II.I9.14 – VIAJES DE PIETRO DELLA VALLE EN EL S XVII – El Umbral Real en el palacio del rey de Persia, o de cómo acogerse al amparo de lo sagrado.

Autor del Documento: Esmeralda de Luis y Martínez

II.I9.14 – VIAJES DE PIETRO DELLA VALLE EN EL S. XVII –
«El Umbral Real en el palacio del rey de Persia, o de cómo acogerse al amparo de lo sagrado».

A modo de posdata de la CARTA 19 desde Isfahán.

II.19.14 - "El sagrado Umbral" . Miniatura persa del s. XIV

                     II.19.14 – «El sagrado Umbral» . Miniatura persa del s. XIV

     «… La otra curiosidad es que en Persia todas las Naciones extranjeras, tanto por la procedencia del país, como por la religión, y debido a un particular privilegio muy antiguo, tienen libertad de conciencia y pueden vivir a su modo y según las leyes de sus Príncipes; de ahí que cada Nación tenga adjudicada una barriada en particular en la que vive separada de las otras, como yo os he comentado que es práctica común en Isfahán. Otra ventaja de estas viejas costumbres es que cada una de las comunidades tiene autonomía para administrar justicia entre los suyos; llegando su jurisdicción, tanto en lo civil, como en lo criminal, a tal extremo que los otros tribunales del Rey apenas cuentan. Además, esta práctica está hoy en día tan extendida que no solo las distintas naciones, sino cada persona de alto rango y extranjero que se encuentre en Persia, tales como los embajadores de los Príncipes, los huéspedes del Rey, y gente similar, gozan de esos mismos privilegios y tienen la misma autoridad judicial, no solo para con sus gentes y domésticos, sino también para con todos los demás que estén a su servicio en ese momento. De modo que ahora mismo yo, simplemente como Pietro della Valle, huésped del Rey, tengo derecho a administrar justicia como me plazca, y si hubiera necesidad de ello, a todos aquellos, tanto de mi Casa, como de fuera de ella; cristianos, musulmanes o cualquiera otros que estuvieren a mi servicio. Incluso, si alguno de ellos cometiera algún crimen, ningún oficial de la justicia del Rey podría osar ponerle la mano encima para cogerle preso. Aunque es cierto que me advertirían de que, si yo fuera negligente al hacer justicia, ellos lo sabrían y se tomarían la justicia por su mano; pero, cualquiera que fuera el castigo al que yo condenara al juzgado, lo que yo ordenara sería ejecutado y válido, sin que esos oficiales pudieran intervenir jamás…»

      «… Os diré también que todos aquellos que huyen y logran entrar en el palacio del Rey quedan bajo su protección, y de ese modo se refugian de los soldados que les persiguen, sea cual sea el crimen que hayan cometido. En la actualidad hay un hombre importante al que el Rey quería hacer ejecutar a causa de algunos asuntos de gravedad concernientes al Estado, pero como este hombre fue tan perspicaz que en su huida atravesó el umbral del palacio, pues allí se ha quedado, acogiéndose al amparo de lo sagrado, que no se puede violar, y sin temor a que le prendan los oficiales del Rey. Aunque debo aclararos que con que pusiera un pie de nuevo en la puerta para intentar salir, le matarían de inmediato y sin proceso alguno.

       «… La entrada al palacio real no está prohibida a nadie que pueda poner el pie en su umbral, tocarlo, según creo, y besarlo, pues se considera sagrado e inviolable. En fin, que el umbral de la Casa Real es tan venerado que su término en persa, astané, también se usa para nombrar a la Corte o al Palacio Real; de suerte que cuando se dice en persa, por ejemplo, “vamos a la Corte”, es como si dijéramos, “vamos al Umbral”, o bien “vamos a la Puerta”…»

El relato completo de esta entrega se puede leer en el siguiente enlace:

II.I9.14 – VIAJES DE PIETRO DELLA VALLE EN EL S XVII-El Umbral Real en el palacio del rey de Persia, o de cómo acogerse a lo sagrado

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