona, denomina Combazu, pasados ya los 40 grados al norte y tras señalar y sondar numerosos puertos. El regreso hacia el sur lo iniciaron el 4 de diciembre debido a la entrada del invierno; en la región de Senday encontraron nieve en muchos parajes.   Durante la expedición de sondeo Sebastián Vizcaíno conoció al daimyo de Senday, Date Masamune. En su palacio permaneció una semana y el daimyo se mostró muy interesado en tener amistad y comercio con el rey de España; como prueba de interés, había hecho ir a su corte al franciscano Luis Sotelo –allí se lo encontró Vizcaíno– y permitiría la predicación del cristianismo en sus tierras. En el viaje de regreso de Vizcaíno, fondeó en Senday el 9 de diciembre, pero Date Masamune no estaba allí; había viajado a Yedo para la visita anual al shogún que debían realizar todos los daimyos. Sebastián Vizcaíno se entrevistó con una junta de notables cortesanos, y estos le comunicaron el deseo de su señor de enviar embajada al virrey de Nueva España, al rey de España y al papa de Roma. Sebastián Vizcaíno contrató a pintores japoneses en Senday para que le dibujaran los mapas de la demarcación, ya que no contaban con un cosmógrafo en la expedición, y ante la importancia de los asuntos tratados en la junta con los notables de Senday prometió entrevistarse con Date Masamune en Yedo.   Allí estaba Vizcaíno el 30 de diciembre y obtuvo permiso del shogún para seguir con sus preparativos en Uraga. El daimyo de Senday, Date Masamune, se reunió de nuevo con Vizcaíno y Luis Sotelo, con muestras de afecto hasta excesivas, como sentar a comer a su mesa a un criado cristiano, lo que lo convertía a los ojos de embajador en el más firme aliado de los hispanos en Japón. En Uraga, desde su llegada el 4 de enero de 1612, los expedicionarios  comenzaron a percibir recelos a causa de la intervención de los holandeses –y el inglés Adams[4]– para poner en guardia a los Tokugawa contra ellos: los fines de aquel viaje de los hispanos podría ser agresivo, con lo que el sondeo de puertos y demarcación de la costa eran un peligro; entre los objetivos de la expedición, descubrir las islas Ricas en Oro y Plata, de situación incierta, podría afectar a los intereses japoneses. El escribano Alonso Gascón de Cardona recoge aquellos debates con sencillez y cómo fueron percibidos por los hispanos; de los medios cortesanos japoneses se respondía con arrogancia, tratando con desdén la amenaza hispana pues consideraban que Japón tenía fuerza suficiente para defenderse; en cuanto a las islas Ricas, aunque mostraban la intención de intervenir si dichas islas perteneciesen al archipiélago japonés, en la corte tokugawa decían alegrarse de dicho descubrimiento si era en parte acomodada para tener contrato, que era lo que estimaba y quería y no otra cosa. Sebastián Vizcaíno explicó el proyecto, dejando claro que no había trato doble con los japoneses, e invitó a llevar en el viaje de exploración a algún observador japonés, reafirmándose en la mala voluntad de los holandeses en aquel asunto.   Hasta mediados de mayo Vizcaíno se entretuvo entre el puerto de Uraga y la corte de Yedo con las diversas diligencias para su regreso, y a partir de entonces captó ciertas reticencias en los medios oficiales japoneses hacia los hispanos. Durante cuatro meses hubo de peregrinar entre Uraga, Suruga, Fuxime, Osaka, Sakay, Meaco y Yedo, remisos los Tokugawa a conceder un despacho definitivo. Los hispanos lo relacionaron más con Ieyasu y su cambio de actitud por entonces que había de manifestarse en desfavor a los predicadores cristianos. Después de muchas dificultades –empeños de hacienda para obtener el préstamo permitido de dos mil taes de plata o dificultades para vender algunas mercancías–, obtuvo el embajador presente y cartas para el virrey de Nueva España y el 16 de septiembre se hizo a la mar en Uraga. Circunstancias adversas habían de retrasar un año su llegada a México, sin embargo.     2. LA EMBAJADA DEL DAIMYO DE SENDAY DATE MASAMUNE.   La gestión de Sebastián Vizcaíno en Japón fue juzgada con dureza en su tiempo: había llevado demasiadas mercancías, había sido codicioso y su comportamiento altivo en la corte tokugawa tan contraria a la actitud manifestada por Vivero[5]. Las cartas que le dieron para el virrey de México eran también significativas[6]; la de Hidetada trataba exclusivamente de la amistad entre ambos pueblos y el gran deseo del shogún de continuar el trato entre Japón y Nueva España; la de Ieyasu, además de manifestar su deseo de que se continuara enviando naves de comerciantes, a las que prometía buen recibimiento en sus puertos, explicaba con sutiles razonamientos cómo los japoneses no estimaban la ley de los cristianos. Entre el 16 de septiembre y los primeros días de noviembre Vizcaíno se dedicó a localizar las islas Ricas, sin éxito, y una serie de tormentas le obligaron a regresar a Japón, en donde tomó puerto con graves averías el 7 de noviembre. Esta forzada segunda estancia fue desgraciada para el embajador hispano; tardó cinco meses en que le recibieran en la corte o le dieran algún tipo de respuesta y terminó enfrentado con los franciscanos, en particular con Luis Sotelo, a los que acusó de haber influido en que no les quisieran prestar dinero para aviar el San Francisco para el regreso a Nueva España. La escisión en el partido castellano-mendicante parecía acentuarse, tras las discrepancias globales entre Vivero y Cevicós. Cuando Sebastián Vizcaíno y los compañeros de expedición parecían haber perdido toda esperanza de aviar el San Francisco, les llegó un ofrecimiento providencial del daimyo de Senday, Date Masamune: en una carta le comentaba la posibilidad de construir un navío, para el que tenía cortada la madera incluso, y se lo ofrecía para hacer el viaje a Nueva España. Vizcaíno consiguió unas capitulaciones bastante favorables, con facilidades para el paso de Uraga a Senday, en donde se construía el navío, y de allí a México sin demasiados gastos; más tarde se quejaría del mal cumplimiento de estos acuerdos, ya en polémica con Luis Sotelo. Hasta el 27 de octubre de 1613 no pudieron salir de Senday y el 26 de diciembre llegaban a Nueva España en aquella nave a la que llamaron San Juan Bautista.   El verdadero artífice de aquella operación había sido el franciscano Luis Sotelo. En el buen relato que Lera hace de esta embajada, la figura de Sotelo es central; encargado por Hidetada de llevar cartas a México y a España, en contestación a las llevadas por Vizcaíno a Japón, y ante la tardanza de la respuesta a las llevadas dos años atrás por Alonso Muñoz, debía hacer el viaje en una nave construida por el shogún que salió el 23 de octubre de 1612 –un mes y una semana después de que Vizcaíno dejara Japón por primera vez en el San Francisco; a causa de las tempestades, el navío japonés había tenido que regresar y esa había sido la causa de que el shogún aprisionara a Luis Sotelo y lo condenara a muerte. La intervención de Date Masamune le salvó, y el daimyo de Senday decidió enviarlo como embajador suyo a España.   Así pues, el 27 de octubre de 1613 salió de Tsukinoura el navío del daimyo de Senday, el San Juan Bautista, y en él Sebastián Vizcaíno con los compañeros de expedición que no habían vuelto ya por las Filipinas, Luis Sotelo y Hasekura Rokuyemon, como embajadores de Masamune a España, con una comitiva de hasta ciento ochenta personas, entre ellas sesenta samurais y algunos negociantes[7]. El 26 de diciembre avistaron la costa de Nueva España a la altura del cabo Mendocino.         3. LA EMBAJADA DE ALONSO MUÑOZ EN ESPAÑA.   En el otoño de 1611 Alonso Muñoz había llegado a la corte hispana, y con él el optimismo y entusiasmo de Rodrigo de Vivero y su visión castellanista y expansiva en Extremo Oriente. El 12 de diciembre el duque de Lerma enviaba al Consejo de Indias la correspondencia japonesa traída por Muñoz[8] y pocas semanas después el Consejo de Portugal, en dos consultas de enero de 1612, exponía –en los mismos términos de Juan Cevicós– la difícil situación en Extremo Oriente tras la irrupción de los holandeses y contra la apertura de comercio entre Nueva España y Japón. De ese momento también es un durísimo Discurso en que se ve cuánto importa al servicio de Dios y de vuestra majestad no abrirse la entrada de Japón a los religiosos por las Filipinas, con abundancia de datos estadísticos según los cuales el número de conversos japoneses logrados por los frailes hispanos es ridículamente corto frente al de bautizados por los jesuitas[9].   A finales de 1611 también, nada más conocer los informes de Japón traídos por Alonso Muñoz, el duque de Lerma trabó contactos discretos con Oldenbarnevelt; un fraile cristiano nuevo portugués, Martín del Espíritu Santo, disfrazado, se puso en contacto con el Abogado –Gran Pensionario– a través del mercader judío de Amsterdam y agente Duarte Fernández, amigo suyo también; Lerma y Oldenbarnevelt estaban interesados en convertir la tregua en paz perpetua; en síntesis de J.H. Israel, si los neerlandeses se comprometían a retirarse de las Indias Orientales, España consentiría en firmar una paz completa, con un reconocimiento perpetuo de la independencia neerlandesa[10]. Los planes expansivos hispanos en Oriente con la alianza del Japón, que los informes de Vivero dejaban entrever, debieron animar a Lerma en estas negociaciones secretas. Oldenbarnevelt pidió que la corte hispana formalizara esta oferta; en la primavera –en abril–, un notable enviado de Lerma, Rodrigo Calderón, se desplazó a los Países Bajos con unas instrucciones secretas en las que se consideraba sustancialísima la retirada de los holandeses de Oriente; el precio de la paz completa, en palabras de Israel. La misión secreta terminó mal; Baltasar de Zúñiga, crítico con Lerma y embajador ante el emperador, hizo negar en público a Calderón su misión secreta nada más llegar a Bruselas, y el intermediario, el notario de Maastricht Paul Philip Coenvelt, fue encarcelado por orden del Archiduque de Austria por tratos con los holandeses a sus espaldas.   De manera simultánea, el Consejo de Indias definía su posición con claridad y contundencia en lo referente a los asuntos de Japón, a mediados de mayo de 1612: Se admita la comunicación, trato y comercio de aquel reino –Japón– con el de la Nueva España, como se tiene por Manila[11]. Era la base de un nuevo diseño, más castellanista, para una nueva política en Extremo Oriente. Pero un año después aún no se había formalizado aquella decisión en algo concreto; a la vez que fracasaba la misión secreta de Calderón, la correspondencia de Filipinas mostraba en la corte hispana la ruptura de aquel partido castellano-mendicante: en el verano de 1611 la Audiencia de Manila y el gobernador de Filipinas, por expreso deseo de la ciudad de Manila, se quejaban de las gestiones de Vivero y los franciscanos, movidos por sus fines particulares, para abrir el comercio entre Japón y Nueva España[12]. Una razón de seguridad para oponerse a la apertura de esa ruta era el peligro de la educación marinera de los japoneses, en buenas relaciones con los holandeses; la otra razón era meramente comercial: en Nueva España no había productos, salvo algunos paños poco vendibles, para atraer la plata japonesa. La correspondencia del verano de 1612 era aún más rotunda en sus formulaciones contra la ruta Nueva España/Japón: supondría la ruina de Macao y Manila[13]. El gobernador de Filipinas Juan de Silva echaba por tierra los planteamientos del ex-gobernador Vivero. La resolución final de la corte hispana se retrasaba.   