En la frontera

Actualmente está viendo una revisión titulada "En la frontera", guardada en el 3 septiembre, 2013 a las 16:31 por Cayetano Gea
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En la frontera
Contenido

En la frontera

 

I

  Un paisaje desértico. El viento aullando como un coyote. Algún escorpión, alguna serpiente. Un puñado de casuchas de madera medio podrida, con los postigos golpeando inútilmente las ventanas. Un pueblo desolado, abandonado, invadido por el silencio, los ovillos de maleza rodadora  y las arenas del desierto cercano.  Sin un alma. A lo lejos, se levantan tolvaneras de polvo y arena. Hace un calor agobiante. El sol rojizo comienza a ocultarse en el horizonte. Cae la tarde. Y en medio de tanta soledad, alguien avanza  silencioso pero con paso firme y decidido. Parece un espectro entre la calima,  un fantasma surgido del polvo. La mirada penetrante clavada en los ojos del intruso. Y esa voz que nos recuerda, no sé por qué, a Clint Eastwood con doblaje en español… -Yo que tú me iría por donde has venido, forastero. Por un momento creí estar reviviendo alguna película de esas del “spaguetti western” en un  cine de barrio de los años 70. Pero no. La historia era real y la estaba viviendo en primera persona. Y el pistolero, de carne y hueso, estaba allí, dando pasos lentos pero seguros, con el ala del sombrero oscureciendo parcialmente el rostro, dispuesto a continuar con su actitud retadora, sin apartar la mirada ni un instante de su objetivo. Los brazos aparentemente relajados, las piernas levemente arqueadas, pero con las manos abiertas preparadas para actuar en cualquier momento… Y en el aire, esa palabra  resonando, “forastero”, y el tono despreciativo, de advertencia  y de amenaza… -No sé a qué has venido. Por estas tierras nadie te espera ¡Todavía estás a tiempo de coger tu caballo y largarte con viento fresco! Aquí los forasteros no son bienvenidos. Y te contaré algo: nadie que traspasa la línea de la frontera vuelve para contarlo.      

II

  Conocí a Emilio hace muchos -pero que muchos-  años, en los primeros 70. Profesor mío de Historia Moderna y compañero de rimas, copas y sueños. Tiempos de Universidad y de la Vaquería (1), de los estertores del franquismo, de la llamada “transición” y de los primeros balbuceos de la “movida madrileña” (2). Emilio Sola, historiador y poeta. Un asturiano polifacético. Ciudadano del mundo. Autor de poemarios como “La Isla” (Accésit de Adonáis 1974), de “no novelas” y de ensayos varios. Yo entonces estudiaba historia, hacía algunas incursiones en el mundo de la poesía y me conformaba con ser un aprendiz  de ambas cosas. Pasaron los años y perdimos un poco el contacto. Él se fue de profesor a Argelia durante un tiempo. Luego regresó a España. Ahora imparte sus clases  en la Universidad de Alcalá de Henares. Yo acabé mis estudios y me puse a trabajar en un colegio privado donde menos barrer y fregar hice de todo (hasta que más adelante el destino me llevó a  opositar por secundaria). Me casé. Tuve nenes. Creo que dos. Me enfrasqué mucho en mi profesión… Pasó el tiempo, más del que quisiera. Los años aquellos de rimas y sueños iban quedando lejos; pero como por naturaleza  soy un nostálgico y siempre recuerdo a la gente con la que compartí buenos momentos,  un buen día indagué en la red, le localicé y le mandé un correo. Desde entonces hemos contactado algunas veces, por email, mediante la página de Carlos Miragaya (3), a través de El Archivo de la Frontera, algunos comentarios… Hace poco me dijo: ¿Por qué no me mandas algo, lo que tú veas interesante, para incluir en el Archivo de la Frontera? Y me asaltaron las dudas. El Archivo de la Frontera, con ese aire tan universitario, tal vez no era el lugar más adecuado para las reflexiones, más a tono con el Bachillerato y la Secundaria, de un profe empeñado en hacer grata la historia para los no iniciados. En mi labor docente, motivar a los alumnos  se había convertido siempre en objetivo principal, por lo que mi trabajo pasaba obligatoriamente por hacer atractiva y amena la materia, en plan divulgativo, anecdótico… ¿Encajaría ese “estilo” con el “tono” más universitario y riguroso de El Archivo (4)?  

