I.13.01 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – De la travesía del desierto y el Preste Juan

Autor del Documento: Esmeralda de Luis y Martínez

I.13.01 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – De la travesía del desierto y el Preste Juan

I.13.01-El Preste Juan

I.13.01-El Preste Juan

El Señor Della Valle, en esta carta decimotercera, deja entrever con suficiencia que él no es ni menos observador, ni menos devoto que otros sabios, pues ha tratado a fondo todo lo que ha visto durante la ruta desde El Cairo hasta Jerusalén y otros lugares, y lo ha hecho de un modo tan certero y exacto, en especial en lo tocante a Palestina y los Santos Lugares, que nada se puede añadir a su descripción, ni a los indudables testimonios que ha dejado allí de su piedad y de la grandeza de su fe.

Señor [Schipano]: “Como soy fiel a mis promesas, no querría privaros de las novedades que se siguieron con motivo de nuestro Santo Peregrinaje , que comencé un martes, 8 de marzo. Tal y como os adelanté en mi anterior correspondencia, partí de El Cairo hacia el mediodía, rodeado de todos los franceses y de muchos otros amigos míos, tanto italianos, como árabes y turcos, que me acompañaron hasta llegar al Matarée, a unas siete millas de la ciudad. Casi todos iban montados en asnos pertrechados de albardas o tapices, como acostumbran por aquí. Esta cabalgata era tan vistosa, que yo creo que ni en los carnavales de Nápoles se hubiera podido ver algo semejante. Yo iba vestido con un hábito de peregrino, bastante extravagante como para que los bárbaros me prestaran atención y no apartaran sus ojos de mi persona. Podría haber dicho entonces lo mismo que Fidentio: Mi airosa toga de un lado colgaba, y yo, haciendo vibrar mi bastón señorial, con inmenso placer cabalgaba.

Por fin llegamos al Matarée, a la frescura de esas aguas en las que se dice lavaba su ropa la Santa Virgen, cuando vivía allí con nuestro Señor y con San José, huyendo de la persecución de Herodes. Me quedé en esos parajes hasta que los camellos, que estaban esperando en ese lugar, fueron cargados con el equipaje. Una vez todo en orden, y habiéndome despedido de nuestra comitiva, que regresó a El Cairo, me puse la ropa de viaje y me fui solo, delante de la caravana que debía partir dos días después, ya que como ésta solía recorrer unas jornadas más largas que las mías, sin duda yo habría podido sufrir algunos incidentes por el camino en lugares en donde sin su compañía es impensable transitar, ya que los viajeros deben pagar allí ciertos derechos de paso, cuyos receptores, para ahorrarse molestias, quieren que esperemos allí hasta que nos juntemos un buen número y así cobrarnos a todos de una vez…»

El texto completo de esta entrega en el siguiente enlace:

I.13.01 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – De la travesía del desierto y el Preste Juan

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