En la primavera de 1613 el embajador Alonso Muñoz rogó rapidez en el despacho de la contestación a Japón, pues ya llevaba año y medio esperando los despachos y podía ser dañina tanta tardanza. Lerma pidió parecer al Consejo de Indias el 4 de mayo y menos de una semana después ya hay resolución[14]: contestar a Ieyasu y a Hidetada concediendo lo que pedían en cuanto a la apertura de ruta comercial entre Nueva España y Japón. A pesar de la oposición clara del gobernador Juan de Silva –aunque aún no se conociese en el Consejo de Indias la correspondencia y avisos del verano de 1612, sí se conocería la del año anterior–, en esos momentos en plena escalada bélica con los holandeses en Oriente, la política de Lerma pretendía amplia amistad y comercio con Japón, en la línea de Vivero cuando juzgaba más importante la amistad del Japón que la conservación de las Filipinas.   A lo largo de mayo y junio de 1613 se prepararon los regalos de la embajada y la carta a Tokugawa Ieyasu, que lleva tratamiento de Serenidad –como se usó en cartas similares al rey de Persia por entonces– y fecha de 20 de junio; en ella, junto a las muestras de amistad, recomendación de los frailes predicadores y del embajador, el rey de España le comunicaba que cada año se iba a enviar un navío de Nueva España a Japón[15]. Alonso Muñoz había propuesto una lista de cosas de interés que podían llevarse como presente de la embajada y el Consejo recordó una normativa de época de Felipe II por la que no se enviaban armas ofensivas como regalos en embajadas tales; la lista definitiva incluía desde cajas de jabón hasta cuadros de emperadores y emperatrices romanos, vidrios de Barcelona o Venecia y armaduras grabadas y doradas. La dinero para comprar los regalos se tomaría del procedente de las mercadurías de China para gastos de fletes y averías[16]. La carta para el shogún Hidetada no fue redactada hasta el 23 de noviembre, tras una petición de Alonso Muñoz en este sentido, en términos similares a la escrita para Ieyasu[17].   Finalmente, el rey daba cuenta al virrey de México de lo decidido y le ordenaba enviar un navío anual a Japón, aunque con amplio margen de iniciativa, según las circunstancias[18]. Era el triunfo total en la corte hispana de la postura más castellanista en Extremo Oriente, la formulada por Rodrigo de Vivero. Y en ese contexto se dio el regreso a México de Sebastián Vizcaíno y el envío de la embajada de Date Masamune a España con Luis Sotelo y Hasekura Rokuyemon.         4. SEBASTIÁN VIZCAÍNO Y LUIS SOTELO EN MÉXICO.   El 26 de diciembre de 1613 el navío japonés en que venía Sebastián Vizcaíno y la embajada de Date Masamune llegó a la costa mejicana y un mes después, el 28 de enero de 1614, tomaron puerto en Acapulco[19]. Sebastián Vizcaíno, con las cartas de los Tokugawa, y Luis Sotelo y Hasekura Rokuyemon con las del daimyo de Senday, venían enfrentados y ya en Acapulco ese conflicto estalló y a punto estuvo de provocar serios disturbios callejeros. Vizcaíno acusó a los japoneses de la expedición de adueñarse de cinco biombos y tres pares de armas del presente que él portaba de los Tokugawa, y Luis Sotelo comunicó las quejas de Hasekura Rokuyemon por maltrato y pagos exigidos de noventa mil pesos con la disculpa del mantenimiento y reparos de la nave; amenazó con regresar a Japón y el incidente de Acapulco  lo solucionó el virrey con una serie de disposiciones para proteger el trato de los comerciantes japoneses por las ciudades por donde pasaran, a la vez que se les confiscaban las armas hasta su regreso; Antonio de Morga fue el encargado de hacer cumplir aquellas disposiciones protectoras de la expedición japonesa[20]. Las penas publicadas contra quienes violaran las disposiciones protectoras de los japoneses, además de las de derecho, eran de quinientos pesos de multa y ser sacado en vergüenza pública, para los hispanos y hombres de renta, y cuatro años de galeras para los pobres, indios, mestizos, mulatos y negros.   La gestión de Sebastián Vizcaíno fue tratada con dureza en la corte virreinal. Ni descubrió las islas ni guardó las órdenes, resume Francisco de Huarte, en lo referente al descubrimiento de las Islas Ricas de Oro y Plata y a la orden de que no viniesen japoneses a Nueva España. El virrey ordenó investigar si se había excedido en sus atribuciones y hasta el obispo de Japón se quejaba del embajador hispano[21], cuyo sondeo de puertos japoneses levantara una campaña de los holandeses alertando a los Tokugawa contra los hispanos. Por su parte, el informe de Sebastián Vizcaíno era absolutamente desfavorable a la ampliación de las relaciones con el Japón de los Tokugawa; tanto Ieyasu como Hidetada odiaban la religión cristiana –como se advertía en las propias cartas de la embajada– y habían comenzado a perseguir a los conversos; los holandeses relacionaban la predicación con una posterior conquista y el envío de más frailes a Japón –uno de los puntos a tratar en Madrid por Sotelo y Rokuyemon– era perjudicial, en un momento en el que del país estaban saliendo frailes expulsados[22]. La embajada de Rokuyemon era meramente oportunista, estaría bien fuera de verdad, porque el interés de sus mercadurías les trae, y Luis Sotelo no traía licencia del shogún ni de sus superiores.   El partido castellano-mendicante en Extremo Oriente se disolvía entre disputas de comerciantes y frailes. Juan Cevicós, años después, atribuía ese enfrentamiento de Sotelo con sus correligionarios al propósito del sevillano de llevar franciscanos calzados a la predicación del Japón[23]. Fray Sebastián de San Pedro también escribió al virrey de México rogándole que impidiese a Luis Sotelo seguir adelante con su embajada; la embajada y navío del daimyo de Senday iban por instigación de Sotelo, pero sin permiso de sus prelados ni de los Tokugawa, que verían con desagrado que de Nueva España se enviase navío a tierras de Senday, con lo que podrían acusar a los cristianos de trato doble[24].   El virrey de México terminó de perfilar su postura también, contraria a la ampliación de relaciones con Japón; ya había trato por Filipinas, no hacía falta más, y lo que traían no era de importancia y sí podía generar un flujo nuevo de plata mexicana hacia Asia. De Japón, por lo que se va conociendo de la gente de él, no era conveniente que vinieran a México, y en el San Juan Bautista habían venido ciento cincuenta sin haber necesidad de tanta gente; belicosos y bien armados, deseaban ante todo aprender la navegación de altura y construir grandes barcos, lo cual era peligroso y lo favorecería la nueva ruta comercial. Consecuente con este análisis, el marqués de Guadalcázar esperaba indicaciones de la corte hispana antes de enviar de regreso a los comerciantes japoneses y el regalo y embajada de respuesta a los Tokugawa gestionados por Alonso Muñoz. El virrey decía de Sotelo que era persona de poco asiento; había sido parco en su recibimiento, pero le dejaba pasar a Veracruz para proseguir su viaje a España[25].       5. LA EMBAJADA DE HASEKURA ROKUYEMON EN MADRID Y EN ROMA.   Luis Sotelo y la embajada japonesa estuvieron en México hasta el 8 de mayo de 1614 y de allí fueron a San Juan de Uluá, en donde se embarcaron para España un mes después, el 10 de junio, en la flota de Antonio de Oquendo; a principios de agosto siguieron viaje desde La Habana en el galeón del general Lope de Mendáriz y llegaron a Sanlúcar de Barrameda el 5 de octubre[26]. Desde el mar, Sotelo y Hasekura Rokuyemon escribieron al rey Felipe III; el embajador japonés le rogaba que le recibiese pronto y le decía que el principal motivo de la embajada era pedir frailes para la tierra de su señor Date Masamune; Sotelo pedía que se recibiese bien la embajada de Masamune, poderoso daimyo japonés consuegro de Ieyasu y amigo de la ley de los cristianos[27].   La expedición fue alojada en Coria del Río quince días, hasta el 21 de octubre en que pasaron a Sevilla y fueron alojados en el Alcázar, a cargo de la ciudad y en un ambiente grato y festivo que Felipe III iba a agradecer a la ciudad en documento especial[28]. El Consejo de Indias encargó a Francisco de Huarte entrevistarse con Luis Sotelo y averiguar intenciones y alcance de la embajada; a pesar de las informaciones contrarias, sacó buena impresión de Sotelo y opinó que debía darse buena acogida a los embajadores para evitar posibles malas consecuencias futuras. La embajada del daimyo de Senday venía con consentimiento de los Tokugawa y en sustancia pedía religiosos, pilotos y marineros para proseguir la navegación y trato con la Nueva España, puerto, trato libre y sin imposiciones, ayuda a las naves y perpetua amistad con el rey de España y enemistad con sus enemigos. Una vez más, la vieja oferta de Rodrigo de Vivero.   También fue consultado el Consejo de Estado. A pesar de la oposición del duque del Infantado –al no traer cartas de Ieyasu, este podría enojarse, con lo que era mejor escribirle en este sentido sin recibir la embajada–, el Consejo de Estado acordó su recepción; con una pensión de doscientos reales diarios, la embajada se alojaría en el convento de San Francisco de Madrid; Alonso Muñoz debía desplazarse de Salamanca a Madrid para aclarar todos los extremos con Sotelo, y todo ello con la mayor brevedad[29]. Tres días después de esta consulta, salieron de Sevilla los expedicionarios. El 20 de diciembre entraron en la corte y el 30 de enero fueron recibidos por Felipe III, con un protocolo similar al utilizado con los nobles italianos, a quienes se equiparó el daimyo de Senday[30]. En febrero se bautizó Hasekura Rokuyemon y hasta el 22 de agosto permaneció en Madrid con Sotelo y sus acompañantes.   Durante los casi ocho meses que pasaron en Madrid, siempre en el convento de los franciscanos, Luis Sotelo negoció en la corte hispana una serie de puntos: A. Pasar a Roma con la embajada para negociar ayuda para la cristiandad japonesa. B. La creación de otros obispos en Japón de las órdenes mendicantes; el Consejo de Estado se opuso a ello por los gastos que suponía y no estar claro quién tenía el derecho de presentación en aquellas latitudes, si castellanos o portugueses. C. Frailes y fondos para la predicación de Japón; se le concedió hasta mil ducados y licencia para hasta veinte frailes, remitiéndose en ello al parecer del obispo y el gobernador de Filipinas. D. Asentar trato y comercio con el daimyo de Senday –el rey de Boxú–, con un navío, pilotos y marineros.   