Emilio Sola y Equipo CEDCS: Especial Gelves-1560: Presentación general y CARTAS Y AVISOS DE 1560 SOBRE LA ROTA DE LOS GELVES

Descripción / Resumen:

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En las narraciones clásicas españolas de la época se hablaba de “la rota de los Gelves” para referirse tanto a la última acción naval del conde de Oliveto, Pedro Navarro, de 1510, en la que murió el heredero de la casa de Alba, García Álvarez de Toledo,  y fue el origen de la caída en desgracia del gran militar ante Fernando el Católico, como a esta operación fallida del virrey de Sicilia Juan de la Cerda, duque de Medinaceli, de 1559-1560, justo medio siglo después. En el mismo escenario geográfico tunecino, la isla de Djerba o Yerba, hoy uno de los centros turísticos más importantes de ese país. Ambos desastres navales abrieron una nueva etapa en las relaciones de la monarquía hispánica con el Magreb; si la primera “rota de los Gelves” supuso un parón rotundo a la brillantísima expansión hispano-aragonesa por la región, pues en tan solo dos años de campaña el conde de Oliveto, Pedro Navarro, había incorporado a la corona Orán y Mazalquivir, el Peñón de Argel, Bugía y Trípoli, la segunda “rota de los Gelves” iba a suponer el inicio de un decenio movidísimo en el Mediterráneo que culminaría en Lepanto, y en el que las armadas y los servicios de información alcanzarían cotas de gran actividad en el Mediterráneo, con ese momento álgido que es la muerte de Solimán en 1566. La propia dinámica del rescate de los cautivos de los Gelves de 1560 en Estambul produjo un vaivén de gente y de información sin comparación con años anteriores, sin duda, y con un punto de partida brillante, en el caso de la literatura hispánica, que son el “Viaje de Turquía”, fechable en 1558, y la “Historia…” del valenciano Vicente Roca, de 1556, que de alguna manera recogen todo lo que se sabe por entonces del mundo otomano, y que la gran movilidad de la frontera de los años sesenta no dejará de completar y perfeccionar. A partir de 1561 y 1562 se va estructurando la que en otro lugar llamamos “Conjura de los renegados”, la red de información más ambiciosa que estructuraron los españoles e italianos, a través de Venecia y Génova, Nápoles y Palermo, y con la corte de Madrid de Felipe II como principal receptora y financiadora. Y fueron las operaciones de rescate de los cautivos de los Gelves las que facilitaron la creación de esta red. En el Archivo de la frontera hay bastante información sobre ella, que no vamos a recordar aquí.

Es en acciones como esta de 1560 en donde mejor se capta la vitalidad de la frontera mediterránea clásica, el vaivén de la gente y las historias de vida generadas por aquella realidad; las sagas familiares que giran en torno a alguno de sus individuos señalados: Sancho de Leiva y sus hijos, lo mismo que el virrey de Sicilia y los suyos, o esos familiares de la esposa de Piali, calabreses de Paola o Cariati, de la provincia de Cosenza, que siguen a la armada a ver si pueden negociar rescates con sus enlaces privilegiados en la armada otomana. También el caso de las mujeres, que con tan poca frecuencia aparecen en primer plano de la documentación, y que en la relación de Simon adquieren un protagonismo indirecto pero destacado y esclarecedor. La esposa española y calabresa del bajá Piali, Leonor Espoleta, amiga de la esposa del capitán Cigala, la señora Lucrecia, residente en Mesina, con quien se intercambia correspondencia y regalos, escribe a la esposa del virrey de Sicilia, doña Juana, a propósito de su hijo, el joven Gastón de la Cerda de unos quince años, al que mantiene cautivo cerca de sí en la galera de su marido el bajá y a quien trata bien; una mediación entre mujeres facilitadora en este caso de los tratos para su rescate, y que Leonor hace más intensa al enviar con su mensaje a la virreina una acompañante del joven noble, a quien llaman una “mujer de tiempo”, sin duda un aya o criada al cuidado del joven para caso de enfermedad o de otras circunstancias, como también se especifica, y que viajaba con él en la expedición.

Es por estos detalles a primera vista anecdóticos pero esenciales para terminar de acercarse a la época por los que merece la pena facilitar esta inmersión en las fuentes, principal objetivo de estos mini-repertorios documentales que, una vez trabajados con el máximo rigor posible, pueden convertirse en un gran canto literario, como todo texto más o menos memorable, con altos y bajos expresivos, pero siempre de alto interés e insustituibles como testimonios verdaderos.

Paso previo al paso siguiente que es ya la alta literatura, aunque este paso previo pueda considerarse ya en sí mismo también “alta literatura” sin duda. Paso previo, en fin, al siguiente género literario narrativo sintetizador, ya sea ensayo histórico académico, relato o novela o, como paso final, informe audiovisual o incluso gran producción cinematográfica. Se lo merecen, estos testimonios vitalísimos, mucho más que las banalidades a que nos tienen acostumbrados las diversas industrias del entretenimiento.

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Onalp-Gelves-batalla naval

Onalp-Gelves-batalla naval

Tras veinte semanas, hemos llegado al final de un nuevo mini-repertorio del Archivo de la frontera que pueden ver completo en esta entrada: 

http://www.archivodelafrontera.com/archivos/la-expedicion-de-los-gelves-del-duque-de-medinaceli-juan-de-la-cerda-y-su-final-desastrado-en-el-verano-de-1560/

El texto resultante lo presentamos hoy en este E-libro del Archivo de la frontera que puede servir de síntesis final, y que puede tener la categoría de un canto coral en memoria de aquel suceso doloroso para tantos de sus protagonistas, pero memorable para la historia del Mediterráneo, sus vaivenes de gente y sus fronteras.

 

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