SPANISH TEXAS: una novela de fronteras
Descripción / Resumen
Laura Buendía es guionista de Spanish Texas, un documental que describe el periodo de trescientos años durante los cuales Texas estuvo bajo soberanía española. Laura muere aparentemente en un desafortunado accidente y J., alucinado detective de serie negra, deberá elaborar un sencillo informe… que sin embargo desembocará por derroteros inesperados y que dará pie a una fascinante aventura que cruza el Atlántico. Borrachuzo y de seguro perdedor, J. solo tiene a su favor para realizar esta investigación una singular arma conocida por bilocación: sor María de Ágreda ya la utilizaría en el s. XVII y pudo así ser vista en Texas y Castilla a un mismo tiempo. Sueño o estupidez, mediante dichas bilocaciones seremos espectadores de una conspiración inquietante que busca cambiar el designio de mundos conectados.
Estos misterios hacen de Spanish Texas una novela de fronteras: a medio camino de lo policiaco y de lo histórico, de lo procaz y de lo descreído, y en suma, de lo americano y de lo español. Su lectura habla de sociedades en tránsito, poderosas por aquello que comparten y unen, más que por lo que las separa.
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PRÓLOGO SPANISH TEXAS
Pocas cosas hay tan parecidas a una investigación policial como una investigación histórica, también las investigaciones periodísticas, pero en sentido estricto, una investigación periodística es una investigación histórica de nuestros días. Y pocas cosas me parecen tan interesantes como una investigación histórica sobre la presencia europea en América, un continente que desde la llegada de Cristóbal Colón siempre fue presentida como una región arcádica, paraíso perdido o espacio propio de la utopía tras la obra de Tomás Moro.
En fecha reciente se ha publicado en España (Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2014) la última, hasta ahora, obra del profesor Felipe Fernández-Armesto, Nuestra América. Una historia hispana de Estados Unidos, que es traducción de la misma obra publicada inicialmente en inglés, donde se profundiza en las raíces españolas en el país de las barras y estrellas, que son mucho más extensas en el espacio y en el tiempo de lo que comúnmente se piensa. Baste pensar que en el siglo XVIII, la corona española llegó tener un fuerte en Vancouver. Pues bien, como tesis fundamental, defiende Fernández-Armesto que Estados Unidos es Latinoamérica, y que de la convivencia pacífica de ambas culturas, la anglosajona y la hispana, tan sólo esperar el engrandecimiento de lo que todavía sigue siendo el país más poderoso del planeta, lo cual subvierte, a mi modo de ver, el planteamiento esencial bajo el que nació la NAFTA (North-Amercian Free Trade Agreement), que nace para mayor gloria del Tío Sam, al menos en lo que a la expansión más allá del Río Grande se refiere. Nafta es también el nombre que en Argentina se da al petróleo, o al menos la gasolina, que es el principal recurso económico de Texas, el estado de la estrella solitaria, disputado durante el siglo XIX entre México y USA, con victoria final de éstos, que además coleccionaron héroes en El Álamo, pero eso no pasa de una coincidencia fonética.
Como curiosidad comenta Fernández-Armesto que los primeros seres vivos procedentes de Europa que pisaron territorio de lo que ahora mismo constituye la Unión fueron cabras y cerdos en Puerto Rico el 8 de agosto de 1505, a causa de las ambiciones sobre la isla de Vicente Yáñez Pinzón, a la sazón en disputa por ese tema con los herederos de Colón, pues ése era el modo en que los pioneros de la época se aseguraban la comida. Fernández-Armesto se basa a su vez para estos datos en V. Murga Sanz, Juan Ponce de León (Río Piedras, Universidad de Puerto Rico, 1971).
De manera que, no es posible imaginar la gestación de los Estados Unidos, sin sus dos grandes ejes cartesianos: las ordenadas, que se extenderían de sur a norte, con arreglo a la expansión de la corona española, y las ordenadas, de este a oeste, con arreglo a la expansión de los anglo-americanos a partir de la independencia, es decir, 1776, siendo así que serían estos últimos quienes acabaran imponiéndose sobre todo el territorio de lo que ahora mismo es el país del águila de cabeza blanca, gracias, entre otras cosas a la falta de escrúpulos, e incluso genocidio cometido sobre la población mexicana. Al fin y al cabo no eran nada más que greasers, grasientos, que perdían guerras cuando les sorprendían en la siesta.
Pues bien, en Spanish Texas, Félix Hernández plantea una ficción que toma como punto de partida los Naufragios, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, a quien le tocó conquistar unas tierras, los desiertos de Texas, cuyo único interés económico era el petróleo, totalmente despreciable en el siglo XVI. Con ese telón de fondo, asistimos a una historia que se desarrolla entre dos mundos: el Nuevo y la vieja España, con su grandeza de bares de barrio y apartamentos en Vallecas; en dos momentos históricos: el actual y el pasado colonial; con una monja con el don de la bilocación; en un territorio, Texas, que participa de dos naturalezas: la hispana y la anglosajona; e hilvanado todo ello por un detective privado, quintaesencia de la casposidad, cuyas investigaciones transcurren también en dos planos: el real y el de sus visiones. Nada que ver con Torrente, si alguno se ha hecho esta pregunta.
Spanish Texas es una novela que requiere lectores despiertos, lo cual es tremendamente gratificante en un momento como el actual en que los escaparates de la librerías se inundan con, así llamados, libros, cuya lectura es perfectamente con una mente concentrada en otras cuestiones (los problemas cotidianos, una partidita de scrabble on-line, etc). Spanish Texas es una novela fruto de un escritor cuya primera vocación fue la poesía y eso permite una textura diferente a la hora de plantear, contemplar y resolver las situaciones. Spanish Texas no se despeña por la senda manida de la pseudo-melancolía larvada de misterio. Tampoco es una historia en la que los buenos son malos que se han cansado de serlo, según leía en cierta ocasión que sucede con los protagonistas de la novela negra norteamericana. Spanish Texas es una novela donde la cotidianeidad y la fantasía caminan del bracete y tan a gusto.
No sé si Texas, y por ende California, por no hablar de Arizona o Nuevo México, volverán a ser territorio mexicano alguna vez, pero hoy es el día en el que por segundo año consecutivo un director mexicano, González Iñárritu en este caso, ha sido el gran triunfador en la gala de los Oscars por Birdman, uniéndose así a Alfonso Cuarón, que fue galardonado como Mejor director en 2014 por Gravity. Y, bueno, algo es algo.
Málaga, Tetería El harén, 22 de febrero de 2015
Francisco Javier Rodríguez Barranco
Ficha Técnica y Cronológica
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- Palabras clave: ficción, literatura, novela, Texas
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