A la última cuestión, el Consejo de Indias fue contundente; ya tratado en la embajada oficial a Ieyasu y al shogún, a Date Masamune debía agradecérsele su oferta sin más. En un momento tan delicado, adoptó una actitud cautelosa: tratar esta materia casi insensiblemente, como va caminando, por quitar la ocasión de sospechas y de celos para que con ellos no se cierre las puertas el Emperador –Tokugawa Ieyasu– a lo que ahora sufre y disimula. Luis Sotelo y Hasekura Rokuyemon podían seguir viaje a Roma –tal vez en compensación a tanta negativa, pues tampoco se concedió un hábito de Santiago para el embajador japonés–, aunque se escribió al embajador conde de Castro que procurase que Sotelo no negociara nada en la corte pontificia de lo ya tratado con el rey de España[31].   El 22 de agosto de 1615 salieron de Madrid Sotelo y la embajada de Masamune; llegaron a Roma el 25 de octubre y permanecieron allí hasta el 7 de enero de 1616. Los pormenores del viaje, acogida y festejos en Roma, con otros pormenores, lo narró Scipión Amati, intérprete de la embajada desde España; también el conde de Castro resaltó el calor y la solemnidad de la corte pontificia en la recepción, aunque los resultados de la embajada fueron de poca consideración; Paulo V se remitió en todo al nuncio en España y al deseo de Felipe III[32]. A Sotelo se le reprendió a su regreso por haber intentado gestionar en Roma un obispado en Senday del que él mismo habría de ser titular y se le ordenó preparar con rapidez el regreso de la embajada a Japón [33] . Se le dio la carta para Masamune y el presente para que se le hiciese llegar a través de Filipinas, a la discreción del gobernador[34].   Para entonces la situación en Extremo Oriente se había vuelto muy compleja con la mayor violación de la tregua hispano-holandesa provocada por la Compañía de las Indias Orientales. Una flotilla de seis barcos, al mando de Joris van Spilbergen, atravesó el estrecho de Magallanes y en junio de 1615 hundía dos barcos hispanos frente a Cañete, en la costa peruana, causando casi medio millar de bajas a los hispanos; continuó la navegación hacia Acapulco, en donde canjeó veinte prisioneros por provisiones, y una parte de la flota se enfrentó a Sebastián Vizcaíno en una batalla campal en Zacatula, en el norte mexicano, antes de atravesar el Pacífico hacia Extremo Oriente[35]. Al regreso de Roma del embajador japonés, ya eran conocidas estas noticias en la corte hispana. Aunque la expedición de Spilbergen no había obtenido logros apreciables, significó para América una profunda y costosa conmoción. La fortaleza de San Diego en Acapulco, cinco costosos bastiones de piedra, o las defensas del Callao, en Perú –en las que el virrey gastó más de medio millón de ducados entre 1615 y 1618–, se inician entonces en el marco de un programa general de reforzar las antiguas fortificaciones y construir nuevas. Juan de Silva, en Manila, reunía una poderosa flota por entonces, que había de coordinar con la portuguesa de Malaca y que en los años sucesivos iba a combatir contra los holandeses en aguas filipinas. En Extremo Oriente la guerra era total, de hecho.   La embajada de Hasekura Rokuyemon había dejado de tener sentido, o al menos la importancia que hubiera tenido en otras circunstancias. En el verano de 1616 el embajador japonés no se pudo embarcar; una vez recibidas las cartas para su señor, sin las que no quería embarcarse, cayó enfermo. El Consejo interrumpió la correspondencia con el embajador, ya que estaban satisfechos todos los gastos del regreso; tras un último intento de aplazamiento del viaje, Luis Sotelo y Hasekura Rokuyemon se embarcaron el 4 de julio de 1617[36]. Su regreso a Japón, por las Filipinas, habían de hacerlo, una vez más, en el San Juan Bautista que para entonces había atravesado el Pacífico por tercera vez.           6. LA EMBAJADA DE DIEGO DE SANTA CATALINA Y FIN DE LAS RELACIONES OFICIALES HISPANO-JAPONESAS.   El 28 de abril de 1615, un par de meses antes de que la flotilla de Spilbergen atacase objetivos hispanos en la costa del Pacífico americano, el San Juan Bautista regresó a Japón después de un año y tres meses en Nueva España, y mientras la embajada de Masamune viajaba por Europa. Después de no pocas dudas, el virrey de México había decidido enviar en dicha nave las cartas de contestación a los Tokugawa que había gestionado Alonso Muñoz en la corte hispana, pero sin la claúsula que accedía al comercio entre Japón y Nueva España. En enero habían llegado avisos de Filipinas de que los frailes estaban siendo expulsados de Japón y el virrey decidió suspender el envío de la embajada, cuyo retraso mismo estaba en la raíz de aquellos acontecimientos sin duda; esa realidad –escribe el virrey– me obligó a no enviar el presente hasta tener nueva orden de vuestra majestad, pues llegará a mal tiempo a la parte de donde me echan los ministros del Evangelio, si bien hay que pensar en cómo se atajará que los holandeses no hallen allí toda la acogida que pretenden, de que podrían resultar otros daños[37]. Las nuevas órdenes de Felipe III llegaron enseguida y fechadas en los días en que Hasekura Rokuyemon había llegado a Madrid, en la navidad de 1614; las cartas rectificadas para los Tokugawa debían enviarse en el San Juan Bautista mismo, con orden rigurosa, bajo pena de la vida, de volver por Filipinas y no permitir que los japoneses se experimentasen en esa navegación[38].   El San Juan Bautista partió, pues, el 28 de abril y el 15 de agosto llegó a Uraga. No viajaba en él Alonso Muñoz, sino que fueron Diego de Santa Catalina y otros dos franciscanos los que acompañaron a los comerciantes japoneses en su regreso a Japón y llevaron la embajada y presente para los Tokugawa. Ya los esperaban en Uraga y de inmediato se informó a Ieyasu[39].   La llegada de la embajada hispana coincidía con un momento importante en el asentamiento de los Tokugawa en el poder; algo más de dos meses atrás, el 3 de junio, había finalizado la segunda campaña contra Hideyori, el hijo de Hideyoshi Toyotomi, con la destrucción del castillo de Osaka, último reducto hostil a la dinastía shogunal. La cristiandad sufría en aquel momento abierta persecución tras una serie de incidentes desafortunados en los que había mezclados cristianos japoneses y los frailes castellanos y los jesuitas estaban oficialmente desterrados del Japón desde un edicto general de expulsión del año anterior. La llegada de los tres frailes con la embajada, pues, no era muy afortunada; el propio Rodrigo de Vivero había recomendado que fuese por embajador un caballero[40]. Los portadores de la embajada tuvieron que pagar a su costa los gastos de viaje y estancia, así como esperar más de dos meses en la corte de Ieyasu antes de ser recibidos por éste.   La recepción de la embajada por Ieyasu fue de gran frialdad y no hubo lugar para tratar nada de interés con los cortesanos. Despachados a Yedo, a la corte shogunal, se fue dilatando la recepción por Hidetada al mismo tiempo que los hispanos se iban enterando del desagrado causado por el texto de la carta a Ieyasu, al recomendársele los frailes cuando él los había expulsado de sus tierras. Cada vez más aislados, los hispanos ya no tenían autonomía ni siquiera para decidir cómo volver a Filipinas o a Nueva España. El 1 de junio de 1616 murió Tokugawa Ieyasu, una disculpa para que el shogún aplazara una vez más la recepción de la embajada, a pesar de haber recibido una de ingleses y otra de holandeses en ese tiempo . La persecución contra los cristianos y las injusticias sufridas por algunos españoles y portugueses en Japón narradas con gran minuciosidad por Diego de Santa Catalina, mostraban a las claras la elección del shogún.   Sin ser recibida la embajada por el shogún, los hispanos recibieron la orden de embarcarse en el San Juan Bautista: el navío debía volver a Nueva España a recoger al embajador de Date Masamune, de quien era la nave. Alegaron la prohibición del virrey, bajo pena de muerte, de hacer esa navegación, pero hubieron de obedecer por fuerza. El 30 de septiembre de 1616 salieron de Japón los tres frailes, a quienes se unieron otros dos de los expulsados, y en febrero de 1617 llegaron a un puerto de la provincia de Guadalajara, en la bahía de Tintoque, después de una larga y penosa navegación en la que murieron hasta cien personas de las que viajaban en el navío[41].   La llegada de nuevos comerciantes japoneses y el presente no recibido por el shogún, hizo que el virrey de México volviera a consultar a la corte de Felipe III qué hacer. A los comerciantes les cobró los derechos que pagaban las mercancías de Filipinas y con la respuesta de la corte hispana, en el verano, salía para México Hasekura Rokuyemon y Luis Sotelo. El presente del shogún debía ser vendido y su dinero restituido a la caja de origen; los comerciantes japoneses debían emplear en productos de Nueva España lo vendido y no sacar plata; Hasekura y sus compañeros de embajada debían volver también a Japón en el San Juan Bautista, vía recta o por Filipinas, al parecer del virrey, pero no debían ir pilotos hispanos a Japón por el peligro que correrían[42]. Al carecer los japoneses de pilotos y marineros para hacer el viaje, el navío japonés volvió por Filipinas, con la flota del nuevo gobernador Alonso Fajardo. Salieron de México el 2 de abril de 1618 y llegaron a Manila en julio. En 1620 Hasekura Rokuyemon volvió a Japón y dos años después Luis Sotelo. Pero las relaciones hispano-japonesas no se restauraron. Prácticamente habían dejado de existir tras 1614.           7. FINAL.   De las Filipinas, desde ese año de 1614, sólo llegaban avisos de la persecución a los cristianos japoneses y la ciudad de Manila llegó a quejarse de lo numerosa que era la colonia japonesa; de los hombres con los que el gobernador Juan de Silva contaba en Manila, mil quinientos eran hispanos y quinientos japoneses, proporción en verdad alta[43]. Desde ese año llegaron a Manila frailes y cristianos japoneses y la primera reacción del gobernador había sido enviar una gran embajada al shogún, aunque desistió de ello. No hay noticias del navío anual a Japón desde ese año tampoco[44]. La expedición holandesa al mando de Laurens Reael, de corso ese año por aguas de Filipinas, y los preparativos navales y defensivos en Manila pasaban a ser lo más principal para la gobernación.   Sobre la persecución de la cristiandad japonesa se siguió escribiendo y polemizando mucho, tanto en los medios portugueses como castellanos; sin la dureza de años anteriores, pero aún con fuerza. Buen testimonio de aquella literatura polémica es una exposición sobre las causas de la persecución de fray Sebastián de San Pedro, de 1617, o la disputa surgida a raíz de una carta atribuida a Luis Sotelo, a la que Juan Cevicós hizo extensa réplica[45]. La amplia literatura misionológica de la época también se hizo eco de esa polémica.   