Felipe II, secretario Diego de Vargas: Instrucciones para el marqués de Mondéjar de 1575-VI (puntos 143-170). INSTRUCCIONES PARA UN VIRREY DE NÁPOLES
Autor del Documento: Equipo CEDCS
Descripción / Resumen:
VI (puntos 143 a 170)
El control del gobierno provincial del reino, objetivo principal de la visita virreinal que conviene que se haga, seguirá el informe de un hombre muy influyente en la corte filipina, el doctor Gaspar Quiroga, obispo de Cuenca y recién nombrado Inquisidor General en 1573 (y arzobispo de Toledo en sustitución de Bartolomé Carranza en 1577); el informe lo había hecho tras su visita general al reino de Nápoles, realizada entre 1559 y 1564, y en su día se le hizo llegar al entonces virrey Perafán de Ribera, duque de Alcalá. Quiroga era un buen conocedor de la realidad italiana, pues había dirigido el Consejo de Italia entre 1567 y 1571 (y volvería a dirigirlo entre 1586 y 1594), además de esa visita específica citada, lo que demuestra la importancia que Felipe II daba a ese control y saneamiento del gobierno napolitano, por “la obligación que tenemos al oficio de buen Príncipe y el descargo de nuestra conciencia”.
Y de nuevo vuelve, entre los puntos 145 y 151, siete puntos en total que indica la importancia dada a esta cuestión, a la Raza de caballos del reino, sus pastos, el contrabando que se puede hacer de sus potros, las manipulaciones de sus ministros, cuidadores y de los Barones, el abastecimiento a las cuadras militares… Resalta, por ejemplo, el hecho de que muchos cuidadores quieren hacer ese trabajo aunque sea sin sueldo, y luego se resarcen de ello con sacas de caballos con gran “deservicio” para la hacienda regia. Los caballos aparecen aquí, pues, como un elemento importante dentro de la defensa del reino. El mismo interés se muestra en la conservación y guarda de la caza “para cuando, placiendo a Dios…, podamos ir a gozar de ellas”.
El asunto importante de la defensa del reino, después de la hacienda, es cuidar castillos y fortalezas, y en este asunto hace referencia a los planes del duque de Alva para reforzar fronteras y crear nuevas fortalezas en el interior que deben estar operativas, así como velar por las que están en tierras de Barones; el virrey deberá visitar todos esos lugares, y hace especial mención a Castilnovo y a Gaeta, como castillos principales del reino. Procurará que los abastecedores no se alojen en los castillos para que no sean gravosos a ellos, así como que haya principalmente soldados españoles, pues de los naturales hay abundancia y se podrá echar mano de ellos cuando haga falta. Otro caso de particular importancia es el del castillo de L’Aquila ordenado construir por el emperador Carlos, y en el que Felipe II puso a Madama Margarita, su hermana, al frente de la ciudad que deberá mantener al frente del castillo a un gobernador y militar adecuado. Sin duda la importancia de la ciudad se debía a ser frontera con los estados pontificios mismos, la frontera más septentrional del reino. Finalmente, en cuanto a castillos y fortalezas, se trata con amplitud el caso de Reggio Calabria, la Rijoles de la documentación española, especialmente expuesta a los ataques marítimos de los turcos; el cardenal Granvela recabó la opinión de dos expertos, Carrillo de Ávalos y Gabrio Cerbellón, de opiniones contrarias sobre al abandono o no de la ciudad y la construcción de una nueva más protegida y fácil de fortificar y defender ante los ataques navales de los turcos.
Pasa luego la instrucción a la gente de armas, sus pagos y comportamiento deseable (162-170). De nuevo se despliega un amplio abanico de buenos usos para Capitanes, Escribanos de Ración y Veedores como oficiales principales, alojamientos de soldados de manera que no causen agravio en los lugares donde se alojan, residencia con sus compañías de los jefes, pagos ordenados y fáciles para los soldados, cada cuatro meses, enviando pagadores expresamente y no entregando el dinero a los jefes o haciendo ir a los soldados a Nápoles, muestras generales dos veces al año y particulares cuando lleguen las pagas… Son cosas en las que ha habido algunos descuidos por el pasado y que hay que normalizar y poner en orden para que haya disciplina y eficacia. En cuanto a la gente de armas que debe permaneces al lado del virrey, los “continos”, una cien personas, deben ser “útiles y cualificados”, sin que se negocie con esas plazas – venta o “baratería” – y residirán en su puesto, sustituyéndose inmediatamente los que se ausenten, y deberán estar bien provistos de armas y caballos y de todo lo necesario.
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06-1575-Felipe-II-Instrucciones-para-el-virrey-de-Nápoles-marqués-de-Mondejar.pdf
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Archivos Adjuntos
Ficha Técnica y Cronológica
- Personajes: Felipe II, Diego de Vargas, Íñigo López de Mendoza, papa Gregorio XIII, emperador Carlos V, rey Ferrante, Duque de Alcalá Perafán de Ribera, Cardenal Granvela, Gaspar de Quiroga obispo de Cuenca e Inquisidor, Conde de Candoyano, Madama Margarita de Austria, Carrillo de Ávalos, Gabrio Cerbellón, Marqués de Santa Cruz, Bernardino de Mendoza, Duque de Monteleón, Juan Manrique de Lara, rey Fernando I el Católico,
- Palabras clave: antropología, Felipe II, frontera, gobernación, instrucciones, marqués de Mondéjar, Monarquía Hispánica, Nápoles
- Autor de la fuente: Felipe II, secretario Diego de Vargas
- Título de la fuente:
- Impresor:
- Ediciones / Ediciones Críticas:
- Archivo de procedencia: Archivo Histórico Nacional de Madrid / Volumen: - Sección: - - Legajo: Osuna, legajo 2283/2, nº 2, fol. 233r.-267r. - Documentos:
- Tipo de documento: Instrucción, Manuscrito / Estado: Transcripción, Actualización, Fragmento
- Época: Moderna / Siglo: XVI DC / Año: 1575
- Zona geográfica: Mediterráneo, Eurasia / Localización: Toledo, 4 de mayo de 1575