I.2.04 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 2 – Constantinopla-Vestigios bizantinos y otomanos.

Autor del Documento: Esmeralda de Luis y Martínez

I.2.04 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 2 – Constantinopla-Vestigios bizantinos y otomanos.

I.2.04 - La columna quemada - Constantinopla

I.2.04 – La columna quemada – Constantinopla

En la entrega anterior, la I.2.03, el Señor della Valle comentaba sus impresiones acerca de las cisternas de Constantinopla; con una descripción detallada de estas estructuras y de su posible ubicación, y discrepando respecto a que una de ellas se encontrara bajo las ruinas del viejo hipódromo romano, señalando la rareza de estas construcciones de este modo: “… La primera cisterna se dice que está sostenida por 424 pilares, de dos pies de diámetro cada uno, todos con la misma y exacta medida, y dispuestos en dos filas, unos sobre otros, lo que hacen un total de unos 212 pilares. La segunda, solo cuenta con treintaidós pilares, pero yo no he visto nada todavía, ni sé si podré hacer algo para verlas, por culpa de la gente de aquí, tanto los griegos, como los turcos, que hoy en día son tan groseros y bárbaros, que no solo no autorizan ver esta curiosidad, sino que incluso la desprecian y se burlan, llegando a impedir su visita, algunas veces por sus sospechas impertinentes, y sus absurdas desconfianzas, lo que lamenta Gyllius al final de su libro. Sea o no verdad que esas cisternas se hicieron tal y como el autor que he citado las ha descrito cuando las vio, lo que no se puede negar en que son unas construcciones bastante raras.”
Y continúa su carta (I.2.04) así:
 «Aún se pueden ver en la misma ciudad otros célebres vestigios de la antigüedad: dos grandes columnas, una historiada y repleta de figuras, como las de Trajano y Antonino en Roma, e igual de alta, si no me equivoco, y que Gyllius piensa que es la misma que hizo erigir el emperador Arcadio con su estatua sobre el capitel; pero que ya no existe por haberse derrumbado a causa de un terremoto. La otra, es casi igual de grande, y de numerosas piezas: pero no está vaciada en su interior, y se halla colocada en esa avenida larga y recta, de la que he hablado al principio; es de mármol pulimentado, algo estropeado por el fuego, lo que le ha valido el apodo de “la quemada”, como se la conoce por aquí. Está toda ella rodeada de aros de hierro, puede que porque amenace ruina. Me da la impresión de que esta columna podría ser la que describe Procopio; la que estaba rematada con la estatua del emperador Justiniano a caballo en el Palacio Imperial, y que estaba sujeta por varios cercos de metal para cubrir y fortalecer unas con otras las junturas de las piezas de mármol; esos aros estaban tan bien colocado, en forma de coronas, que parecían más bien un ornamento que una necesidad; pero creo que el tiempo ha consumido lo que tenía de bella por su descuido, no quedando ya nada más que unos aros de hierro sencillos y deteriorados; aunque Pietrus Gyllius, diligente observador de estos lugares me ha hecho cambiar de opinión, al probar que la Columna de Justiniano no puede ser ésta, ya que él había visto destruir el pedestal, que era lo único que quedaba de su época, mostrando claramente y por la situación de los antiguos barrios de la ciudad, así como por el testimonio de las gentes del lugar en donde había sido erigida esa columna, que no es la llamada “la quemada”, de la que yo hablo, y que ésta es la de Porfirio, sobre la que Constantino colocó su bella estatua de bronce, que más tarde se cayó, y se rompió en multitud de fragmentos a causa de un impetuoso huracán que aconteció en tiempos del emperador Alejo Comnenos…»

I.2.04 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 2 – Constantinopla-Vestigios bizantinos y otomanos

I.2.04 - Mosaicos del palacio de Constantino

I.2.04 – Mosaicos del palacio de Constantino

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