La persecución contra los cristianos, que significaba el fracaso de las relaciones entre Habsburgos y Tokugawas, había sido decretada justo en el periodo final de la instauración de esta dinastía shogunal; en Sekigahara muchos cristianos, como el daimyo don Agustín, habían estado en el bando contrario a Ieyasu, y también había muchos cristianos en el bando de Hideyori, el hijo de Hideyoshi Toyotomi, vencido y muerto sólo un año antes de la desaparición del propio Ieyasu. Influyó también la privanza de Hayashay Razan, enemigo de la influencia de bonzos y cristianos, y el malestar que entre los bonzos causaba la tolerancia religiosa de Ieyasu. Los hispanos del momento vieron una posible causa en las maniobras de Harunobu, daimyo cristiano de Arima, para adueñarse de la fortaleza Isahaya de Hyzen o en la enemistad del bugyo de Nagasaki, Hasegawa Sahioe, uno de los responsables del incendio del galeón Madre de Dios en enero de 1610; también se habló de la influencia de William Adams en la corte Tokugawa, favorecedor de ingleses y holandeses, así como de los recelos causados por la embajada y demarcaciones de Sebastián Vizcaíno.   El Japón de los Tokugawa se cerró casi por completo a los occidentales, y sólo los holandeses lograron un contacto comercial permanente y muy controlado. En 1624 Iemitsu prohibió la navegación a los japoneses cristianos; en 1633 prohibió salir al extranjero a los japoneses y en 1639, bajo pena de muerte, a los portugueses desembarcar en Japón.                                                       ——————–   [1] B.N.M. Manuscritos, legajo 3046, folios 83-118. Copia de la relación que envió Sebastián Vizcaíno al virrey de la Nueva España del viaje que hizo al descubrimiento de las islas Ricas de oro y plata, citada en la carta de guerra, Filipinas y Japón de 8 de febrero de 1614. El escribano del galeón, Alonso Gascón de Cardona, logra un excelente relato. [2] A.G.I. México, legajo 28, ramo 2. Carta del marqués de Salinas al rey de 7 de abril de 1611. [3] Relación de Sebastián Vizcaíno de la B.N.M. citada, como todo lo fundamental de lo relatado. [4] Murakami, N. Letter written by the English residens in Japan, 1611-1623, 1900. [5] A.G.I. Filipinas, legajo 63. Carta de Juan de Silva al rey de 20 de julio de 1612. Ibid., México, legajo 28, ramo 2. Carta del marqués de Guadalcázar al rey de 22 de mayor de 1614. Ibid. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 224. Copia de carta de Francisco de Huarte al marqués de Salinas de 4 de noviembre de 1614. [6] Ibid., números 211 y 212. Traducción de la carta de Hidetada de 18 de agosto de 1612 y de Ieyasu de 24 de agosto de 1612 para el virrey de México. Ambas cartas las reproduce Lera, op. cit. pp. 445-446. [7] Lera, op. cit. pp.  446-447. [8] A.G.I. Filipinas, legajo 193, ramo 1, número 19. Papel del duque de Lerma al presidente del  Consejo de Indias de 12 de diciembre de 1613. Ibid., número 20. Memorial de fray Alonso Muñoz sin fecha. [9] Ibid., legajo 4, ramo 1, números 11 b, c y e. Consulta del Consejo de Portugal de 4 de enero de 1612 y otros papeles. Ibid., número 10. Consulta del Consejo de Portugal de 25 de enero de 1612. El Discurso…, Ibid. número 11 a. [10] Israel, op. cit. p. 37. [11] A.G.I. Filipinas, legajo 4, ramo 1, número 21. Papel del Consejo de Indias con lo que se debe consultar sobre los asuntos de Japón, de 18 de mayo de 1612. [12] A.G.I. Filipinas, legajo 163, ramo 1, número 1. Copia de capítulo de carta de la Audiencia de Filipinas al rey de 16 de julio de 1611. Ibid., legajo 20, ramo 2, número 94. Carta de la Audiencia de Filipinas al rey de 21 de julio de 1611. Ibid., México, legajo 2488. Carta de Juan de Silva al rey de 20 de agosto de 1611. [13] Ibid., Filipinas, legajo 63. Carta de Juan de Silva al rey de 20 de julio de 1612. [14] Ibid., legajo 193, ramo 1, número 24. Papel de Lerma al presidente del Consejo de Indias, de 4 de mayo de 1613. Ibid., número 25, memorial de Alonso Muñoz, sin fecha. Ibid., legajo 4, ramo 1, número 13 a. Consulta del Consejo de Indias de 10 de mayo de 1613. [15] Ibid., Filipinas, legajo 4, ramo 1, número 13 d. Consulta del Consejo de Indias y nota marginal de 14 de junio de 1613. Ibid. México, legajo 1065, folio 80 vto. Copia de respuesta a Ieyasu de 20 de junio de 1613. [16] A.G.I. Filipinas, legajo 4, ramo 1, número 13. Nota a una consulta del Consejo de Indias de 10 de mayo de 1613. Ibid., número 13 b. Papel para el duque de Lerma de 31 de mayo de 1613. Ibid., número 13 c. Lista de lo que se ha de llevar de regalo a Japón, sin fecha. Ibid., legajo 193, ramo 1, número 26. Memoria de las cosas que podrían enviarse a Japón, sin fecha. Ibid., Indiferente General, legajo 1970, tomo II. El Consejo de Indias a la Casa de Contratación, de 12 de junio de 1613. [17] A.G.I. México, legajo 1065, tomo VI, folio 90 vto. Copia de carta a Hidetada de 23 de noviembre de 1613. Ibid. Filipinas, legajo 4, ramo 1, número 13 e. Consulta del Consejo de Indias del 12 de noviembre de 1613. [18] A.G.I. México, 1065, tomo VI, folio 78 vto. Copia de carta al virrey de México de 17 de junio de 1613. Ibid., folio 80, a Juan de Silva de misma fecha. [19] A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 223. Consulta del Consejo de Indias de 30 de octubre de 1614. [20] Ibid., números 221 y 224. Copias de carta de Sebastián Vizcaíno y de Francisco de Huarte al virrey de México de 20 de mayo y 4 de noviembre de 1614 respectivamente. Ibid., México, legajo 28, ramo 2. Orden y auto sobre las armas y buen tratamiento de los japoneses de 4 de marzo de 1614. [21] R.A.H. Manuscritos, legajo 9-2665, folios 97-98. Carta del obispo de Japón al provincial de los jesuitas de Manila Gregorio López, de 10 de marzo de 1612. [22] A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 220. Copia de carta de Sebastián Vizcaíno al rey de 20 de mayo de 1614. [23] R.A.H. Manuscritos, legajo 9-2666, folios 67-94. Discurso impreso de Juan Cevicós de 1628. [24] A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 223. Consulta del Consejo de Indias de 30 de octubre de 1614. [25] Ibid., México, legajo 28, ramo 2. Carta del marqués de Guadalcázar al rey de 22 de mayo de 1614. [26] Lorenzo Pérez, Apostolado y martirio del beato Luis Sotelo en el Japón, en Archivo Iberoamericano, números 66-68, noviembre/diciembre, 1924 y enero/febrero, marzo/abril, 1925. El viaje de Hasekura y Sotelo a Madrid y Roma, nº 68, pp. 145-220. [27] A.S.V. Estado, legajo 1001. Carta de Hasekura Rokuyemon al rey de España de 30 de septiembre de 1614; traducción de Makoto Yano del 1 de octubre de 1939, siendo ministro plenipotenciario de Japón en España. A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 223. Consulta del Consejo de Indias de 30 de octubre de 1614. [28] Ibid. número 224. Copia de carta de Francisco de Huarte al marqués de Salinas de 4 de noviembre de 1614. A.S.V. Estado, legajo 2708. El rey al asistente de Sevilla y a la ciudad de Sevilla, 1 de diciembre de 1614. Joaquín Hazañas y la Rúa, Bázquez de Leca, 1573-1649, Sevilla, 1918, p. 265, publica un estracto de los autos capitulares de los días 13, 24, 29 y 31 de octubre de 1614 sobre el asunto. Alonso Rodríguez de Gamarra imprimió una Copia de una carta que envió Idate Masamune, rey de Boxú, en el Japón, a la ciudad de Sevilla, en que da cuenta de su conversión y otras cosas, Sevilla, 1614. [29] A.S.V. Estado, legajo 2644. Consulta del Consejo de Estado de 22 de noviembre de 1614. [30] A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 227. Respuesta del Consejo de Estado a una consulta sobre el modo de tratar al embajador del daimyo de Senday del 16 de enero de 1615. [31] A.S.V. Estado, legajo 1001, folio 136. El rey a Francisco de Castro de 1 de agosto de 1615. A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 240. Consulta del Consejo de 15 de septiembre de 1615. [32] Amati, Solemne Ambascieria del Giappone al Sommo Pontifice Paolo V, affindata al francescano P. Luigi Sotelo, Prato, 1891. A.S.V. Estado, legajo 1001, folio 80. El conde de Castro al rey de 9 de noviembre de 1615. A.G.I. Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 244. Consulta del Consejo de Indias de 10 de marzo de 1616. [33] Ibid., número 249. Consulta del Consejo de Indias de 16 de abril de 1616. Ibid., legajo 4, ramo 1, número 15 c. sin fecha, pero después del viaje a Roma, memorial en defensa de la gestión de Sotelo. [34] Ibid., legajo 1, ramo 4, número 251. Consulta del Consejo de 4 de junio de 1616. [35] Israel, op. cit. pp. 45-46. [36] Ibid., número 254. Consulta del Consejo de 27 de agosto de 1616. Ibid., México, legajo 28, ramo 5. El marqués de Guadalcázar al rey de 15 de febrero de 1617. Ibid., Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 258. Petición de Sotelo y anexo de 16 de junio de 1617. [37] A.G.I. México, legajo 28, ramo 3. Carta del marqués de Guadalcázar al rey de 31 de enero de 1615. [38] Ibid., legajo 1065, tomo VI, folio 117 vto. Felipe III al marqués de Guadalcázar de 23 de diciembre de 1614. Ibid., Filipinas, legajo 1, ramo 4, número 226. Consulta del Consejo de Indias de la misma fecha. Los cambios en la carta a Ieyasu pueden verse en el legajo cit. en primer lugar, folios 80 vto. y 118 vto. [39] A.G.I. México, legajo 28, ramo 5. Relación de lo que sucedió a tres religiosos descalzos de San Francisco con un presente y embajada que llevaron de parte del rey nuestro señor al rey de japón y a su hijo, escrito por uno de los mismos religiosos, de 13 de marzo de 1617 (fecha de copia, no del original). La narración de los hechos que siguen se basa en esta relación, salvo indicación en contrario. [40] R.A.H. Colección Muñoz, tomo X. Manuscritos, legajo 9-4789, folios 98 vto. Copia de carta de Rodrigo de Vivero al rey de 27 de octubre de 1610. [41] A.G.I. México, legajo 28, ramo 5. Carta del marqués de Guadalcázar al rey de 13 de marzo de 1617. [42] A.G.I. Contaduría, legajo 903, 3º. De lo procedido de derechos del diez por ciento de entrada de mercancías que vinieron de Japón en 1617. Ibid., México, legajo 1065, tomo VI, folio 203 vto. El rey al marqués de Guadalcázar de 12 de marzo de 1618. Ibid., legajo 28, ramo 5. Cartas del marqués de Guadalcázar al rey de 24 de mayo, 13 de marzo y 13 de octubre de 1617. [43] A.G.I. Filipinas, legajo 27, ramo 3, número 141. Carta de la ciudad de Manila al rey de 23 de junio de 1614. Ibid., México, legajo 2488. Copia de carta de Juan de Silva al virrey de la India de 20 de noviembre del mismo año. [44] La llegada a Manila de los desterrados del Japón fue recogido por Sicardo, op. cit. cap. X; Colin, pp. 704-706; Aduarte, tomo II, cap. 1. El  padre Morejón, de la Compañía de Jesús, fue enviado a España por entonces para informar. Sobre idea de embajada de Silva, A.G.I. Filipinas, legajo 85. El convento agustino de San Pablo de Manila al rey de 8 de junio de 1614. [45] R.A.H. Manuscritos, legajo 9-2666, folios 184-189. Resunta breve de las causas por las cuales el emperador de Japón ha perseguido la cristiandad de sus reinos, derribando los templos y expelido a todos los religiosos que había en sus tierras, hecha por un religiosos que era ministro y predicador en aquellos reinos, y supo y trató algunos años las cosas que aquí pone, protestando en fe de religioso ser todo verdad, año 1617. Ibid., folios 77-94. Discurso impreso de Juan Cevicós, de 1628.

Emilio Sola 10 febrero, 2012 10 febrero, 2012 embajadas, frailes, galeones, naufragios, Sebatián Vizcaíno
APÉNDICE DOCUMENTAL, doc. 4: borrador preparatorio de la paz

Descripción / Resumen: A.H..N.M./S.E. / L. 3612 . Argel  a 16 de junio de 1785 (9 de šha-ban de 1199) , here 1 fol. Primer documento preliminar oficial de la paz  concluida  entre  la  Regencia de Argel y España  el día 16 de junio de 1785. http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2012/03/Terki-Apendice-doc.-4.pdf        

Emilio Sola 28 febrero, 2012 2 marzo, 2012 ARGEL, España, paz
LA LEYENDA NEGRA

INTRODUCCIÓN SOBRE LA LEYENDA NEGRA.   Por eso mismo, en la introducción, y con esa buena idea que es la introducción de García Cárcel al manual que os comentara antes, hablaré en clase de la “leyenda negra” y la “leyenda rosa” sobre la historia de España en general y la época de Felipe II en particular, tratado como el rey católico por excelencia o como el “demonio del mediodía”, fanático y cruel.   García Cárcel tiene un libro completo en Alianza Ed. que se titula así, La Leyenda Negra. Historia y Opinión (Madrid, 1992). Otra lectura erudita y amena recomendable para todos, y sobre todo para estudiantes de historia. Es un asunto que, por experiencia, sé que les fascina a los estudiantes extranjeros. Aunque también España, y Europa, forjaron sus leyendas negras sobre otros pueblos, luego convertidas en opinión y en una porpaganda. Y por encima de las que habrá que pasar para poder escribir un día una historia que nos abarque a todos en su relato.   (ANECDOTA SOBRE historiadores argelinos y los términos como corsarios, renegados, indígenas y terroristas. O los de Malí que no se comieron al misionero que dicen los historiadores franceses.) POR QUÉ UNA INTRODUCCIÓN SOBRE LA LEYENDA NEGRA.   La historia de España es uno de los asuntos más apasionantes de la historia de Europa y de la historia universal.   En ella se plantearon una serie de tensiones y conflictos y su resolución histórica, todavía hoy polémica entre historiadores, economistas y sociólogos. Son un punto de referencia aún importante.   EJEMPLO GUERRA DE BOSNIA Y PROBLEMA MORISCO, POR EJEMPLO. LA VIEJA FRONTERA CRISTIANISMO/ISLAM EN ESPAÑA Y LA MÁS MODERNA EN LOS BALCANES. EJEMPLO SOCIEDAD PLURICONFESIONAL. EJEMPLO MUNDO COLONIAL: SIGLO XVI: VITALIDAD CREADORA Y CATÁSTROFES.   Hispanistas internacionales y entusiasmo. Aún hoy, tensión leyenda negra/leyenda rosa.   Caso Phillip W. Powell, Arbol de odio. La Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y el Mundo Hispánico (Madrid, 1972, Porrua), libro muy a la americana serio y a la vez medio exaltado o propagandístico, que llega a expresar que como iban a ser tan malos los españoles si eran capaces de tener una pintura como la de Zurbarán, por ejemplo, simplificando mucho.   Otro libro sobre el asunto similar, el de Sverker Arnoldsson La Leyenda Negra. Estudio sobre sus orígenes (Goteborg, 1970), muy ilustrativo para el siglo XVI, sobre todo en su primera mitad, y la aparición de una opinión negativa en Italia y en Alemania sobre una España temible en plena expansión, y de la mano de una dinastía austriaca, los Habsburgos, muy agresiva en Europa.   El término procede de un libro de 1914 de Julián Juderías, La Leyenda Negra (reedic. por Swan, Madrid, 1986), muy de época –Juderías tiene 21 años en 1898–.   En España siempre hubo interés por la opinión de España desde fuera, similar al “narcisismo”… En momentos de crisis, ensimismamiento… “complejo de persecución”… ansiedad depresiva… ——–son expresiones de García Carcel; un día que esté de buenas, decidme que os hable del “método paranoico-crítico postdaliniano, algo así como el “piensa mal y acertarás”———. Frente a crítica negativa o “leyenda negra”, apologética o “leyenda rosa”… “intelectuales orgánicos”… hasta Quevedo o Gracián… Sobre todo con Felipe II, defensa de una ortodoxia…   ORÍGENES:   “El punto de partida de la guerra de opinión entre unos paises y otros fue el fracaso de la idea europea y el surgimiento de los nacionalismos” (Gª Cárcel, p. 21).   1540… fracaso del modelo de “Humanitas cristiana” de los humanistas de Carlos V… Juan de Valdés, “Diálogo de Mercurio y Carón”   ————-os lo podíais leer, al igual que el “Diálogo de la lengua”, pues son muy amenos y muy formativos para el XVI—- Fracaso de la “idea imperial” y del “europeismo”… conciencias nacionales en alza… agitaciones primeras del “Estado moderno”… 1543, discurso de Andrés Laguna en la Universidad de Colonia… Europa destrozada por enemigos interiores…   Reforma protestante y Contrarreforma… mucho debate, propaganda y contrapropaganda… “guerra de opinión”… publicistas y libelismo… Barroco… “obsesión publicitaria”…   En el libro de Arnoldson que os cité más arriba, se sitúa en Italia el arranque de lo que luego se llamará “leyenda negra”, y a raíz de dos saqueos notables protagonizados por los españoles, entre otros… el saqueo de Prato de 1612 y el saco de Roma de 1527…   Voy a reproduciros una síntesis que hice de esto, como remate a una serie de historias de corsarios berberiscos, para contraponerlo con la formación de una “leyenda negra” hispano-católica sobre Berbería por esos mismos años, con rasgos muy similares ambas, de utilización propagandista. Iba a recortarlo, pero os lo dejo como lo tenía, con notas y todo –para que os vayáis acostumbrando a esta manera de citar académica, que deberéis desarrollar un día si seguís con esto. Y con el remate un poco truculento de un suplicio. Lo del “libro de maravillas”, era una alusión al título del libro de donde saco el fragmento final, que iba a ser “Libro de maravillas de la Berbería”.     SOBRE LEYENDAS NEGRAS SOBRE ESPAÑA Y BERBERÍA…     Hemos llegado al final de este libro de maravillas. Pero aún queda en el aire eso tantas veces sugerido de la elaboración de una “leyenda negra” berberisca por parte de eclesiásticos –“papaces”, en argot/slam berberisco de época– sobre todo, y con un fin explicitado de animar a la monarquía española a extender su “imperio” hacia aquellas latitudes norafricanas y de animar a los sectores populares y al poder mismo a conceder más dinero destinado a la redención de cautivos, dinero controlado sobre todo por los eclesiásticos de las órdenes mercedarias y los jesuitas (1).   Por aquellos mismos años otra “leyenda negra” se difundía por toda Europa con pasmosa vitalidad e inventiva, que convertía a los españoles en colectivo o pueblo despreciable:   “En Italia se había descrito por lo general a los españoles como rapaces, orgullosos, falsos, vanidosos, lascivos, mezclados con moros, marranos y judíos, y a veces también como sangrientos y crueles. Alemania los calificaba de rapaces, presuntuosos, desleales, lujuriosos y perversos, descendientes de marranos, despóticos, especiales aliados de la Iglesia Católica, considerada como un poder malvado, y de los italianos, igualmente considerados como perversos” (2).   Paradojas de la historia. Fueron los italianos primero, ya desde el siglo XV e inicios del XVI, los que comenzaron a crear esa imagen del español jactancioso y pasional; el mito literario de Don Juan sería su plasmación más sobresaliente, así como múltiples personajes de la comedia del arte italiano, “los muy espantosos, terribles e invencibles capitanes Matamoros, Crocodilos, Rajabroqueles” (3). El cervantino “valentón”, del linaje del pícarfo tanto como el “renegado”. Esa imagen popular se correspondía con la de los “humanistas” y sus análisis de la España del momento, de Fernando el Católico al saco de Roma; el hábil y falso Fernando de Argaón de Maquiavelo o esa “fé di Catalogna” sinónimo de perfidia; el avaro rey Fernando y la “rapacidad, codicia, lascivia, crueldad, falsedad y orgullo de los españoles” de Guicciardini o la “pérfida e inexorable crueldad” de los españoles del Giovio que lamenta el saco de Roma (4).   En la Alemania luterana, culminando en torno a la guerra de la liga de Smakalda en los años cuarenta, esa imagen no cesó de magnificarse hasta aparecer en los años de la guerra los españoles como verdaderos demonios. El término alemán “welsch”, hasta entonces sinónimo de “italiano” y “malvado”, comienza a aplicarse también a los españoles. En canciones de la época y en panfletos aparecía con frecuencia y en términos que parecen idénticos a la propaganda española anti-berberisca dela época de Barbarroja:   “Hemos llegado a conocer la falsedad de los españoles desde no pocos años atrás, la inmoralidad (maldad) `welsch’ no es cosa nueva; violan mujeres y niños, nos roban propiedades y bienes; son cortesanos del diablo y nos hacen mucho mal” (5).   “`Nos llaman perros alemanes’, exclama el autor de una `canción amonestadora’ dirigida al Emperador en 1546″ (6), en los mismos términos que Antonio de Sosa se lamentara tantas veces –con el mismo insulto– de los berberiscos. Y hasta el “nefando”, que tanto escandalizara a los “papaces” españoles en Berbería, es aplicado a los lujuriosos españoles como una perversidad más por los alemanes:   “Porque las infamias que cometen las sabe enseguida todo el pueblo alemán: fornicación y pederastia” (7).   Si alrededor de 1550 “la versión alemana de la leyenda negra… alcanzó forma fija” (8), a partir de 1560 entra en juego su adopción por los flamencos holandeses. “Guillermo de Orange y sus conspiradores, consciente e intencionalmente, hicieron de la propaganda antiespañola un arma principal, encaminada a popularizar la rebelión y ganar adeptos y ayuda del resto de Europa” (9). La _Apología_ de Guillermo de Orange, de 1580, fue el panfleto más difundido; era “una elegante pieza de propaganda” (10) y en ella se acusaba al rey español Felipe II de incesto, bigamia, adulterio, asesinato del príncipe Carlos y de Isabel de Valois, de tiranía, duplicidad y fraude. Los panfletos antiespañoles de la Koninklijke Bibliotheek de La Haya y las colecciones –“Geusenliedboeck”– aparecidas en antología a partir de 1574 y muy reeditadas, a veces con ilustraciones, convirtieron en verdadera “cultura popular” holandesa aquella propaganda que –y es la desdicha– tanto fundamento tenía a raíz del gobierno del duque de Alba:   “millares de ejecuciones entre los neerlandeses de todas las clases sociales, incluso de algunos destacados magnates del país, tras haber sido dictadas las sentencias por un Tribunal asesorado también por españoles y previa ratificación del duque de Alba; matanza de los habitantes de Naarden (1572), los cuales habían capitulado sin resistencia; violencias y saqueos de los soldados en Malinas, en la misma fecha, y en Amberes en 1576” (11).   En los panfletos y canciones se compara a las claras a los españoles con los turcos: “Los soldados españoles… en el distrito de Westfalia… han cometido más crueldades y ejercido más tiranía que los turcos, enemigos del cristianismo, jamás hayan hecho” (12). “Libradnos, Dios Todopoderoso, de estos perros de presa, de esta maldita raza, ¡que es más perversa que todos los turcos juntos!” (13). Marnix de Sainte Aldegonde, “el más famoso `ministro de propaganda’ de Guilleremo de Orange” (14), “de la misma manera que Lutero comparaba a los españoles con los turcos” (15), en un discurso ante la dieta de Worms en 1578 advertía contra la alianza hispano-turca:   “Prenez donc bien garde… veu quíl appert que les Espagnolz ont de nagueres traicté une confederation avecques les Turcz, avecques pactions de leur estres tributaires, à fin d’avoir plus grandes forces pour opprimer  le pays bas… Par où vous cognoissez facilement ce que vous devez attendre d’eux” (16).   Era el momento culminante de las negociaciones de tregua ya reseñadas, en los años de Sosa y de Cervantes en Argel. La conferencia de Marnix de 1578 en Worms produjo un gran impacto. La paradoja de ambas “leyendas negras” no hacía más que magnificarse.   Pero en los años 80, y sobre todo después del desastre de la gran armada en 1588, la “leyenda negra” antiespañola resurgió con virulencia en Inglaterra. En 1581 llegó a Inglaterra huido dom Antônio, el pretendiente a la corona portuguesa desplazado por Felipe II; en 1583 aparecía la primera edición inglesa de la Brevísima Relación de la destrucción de las Indias de Bartolomé de las Casas y al año siguiente Guillermo de Orange era asesinado; en 1584 aparecía el Discurso sobre la Plantación Occidental, de Richard Hakluyt que, como en el resto de sus obras, ya libelísticas ya más profundas, y estimulando los “sentimientos hispanofóbicos”, es “uno de los esfuerzos de propaganda patriótica más significativos en toda la historia de Inglaterra” (17). En los panfletos después de la “armada invencible” aparecía el mismo lenguaje truculento y propagandístico que se había utilizado en Holanda y que insertará este sentimiento en la “cultura popular” inglesa. Los españoles es gente “desleal, voraz e insaciable, por encima de las demás naciones“; en los españoles “pueden verse conjuntamente incorporados una taimada zorra, un voraz lobo y un rabioso tigre“; el español es “inmundo y sucio puerco, una lechuza ladrona y un soberbio pavorreal…, una legión de demonios”; se exalta “su insaciable avaricia, su crueldad superior a la de un tigre, su suciedad monstruosa y abominable lujuria…, su lasciva u amimal violación de sus matronas, esposas e hijas, su sin par y sodomítico estupro de muchachos jóvenes” (18). Nuevamente el paralelismo con los textos anti-berberiscos en España es notable.   La confluencia de ingleses y holandeses, simbolizada por la colaboración entre Richard Hakluyt y el grabador, impresor y librero Theodore De Bry, daría lugar a una de las piezas más representativas de esta “guerra de papel“, como la denomina Philip W. Powell. De Bry, residente en Francfurt, viajó a Inglaterra en 1587 y comenzó su relación con Hakluyt; “ambos dieron origen a importantes series sobre exploración, de gran amplitud de conceptos y contenidos y, entre otras cosas, de fuerte sabor antiespañol” (19). Y en 1598 De Bry imprimió una edición de la Brevísima…  ilustrada con 17 grabados originales sobre suplicios y matanzas de indios, según las descripciones de Las Casas, imágenes terribles que iban a tener gran éxito editorial, impresas total o parcialmente e, incluso, como colección de imágenes sólo (20). Aquellas ilustraciones propagandísticas –es notable la irrealidad de la fiugura de los indios, mucho más parecidos a europeos– debieron causar gran impresión en su momento por la crueldad de los suplicios; “los que Sosa relata de los berberiscos, la nación cruel por antonomasia a ojos de los españoles, palidecen al lado de los realizados por los españoles según las láminas de la edición de Francfurt (1598)” (21).   De la misma manera que en la literatura española de la época se abordó la cuestión berberisca con esa imagen distorsionada por la “leyenda negra” sobre los berberiscos, en la literatura inglesa sucedió con los españoles. Middleton, Fletcher, Jonson, Peele o Heywood crearán personajes malvados –los “Don Diegos”– españoles del mismo modo que Cervantes, Espinel, Lope o Tirso en España crearán prototipos de malvados berberiscos (22).   Crueldad berberisca, crueldad española o crueldad de los tiempos. Es algo simple. Y, por desgracia, muy actual. Simple “razón de estado” o razón de “imperio”. José María Parreño habla de esa “moral doble según la cual todo lo que hacen unos está justificado y lo que hacen otros carece de justificación posible” (23), al referirse a la obra de Antonio de Sosa. Es de validez general. Aún hoy.   Para terminar este libro de maravillas quiero recoger un viejo texto de una crónica de hace casi medio milenio, la del cura de los Palacios, Andrés Bernáldez. Narra el suplicio que se le da en Barcelona a un “catalán y loco imajinativo y malicioso” que atentara contra la vida del rey Fernando en diciembre de 1492 –año de grandes hechos conmemorables– “con un alfange o espada, cortanchano, de fasta tres palmos“, ante toda la corte, después de cuatro horas de estar “juzgando y oyendo al pueblo“, en la Plaza del Rey:   “El traidor fue condenado por la justicia de la ciudad a muy cruelísima muerte; fue puesto en un carro y traido por toda la ciudad; y primeramente le cortaron la mano con que le dio al rey; y luego, con tenazas de hierro ardiendo, le sacaron una teta; y después le sacaron un ojo; y después le cortaron la otra mano, y luego le sacaron el otro ojo, y luego la otra teta, y luego las narices; y todo el cuerpo le abocadaron los herreros con tenazas ardiendo, e fuéronle cortando los pies; y después que todos los miembros le fueron cortados, sacaronle el corazón por las espaldas y echáronlo fuera de la ciudad; lo apedrearon e lo quemaron en fuego e aventaron la ceniza al viento. Llamábase este traidor Juan de Cañamas” (24).   En la mente parabólica de la época –tan cervantina, por otra parte–, los simbolismos tendían hacia lo evidente, más que ahora si cabe, aunque quién sabe. No iba a faltar más que cualquier Juan Cañamas pudiera descabezar así como así a los poderes establecidos. Aquí y allá era lo mismo el poder. Y las palabras, normalmente, a su servicio. Al menos en apariencia.   ——————–     NOTAS:   (1).- Ver relato 21 de Sosa, edic. de Sola y Parreño del Diálogo de los mártires… de Ed. Hiperión, en el que el jesuíta Torres en Argel es el encargado del legado testamentario de Luis Quijada, ayo de Juande Austria, destinado a la redención de cautivos. (2).- Sverker Arnoldsson, La leyenda negra. Estudio sobre sus orígenes, Göteborg, 1970, p. 134. (3).- Rodomontate espagnuole, Venecia, 1627, cit. en nota por Arnoldsson, op. cit.  p. 195. (4).- Ver Arnoldsson, op. cit., p.  139. (5).- Ib., cit. p. 125. (6).- Ib., p. 126. (7).- Ibidem. (8).- Ibidem. (9).- Philip W.  Powell, Arbol de Odio. La Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y el Mundo Hispánico, Madrid, 1972, Porrúa, p. 88. (10).- G.  Parker, _Felipe II_, Madrid, 1984, Alianza, p.  240. (11).- Arnpldsson, op.  cit.  p. 137. (12).- Konink. Bibliot., folleto 1078, cit. Powell, p. 96. (13).- Ib., folleto 1199, cit. Powell, p. 97. (14).- Powell, op.  cit., p. 101. (15).- Arnoldsson, op. cit. p.  134. (16).- Cit.  ibidem. (17).- Powell, op. cit., p. 107. (18).- Textos de folletos publicados por A. Arnauld y R. Ashley, cit.  Powell. op.  cit., pp. 107-108. (19).- Powell, op. cit., p. 113. (20).- Ib., pp. 113-114 y nota p. 236. (21).- Ver Parreño, introd. a la edic. cit. del Diálogo de los mártires… (22).- Ver Albert Mas, Les turcs dans la littérature espagnole du Siècle d’Or (recherche sur l’évolution du thème littéraire), tesis de letras, París 1968, así como la tesis de Conchita Ortiz sobre el mundo berberisco argelino en el teatro español del Siglo de Oro, en la Complutense de Madrid; de ambos trabajos hay ediciones parciales. (23).- Ver su introduc. a la edic. cit. de Sosa. (24).- Bernáldez, Historia de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, B.A.E., tomo LXX, Madrid, 1953, Atlas, c. CXVI, p. 656.   Hasta aquí, el artículo con las notas.   Algunas obras básicas de la “leyenda negra” –en la síntesis de García Cárcel– son:   -De Reginaldo González Montano, ¿protestante de Sevilla?, exiliado en Londres hacia 1557, Exposición de algunas mañas de la santa Inquisición española, en latín, 1567… punblicada en Heidelberg… resalta torturas y tormentos… edics. en inglés  1568, 1609, 1625… en francés, 1568… en holandés, 1569 (3ª edic.), 1620… en alemán, 1603, 1611… en España, en el siglo XIX.   ———–Tiene cierta importancia el exilio protestante hispano; evocación de la Biblia en castellano de  Valera y Casiodoro Reina, del XVI, no importante para el castellano cuando en otros países la versión de la Biblia lo fue mucho para sus lenguas nacionales… Clara conexión con las controversias de la Reforma/ Contrarreforma… Lo estudia muy bien Sergio Bertelli, un italiano, en un libro muy importante para entender el periodo moderno, Heterodoxos, libertinos y ortodoxos en el Barroco, cuando introduce la polémica contra los protestantes que presentaban sus martirologios modernos o criticaban el santoral como fantaseado…  Evocación de Flacius Illiricus y los “centuriadores”… para entender a Fox…————-   -John Foxe, 1554, Acts and Documents… (“Libro de los mártires” o “Book of Martirs”… en inglés y pronto de gran éxito… Exiliado en Holanda con María Tudor… Bloody Mary… (y Felipe II, rey de Inglaterra). Primeras ediciones completas, 1563 y 1570… Muy reeditado hasta 1954… Una segunda Biblia para los puritanos ingleses… Resalta la rapacidad inquisitorial y la indefensión de los acusados…   -Guillermo de Orange, 1580, la “Apología…” –lo veremos cuando evoquemos a Felipe II–… panfleto y habilidad política… gran éxito editorial en Inglaterra y en Holanda a finales del XVI y en el XVII…   -Antonio Pérez, “Rafael Peregrino”, Relaciones, 1594… éxito editorial en Francia, París, 1598, 1618, 1624… En España, editado en 1894… Contra Felipe II: “La tiranía es tan natural a Felipe como la risa al hombre”… “maligno y perverso”, “orgullo, arrogancia, tiranía e infidelidad”, contra los castellanos…   -Bartolomé de las Casas (1474-1566), 1578, Brevísima relación…, escrita en 1542… ediciones desde la de Sevilla de 1578… en francés, 1579, 1582, 1594… en inglés, 1583… Holanda, 1596… Alemania, 1579 y 1597… en latín, 1598… Edic. de Teodoro de Bry, Francfort, 1597, con 17 grabados… Hasta 1648, 26 eidiciones, 10 con láminas…   -Otras historias de América… López de Gómara y su “Crónica de la Nueva España” o Agustín de Zárate para Perú… traducciones e insistencia en el asunto de la crueldad…   -Girolamo Benzoni (Milán, ¿1519?)… en 1541, a América… platero… 1555, la Inquisición de México le condena por hereje luterano… Historia del Nuevo Mundo, Venecia, 1565… reedicción, 1572… en latín, 1578… tras edición francesa de 1579, éxito internacional… Holanda, 1572, 1582… en alemán, 1589, 1590, 1595, 1597… en latín, 1581, 1586, 1588 y 1590… En España, 1989… Lo más destacado para una propaganda, la violencia de Meléndez de Avilés contra los hugonotes franceses en Florida en 1565… Ediciones parciales, edic. de Bry en 1591…     Pero ya está bien… El envés de la moneda, la “leyenda rosa”… frente a un Felipe II como “demonio del mediodía”, un “rey prudente”… Lope, “gran vendedor” de la imagen de Felipe II… Historiadores y cronistas oficiales… Luis Cabrera de Córdoba, más o menos: por ejemplo, no vio publicada la segunda parte de su Historia de Felipe II en vida, y no lo fue hasta el siglo XIX… Quevedo, Gracián, Solís… García Cárcel habla de “narcisismo”… Y en paralelo una larga corriente autocrítica que arranca de Vives y los Erasmistas, sigue con Cervantes y los arbitristas, ilustrados del XVIII y afrancesados, regeneracionistas del 98 o exiliados derrotados de 1936…   “Hispanismo” internacional –Morel Fatio usa por primera vez en 1879 esa palabra–, apasionamiento y frecuente entusiasmo… cervantistas y raros…   Reflexiones finales de García Cárcel: 1.- No hay “conjura internacional” contra España… gran influencia cultural en su tiempo, etc… 2.- Responsabilidad española en la mala imagen: “gestión imperial”… “Una política como la española, imperialista en lo político, delirante en lo religioso, torpe en la fabricación de su propia propaganda” (p.36).    

Emilio Sola 16 marzo, 2012 8 octubre, 2014 España, hispanismo, historia y opinión, propaganda, siglo de oro
ANTONIO PIGAFETTA NAVEGACIÓN Y DESCUBRIMIENTO DE LA INDIA SUPERIOR: grandes nadadores en el Pacífico

El relato más fiel de la expedición iniciada por Fernando Magallanes, ambulance  que dio la primera vuelta al mundo entre agosto de 1519 y septiembre de 1522, la escribió un protagonista excepcional de la acción, el italiano, natural de Vicenza, Antonio Pigafetta. Consciente de la importancia de esa primera circunvalación del Globo Terráqueo o mundo, Pigafetta había ido llevando un diario escrito del viaje, y tuvo la fortuna de ser uno de los 17 supervivientes, de los 239 expedicionarios iniciales que salieron de Sevilla, que logró volver a España después de aquellos tres años largos de navegación.  Su presencia activa se capta a lo largo de toda la crónica, modélica relación literaria, verdadera literatura de avisos de alguien que se esfuerza por narrar con garantías de veracidad lo que cuenta, ya porque él lo ha visto y presenciado, ya porque alguien fidedigno se lo ha contado. Religiosidad y mitos del momento se combinan con fina observación, análisis y exposición, pensadas para informar, y con la conciencia clara de que si lo lograba   plasmar bien alcanzaría  fama, consciente de que era su Ocasión de ser recordado y apreciado por la posteridad.   El texto lo escribió a su vuelta, a la luz de las observaciones anotadas a lo largo del largo viaje, y en vida intentó su publicación, que no llegó hasta después  de su muerte; apareció en Venecia  en 1536, posiblemente al cuidado de Gian Battista Ramusio, que lo incluyó en 1550 en su colección de viajes. Se conservan tres manuscritos en francés, dos en la Biblioteca Nacional de Paris y otro en manos privadas en Nancy, y uno en italiano, el Codex Ambrosiano, en la Bibloteca Ambrosiana de Milán. Este es la base principal de las ediciones habituales, tras su publicación en 1800 por su descubridor, el conservador de esa biblioteca milanesa Cario Amoretti, que lo editó también al año siguiente traducido al francés. En 1888 el chileno José Toribio Medina publicó una notable edición española en la colección de documentos históricos para la historia de Chile (vol. II, pp.417-524), el equivalente a nuestro CODOIN o colección de documentos inéditos para la historia de España, y esa versión de José Toribio Medina se convirtió en la clásica en español, de alguna manera. Esa es la utilizada por la edición de 1986 de la editorial Orbis, a cargo de Virgilio Ortega y con una presentación de Nelson Martínez Díaz, de la que hemos recogido algunas notas aclaratorias del texto de esta nueva edición versiculada, al estilo del ADF.   La versión actualizada y versiculada facilita grandemente la lectura del texto, a la que se han añadido algunos titulillos marginales para esponjarlo más, así como resaltado las alusiones temporales que ayudan a seguir el desarrollo temporal de lo narrado, uno de los objetivos principales también del autor Antonio Pigafetta. Alguna pequeña licencia, como poner en mayúscula algunas, pocas, palabras resaltables, como Ocasión, es un guiño cervantino, en este caso, un pequeño homenaje a nuestro más profundo escritor de avisos de cosas que pasan en el mundo.       PARA NADADORES   Para mayor disfrute del texto con otros ojos, hemos resaltado en verde las Ocasiones en las que aparecen nadadores; a veces son animales: “Durante los días serenos y de calma, nadaban cerca de nuestra nave grandes peces llamados tiburones”, como escribe a la altura de la costa africana; sobre los lobos marinos, ya en la costa argentina, dice: “Nadan rápidamente y sólo viven de pescado”, en ambas ocasiones en el Libro I. El más exótico de estos animales nadadores, es sin duda el jabalí nadador del libro III: “Hay en esta isla jabalíes muy grandes, habiendo nosotros muerto uno que pasaba a nado de una isla a otra”, y se refiere a la isla de Cimbombón cerca de Borneo.   En otros momentos, son nadadores humanos: de los nativos de las islas Marianas, dice bellamente: “Son buenos nadadores y no temen aventurarse en alta mar, como delfines”, en el libro II. En uno de esos emotivos momentos, algunos ganan su libertad a nado, como sucede en el entorno de la isla de Shangir, una más del archipiélago desmesurado y mítico en que se convierte el sudeste asiático para Pigafetta:  “En esta ocasión fue cuando los prisioneros que habíamos hecho en Sarangani saltaron del buque y se escaparon a nado con el hermano del rey de Mindanao, aunque después supimos que su hijo, no habiendo podido sostenerse en la espalda de su padre, se había ahogado.” (Libro III).   El momento más emotivo en el que aparecen nadadores, y muy buenos buceadores, además, fue con Ocasión de la avería de la nao Trinidad, con una gran vía de agua, que hubo de quedarse en las Molucas, dejando a la Victoria en solitario su navegación de regreso a España. El rey de Tadore, muy afectado por la noticia, llamó a expertos nadadores para intentar solucionar el problema:   “Con esta nueva, el rey de Tadore vino a bordo para ayudarnos a buscar la vía de agua, aunque en vano. Hizo que se sumergieran cinco de los indígenas que estaban acostumbrados a permanecer más tiempo debajo del agua, y por más que lo estuvieron por más de media hora, no pudieron encontrar el sitio por donde aquélla entraba, y como a pesar de las bombas el agua seguía subiendo, envió a buscar al otro extremo de la isla a tres hombres aún más reputados que los primeros como excelentes buzos.   “Al día siguiente, muy de mañana, regresó con ellos. Se echaron al mar con sus cabellos sueltos, porque se imaginaban que el agua, al entrar por la rotura, atraería sus cabellos y les indicaría por este medio dónde se hallaba; pero después de buscarla durante una hora, subieron a la superficie sin haber encontrado nada.”   Es la despedida melancólica de la nao Victoria, al final del Libro III. El libro siguiente y último, el regreso a casa, es mucho más breve que los anteriores. Y ya no aparecen en él nadadores.   ***   La presente edición versiculada fue preparada por Emilio Sola y Esmeralda de Luis, y se la dedican a Carlos Miragaya y su nueva nao Victoria Virtual, en el inicio de un viaje de tres años por los mares de la oceánica WWW que le deseamos próspero y pleno de Fortuna.   Intersticio de nomadeo CEDCS y Casa Tilo de Alcalá, 27 de agosto de 2012.

Emilio Sola 2 mayo, 2013 2 mayo, 2013
DIONISIO DE HALICARNASO: NADADORES EN SU HISTORIA ANTIGUA DE ROMA…

Quiero preparar para el Archivo de la Frontera algunas piezas de Nadadores de historiadores romanos, y he comenzado por Dionisio de Halicarnaso; aquí os dejo el resultado de esta primera cata, a la espera de la que estoy haciendo ahora con Tito Livio, para el mismo periodo, para ver sus variantes, pues parece que recoge las mismas historias de Nadadores… Espero que me digáis alguno qué os parece y alguna sugerencia al respecto… http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2016/11/DIONISIO-DE-HALICARNASO-LIBROS-I-VI-Nadadores.pdf  

Emilio Sola 20 noviembre, 2016 20 noviembre, 2016 Dionisio de Halicarnaso, Hércules, historia antigua, nadadores, Roma
Nota de lectura: EL ANTONIO DE SOSA DE MARÍA ANTONIA GARCÉS, UN MAESTRO DE LA LITERATURA DE AVISOS.

Descripción/Resumen: EL ANTONIO DE SOSA DE MARÍA ANTONIA GARCÉS An Early Modern Dialogue with Islam. Antonio de Sosa’s Topography of Algiers (1612), stuff edit. María Antonio Garcés, traduc. Diana de Armas Wilson, Notre Dame, Indiana, 2011, Univ. Notre Dame. ISBN-13: 978-0-268-02978-4 La traducción y edición inglesa de la Topografía de Argel de Antonio de Sosa va precedida por un riguroso estudio histórico de María Antonia Garcés que desvela por fin la personalidad literaria que se escondía detrás de tan extraordinario y complejo texto. He aquí el texto de la nota de lectura: http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2012/02/Garcés-y-Sosa-1-para-Ankara-2011-compatible.doc  

Emilio Sola 25 febrero, 2012 25 febrero, 2012 Antonio de Sosa, cervantismo, edición inglesa, María Antonia Garcés, Topografía de Argel
RELATO / GUIÓN 1 UCHALÍ, EL CALABRÉS TIÑOSO, UN TRIUNFADOR MODERNO.

Un joven calabrés, esclavo de los turcos, consigue convertirse en un exitoso corsario primero, y luego en rey de Argel y almirante de la flota otomana. Decían de él que, una vez airado, nadie lo podía calmar. Archivos Adjuntos RELATO GUION 1 UCHALI (2 MB)

Emilio Sola 4 marzo, 2020 3 mayo, 2020 13 relatos, cine corsario, guión 1, Uchalí
Corsarios o reyes 4-1: leyenda negra africana clásica

4.- La Berbería cervantina, de Euch Ali a Hasán Veneciano, aproximación final a la figura del converso/renegado y la “leyenda negra” –sexo y violencia– berberisca.    4.1.- África infame e inquietante, bestial y ponzoñosa.        A la hora de ordenar este libro de maravillas, que tiende demasiado naturalmente al desborde y a la desmesura, he dejado para el final los capítulos más arriesgados, dentro de un todo ya de por sí bastante azaroso, que girarán en torno a tres asuntos troncales; un telón de fondo morisco, que creo que hay que resaltar en especial, y una aproximación a la “leyenda negra” sobre Berbería en la que se abordarán las dos cuestiones más desencajadas de ella: la crueldad y la “libertad” sexual; el tabú de la homosexualidad o bujarronería, mejor, ante todo. En el conjunto, la figura del “renegado/converso”, verdadero “hombre de frontera”, aparecerá con especial nitidez. Espero.        Si hasta aquí la figura de Antonio de Sosa había sido importante, a partir de ahora se convierte en imprescindible y casi única. Un Antonio de Sosa que, como Cervantes con sus múltiples discursos, parece ser al menos dos: el taimado y objetivo del “Epítome de los reyes de Argel” y el enloquecido o enloquecedor del diálogo de la cautividad. Entre ambos, el Antonio de Sosa del diálogo de los mártires, esos treinta relatos cortos de ambiente berberisco sobre los que hemos de volver muchas veces, pequeña obra maestra de la narrativa española del Siglo de Oro (1).        La recreación de acciones sádicas que se da en los textos de Sosa no ha sido igualada en la literatura española –si se prescinde de los martirologios al uso, con los que está emparentado alguno de sus textos–, y la enumeración inacabable de horrores y reiteraciones obsesivas consigue un climax difícil de superar. El solo, con este libro que alcanzó bastante difusión dentro y fuera de España, hubiera bastado para apuntalar la leyenda de una Berbería enfermizamente cruel y entregada a todos los vicios y demasías. En sus relatos enfebrecidos, en los que cuenta y vuelve a contar un mismo suplicio repetidas veces, Sosa llega a afirmar que aquella densidad de mal allí concentrada y que él capta y transmite con fruición puede ser debida a la misma esencia profunda Áfricana.        “En todos los tiempos pasados fue muy notada de infame esta tercera parte del mundo llamada África… Y la causa desto es porque la misma propiedad del cielo de toda esta parte del mundo, y la naturaleza y calidad della, fue siempre de tal suerte que parece no tener otra virtud ni ser para más que para producir espantosos monstruos, fieros animales, pestilentes serpientes y mortíferos venenos. Y, por tanto, ser un aire y suelo tan nocivo y tan  malo, de la misma naturaleza condenado –como decía Lucano–, y que la misma naturaleza quería que estuviesen los hombres ausentes y muy apartado de tal tierra.        “Aquí se crían los soñolientos áspides, las escamosas emorrois, la inconstante quersidros, que habita unas veces en el agua y otras en la tierra. Los quelydros que corriendo levantan el polvo; la ceneris de muchos y varios colores; la anmodites arenosa; la cerastes desconjuntada y que a todas partes se revuelve; la seytala, que en el invierno se despoja; la seca dipfas, la pesada anfisibena de dos cabezas, la natrix, gran nadadora; los iaculos, grandes bogadores, las foreas de la cola levantada, el goloso prester, la ponzoñosa seps, el basilisco, matador con sola vista, y, finalmente, dos grandes y muy dañosos dragones y otras infinitas ponzoñas y pestilencias, que no son para otra cosa que para daño y ruina de la naturaleza humana…        “Por ser esta parte del mundo tan fértil para criar muertes, fingieron los poetas que volviendo Perseo, hermano de Palas, de la muerte de Medusa –que mató con la espada corva de Mercurio, llamada Harpen, y con el favor del escudo reluciente de metal de la misma Palas–, y trayendo colgada de la mano la cabeza de la dicha Medusa –cuyos cabellos eran muy ponzoñosas culebras y cuya corrupción que della goteaba todo lo que tocaba volvía en muy terrible ponzoña–, por ninguna otra parte del mundo quiso pasar sino por África, que era tierra arenosa y adonde menos sería el daño que aquella cabeza haría. Pero que fue tanta la ponzoña que, goteando de aquella sucia cabeza, recibió esta tierra, y el rocío de la sangre cruel de Medusa fue de tanta fuerza, que –recocido después por el calor de la región— produjo infinitas y venenosas serpientes.        “Y, sin duda ninguna, de la constelación, naturaleza y propiedad tan mala del aire y tierra de África todas las regiones y partes della fueron siempre, y son hoy día, muy abundantes de monstruos y fieros animales. En tal manera que por proverbio muy común se dijo siempre: `África produce algún monstruo’. Por tanto, los romanos, cuando querían hacer algún grande y maravilloso espectáculo en las fiestas que celebraban con grandísimo aparato y costa, en las cuales era costumbre, entre otras cosas, mostrar al pueblo en público algunos animales espantosos y nunca vistos –como era en los juegos circenses,  locubres (o lúgubres) memorias fúnebres y otros extraordinarios–, de África los procuraban haber –como dice Estrabón– y de allí llevaban las panteras, las onzas, los leopardos, las lyenaes, los camelopardos, los rinocerontes, las cebras y otros animales de extraña naturaleza y figura…        “Hasta los hombres nacidos en esta tierra y debajo (de) sus constelaciones participan de su calidad y propiedades naturales. Porque siempre fueron gente monstruosa, mal proporcionadas, bárbaros, rudos, incultos, agrestes, ferinos, inhumanos. Y siendo las otras dos partes del mundo, Asia y Europa, pobladas casi todas de gentes, ciudades y pueblos que viven en toda buen orden, gobierno y policía, sola África, al contrario, por la mayor parte siempre tuvo habitadores que en su vida no fueron ni son menos que animales, bestiales y sin razón. Buen testigo desto fueron los numedios, los marmaridos, los mazas, los nasamones, los garamantas, los andróginas, los asbestas, los trogloditas, los erembos, los macrobios, los espibos, los bracobios, los antomelos y otras infinitas y muy bárbaras naciones, de las cuales los autores hacen mención como de gentes que no tenían más que el nombre” (2).        La tradición antigua, llena de fabulaciones, de una África misteriosa y llena de peligros, habría atravesado la Edad Media y, con indudables matices medievales, llegaba hasta finales del siglo XVI. Mármol Carvajal, aunque con menor virulencia que Sosa, también se hacía eco de estas tradiciones: “Otros dicen que cuando los romanos conquistaron la África llamaron a esta parte de la tierra Berbería porque hallaron la gente de ella tan bestial que aún en la palabra no formaban más acento que animales” (3). El amplio “bestiario” africano de Mármol, sin duda con innumerables deudas –sobre todo sigue a  León el Africano en todo su texto–, habría hecho las delicias de Borges, por ejemplo (4).        Pero es el libro V de Los seis libros de la república de Jean Bodin el que mejor puede acercarnos a la idea que en el momento un europeo podía tener de África, y en concreto su capítulo 1, “Procedimientos para adaptar la forma de república a la diversidad de los hombres y el modo de conocer el natural de los pueblos”. “Uno de los mayores, y quizá el principal, fundamento de las repúblicas consiste en adaptar el estado al natural de los ciudadanos, así como los edictos y ordenanzas a las naturaleza de lugar, tiempo y persona”; con esta base, establece la división “entre los pueblos del norte y del sur” y los clasifica en tres grupos, el de “las regiones ardientes y…  los pueblos meridionales”, el de “los pueblos centrales y regiones templadas” y el de “los pueblos septentrionales y… las regiones frías” (5). Y es con este esquema con el que intenta elaborar una teoría sobre la influencia de los climas en el temperamento de los pueblos que llegará hasta el mismo Montesquieu, con afirmaciones de alguna manera proverbiales. “Los pueblos nórdicos son superiores en fuerza y los del mediodía en astucia, los habitantes  de las regiones centrales participan de ambas cualidades”. “Los meridionales… son más ingeniosos que los pueblos centrales” y otras del mismo tenor, en las que los españoles son presentados como pueblo meridional y con frecuencia  comparados a los franceses. De Galeno toma las teorías sobre temperamentos –“la flema hace al hombre pesado y torpe; la sangre, alegre y robusto; la cólera, activo y dispuesto; la melancolía, constante y reposado”–, y así los más norteños “son flemáticos y los meridionales melancólicos”, los norteños “son más sanguíneos y los que están más cerca de la región central son sanguíneos y coléricos. Hacia el mediodía son más coléricos y melancólicos, según son más negros o amarillos, que son los colores de la melancolía y la cólera”.          Con ese bagaje teórico determinista, movedizo y globalizador, Bodino intenta dar firmeza a sus reflexiones. “Cada uno de estos tres pueblos usa para el gobierno de los recursos que les son propios.  El pueblo de septentrión de la fuerza, el pueblo central de la justicia, el meridional de la religión”. “Los pueblos nórdicos se valen de la fuerza para todo, como los leones. Los pueblos centrales, de las leyes y de la razón. Los pueblos del mediodía se valen de engaños y astucias, como los zorros, o bien de la religión”. “No debe asombrarnos que los pueblos meridionales sean mejor gobernados mediante la religión que mediante la fuerza o la razón… cuanto más se desciende hacia el mediodía, los hombres son más devotos, más firmes y constantes en su religión, como en España y aún más en África”.        Su análisis se detiene en las dos cuestiones que habrán de ser de particular importancia en la “leyenda negra” sobre Berbería –y sobre España también para otros europeos–, la crueldad y la lujuria. “Los antiguos atribuyen a los pueblos nórdicos crueldad y barbarie… Por el contrario, el pueblo meridional es cruel y vengativo por su natural melancólico… Se trata, pues, de dos crueldades diferentes; la de los   pueblos septentrionales consiste en un ímpetu brutal, propio de animales; los meridionales son como zorros que aplican todo su ingenio a satisfacer su venganza”. Si era “pérfida y cruel” la guerra narrada por Polibio entre “espandianos y cartagineses”, “parece cosa de juego si se compara a las carnicerías descritas por León el Africano”; otros actos de crueldad –en Indias, Persia o Egipto– relata Bodino antes de concluir que “los pueblos de las regiones centrales no podrían ver ni siquiera oír tales crueldades sin horrorizarse”. El temperamento melancólico hace que haya “mayor número de locos furiosos en las regiones meridionales que en las septentrionales” y que “aunque por doquier hay locos de todas clases, sin embargo los de la región meridional suelen tener visiones terribles, predican, hablan muchas lenguas sin haberlas aprendido y, a veces, son poseídos por espíritus malignos”.        “Otra diferencia notable entre el pueblo meridional y el septentrional es que éste es más casto y púdico y el meridional más lujurioso,  lo que se debe a la melancolía espumosa. Por ello, los monstruos proceden ordinariamente de África, a la que Ptolomeo coloca bajo Escorpión y Venus, añadiendo que toda África adoraba a Venus… También sabemos que los reyes de África y Persia tenían siempre harenes de mujeres, hecho que no se puede imputar a costumbres depravadas… A escitas y alemanes les basta y les sobra con una sola mujer y César, en sus Comentarios, dice que los ingleses en su tiempo compartían una mujer entre diez o doce. Muchos septentrionales, conocedores de su impotencia, se castraban cortándose las venas parótidas debajo de las orejas, como dice Hipócrates, quien atribuye la causa de la impotencia a la frialdad del vientre y a montar mucho a caballo… Por eso los pueblos nórdicos son tan poco celosos que, según Altomer de Alemania e Irenicus que escriben elogios de su país, hombres y mujeres se bañan juntos… Por el contrario, los meridionales son tan apasionados que, a veces, mueren de celos… Los romanos condenaron, sin distinción de razas, a pena de infamia a quien tuviese más de una mujer; después, en este reino, la pena de infamia se transformó en pena capital. Esta ley romana no ha perdurado en África por los inconvenientes a que daba lugar… De lo dicho puede deducirse que el pueblo meridional está sujeto, en cuanto al cuerpo, a las mayores enfermedades y, en cuanto al espíritu, a los mayores vicios…” (6).        Aunque Bodino advierte que no hay temperamentos puros sino tantos como “mezclas” de los cuatro humores, y que en cuanto “a las inclinaciones naturales de los pueblos debe advertirse que no tienen carácter necesario”, sus apreciaciones son valiosas para intentar una aproximación a esa manera de juzgar del hombre de la época, del contemporáneo de Sosa y Cervantes. En concreto, en lo referente a África, a Berbería. Si el esfuerzo de ecuanimidad y análisis frío de Bodino permite exposiciones que hoy nos parecerían hasta ingenuas en su desmesura, las de Sosa se nos aparecerán mucho más comprensibles; sus duras circunstancias personales de humillante cautiverio y en un ambiente popular y orientalizado tan provocador para su condición de clérigo post-tridentino debieron conducirle casi a la locura; eso es lo que aparece en tantos fragmentos de su obra literaria, como el citado sobre África con esa enumeración enfermiza de serpientes ponzoñosas, una de las imágenes clásicas del demonio. Eso podía suceder en mentes –como la de Sosa– disciplinadas de alguna manera. Más complejo sería acercarse a lo que pudiera suceder en medios más populares de “vértigos colectivos”, “delirios mentales” y “trances masivos” o “sueños hiperbólicos” de “sociedad visionaria” (7).       —————-   NOTAS:   (1).- Una aproximación al Antonio de Sosa narrador, E. Sola, “Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África”, en Actas del I encuentro de historiadores del valle del Henares, Guadalajara, 1988, y “Antonio de Sosa, un clásico inédito amigo de Cervantes”, en el I coloquio internacional de la Asociación de Cervantistas, Alcalá de Henares, 1988, así como la introducción de J.M. Parreño y E. Sola a la edición del Diálogo de los mártires de Argel, Madrid, 1989, Hiperión. (2).- Haedo, II, pp. 127-130. (3).- Mármol, I, III, fol. 2. (4).- Ib., I, XXII, fol. 22 vto. y ss. (5).- Bodino, V, I, pp.  213 ss.  de la edic. citada de Tecnos. “Ya he explicado estas divisiones en mi libro Método de la historia y aquí no me detendré en ellas” (p. 215), dice Bodino al referirse a las clasificaciones climáticas. (6).- Todos los textos de Bodino citados son del mismo libro V, capítulo I. (7).- Son todas expresiones de P. Camporesi, op.  cit., c. 12, p. 8 y c. 13.      

Emilio Sola 25 enero, 2012 25 enero, 2012 barbarie, Berbería, Bodino, climas, crueldad, determinismos, Leyenda Negra, Perseo y la Gorgona, sexualidad, Sosa, temperamentos
¡Banquero al agua!, por Leonardo da Vinci

  ¡BANQUERO AL AGUA!, case EN UN RÍO LITERARIO. Un  chiste sabio del gran Leonardo da Vinci, recogido de sus Aforismos, reúne en  una historia graciosa a dos frailes y un mercader, nombre que en la época  designaba al financiero; en este caso, más que mercader dice mercachifle,  diminutivo despectivo, pero no viene al caso: es el que controla el dinero, avariento,  frente a los otros dos pobrecitos mendicantes y hambrientos. La  escena sucede en un río genérico, literario, y podía no ser muy profundo puesto  que se disponen a vadearlo, con lo que en vez de nadar pudo salir chapoteando  fácilmente sin duda, no tenía por qué ser un gran nadador para ganar su vida a  nado. Mas la historia es sapiencial y se merece figurar entre estos episodios  de Nadadores. Gracias  al maestro Carlos Miragaya por el envío, con sus referencias editoriales, pues  esto no va más allá de ser un estímulo mínimo a una lectura interesante y más  amplia y reposada. La selección y traducción de estos Aforismos de Leonardo da Vinci es de E. García de Zúñiga (Madrid,  1977, 2ª edic., Óptima-Espasa Calpe, p.173, puntos 693, 694 y 695). Sobre ella  establecemos el texto versiculado.       De un fraile y un mercader.   Los hermanos mínimos acostumbraban a observar la Cuaresma en sus conventos absteniéndose de comer carne; pero cuando van de viaje, como viven de limosnas, les está permitido alimentarse de todo lo que les ofrecen.   Entrando, pues, en una posada dos de esos religiosos, en compañía de cierto mercachifle, se sentaron los tres a la misma mesa. Sirviéronles, como único manjar, un pollo hervido, que otra cosa no había disponible en la mísera posada.   Viendo el mercader que este único plato apenas bastaba para él solo, se volvió a los religiosos y les dijo: “Si mal no recuerdo, vosotros no coméis en vuestros conventos y en días como estos ninguna clase de carne”.   A estas palabras los religiosos, de acuerdo con su regla, hubieron de contestar sin ambages que tal era la verdad, con lo que el mercachifle, muy satisfecho, se comió el pollo; y los hermanos tuvieron que conformarse como pudieron. ***   Partiéronse luego en compañía y sucedió que después de andar un trecho, llegaron a un río de bastante anchura y profundidad.   Como los tres iban a pie –los hermanos por pobreza, y el otro por avaricia– fue necesario para comodidad de la compañía que uno de los frailes se descalzara y cargara sobre sus hombros al mercachifle, y así lo hizo, dándole a guardar sus zuecos entretanto. ***   Cuando el fraile se encontró en la mitad del río, le vino a la memoria una de las reglas de su orden, y este nuevo San Cristóbal, alzando la cabeza, preguntó al hombre que cargaba: “Dime, antes de seguir adelante, ¿llevas contigo algún dinero?”   “Sin duda –contestó el otro–; ¿puedes pensar, acaso, que un mercader como yo emprenda viaje en otras condiciones?”   “¡Cuánto lo siento! –exclamó el fraile–; nuestra regla nos prohíbe llevar dinero encima.”   Y sin más, lo arrojó al agua. Comprendió entonces el mercader que esta era la alegre venganza de su mal proceder, y sonriendo pacíficamente, con rubor y vergüenza la soportó.

Emilio Sola 28 febrero, 2012 28 febrero, 2012 banqueros, chiste, frailes mendicantes
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