Para hacer un símil cinematográfico: me sentí como un forastero en un pueblo fantasma del oeste, cerca de la frontera, con un bolígrafo como única arma, enfrentado a no sé qué retos.

______________  Notas aclaratorias: - Faltaba un cactus, un “saloon”, una botella de whisky y un ahorcado, pero no sabía dónde meter tanta cosa. - El pistolero no era Emilio Sola. Él es más “de katana” (5). Además… ¿qué iba a pintar un asturiano en aquella lejana  FRONTERA teniendo otras tan cerca? - Lo del boli como “arma” tiene una explicación: el portátil no podía usarlo porque aquel desierto no era zona wifi.  

(1)     http://sola.archivodelafrontera.com/pdf/vakeria_1976.pdf

(2)     http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2012/06/DEL-MOVIMIENTO-A-LA-MOVIDA.pdf

(3)     http://vinculos.carlosmiragaya.name/index.php?id=1099&vaqueria=&pasador=15

(4)     http://www.archivodelafrontera.com/

(5)     http://sola.archivodelafrontera.com/pdf/biblioteca/cuentos-acampada-puerta-del-sol.pdf

                                

III

  Constantino Romero ha muerto. ¿Quién doblará ahora a Clint Eastwood?          

IV

 

Tumbleweed

  De aquí para allá Los sin patria Los desheredados del mundo Los que por bandera sólo enarbolan la pobreza Vagan dando vueltas Sin rumbo Sin techo Junto a  la frontera A merced del viento Siempre cambiante y caprichoso Como ovillos de maleza rodadora      

V

  Palabras que se cruzan en el camino de otras  

1

2

3

4

5

1

X

X

 X

X

2

 X

3

X

 X

4

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 X

5

X  X  X  X

6

X

X

7

X

8

X

X

X

 

VERTICALES

1.- Lugar emblemático y de encuentro en los años 70, haya vacas o no. 2.- Importante ciudad argelina con universidad. 3.- Desierto americano, muy de cine. 4.- Línea o raya, también sitio con famoso archivo. 5.- Ciudad española afamada por su antigua universidad.

HORIZONTALES

1.- Tomar el avión. 2.- País del Magreb. Divinidad egipcia. 3.- País árabe. 4.- Agrupamiento para un fin. 5.- Inicial de punto cardinal. Golpea el trasero de otro. 6.-  Capital de país norteafricano. Oeste (por ejemplo, el americano). Artículo masculino. 7.- La vocal más flaca. Renueva la vida política depurando, eliminando lo malo. 8.- Salió por la tele y dijo aquello de “Franco ha muerto.” Vocal repetida.    

VI

  Suena una canción en el viejo tocadiscos… “On my wall the colours of the maps are running/ from Africa the winds they talk of changes coming/ the torches flare up in the night/ the hand that sets the farms alight/ has spread the word to those who're waiting on the border.” Un tema de Al Stewart (1). Hay fronteras musicales. Otras, trazadas con escuadra y cartabón. Hay algunas que incluso no se ven. Y sin embargo están por todas partes. Dividiendo, limitando, segregando… “La palabra frontera es un escarnio/ una herida en el pecho de los hombres (2)” A veces nos separa una línea imaginaria que alguien trazó. Alambradas invisibles que nos incomunican y que se erigen en cualquier calle, en cualquier esquina.  He visto fronteras infranqueables entre los moradores de una misma casa, de una misma habitación, de un mismo lecho… Algunos muros construidos día a día, ladrillo a ladrillo… Como decía el viejo tema de los Floyd. Barreras que levantamos para distanciarnos. Monumentos  a la incomunicación. Las nuevas fronteras. Y las palabras de la canción quedan resonando en el aire como una promesa: “All alone, or in twos /the ones who really love you/ walk up and down outside the wall/ some hand in hand (3).” ­­__________   (1) Muy metafórica la letra de Stewart, más o menos viene a decir: “En mi pared, los colores del mapa se mueven / Los vientos de África hablan de cambios venideros,/  resplandores de antorchas en la noche. / La mano que ilumina las granjas /  ha llevado su mensaje a aquellos que están esperando en la frontera.”
“On the border”
Podría ser interesante escuchar la canción de forma simultánea: http://www.youtube.com/watch?v=z2L_OyS21lM (2) Emilio Sola, La soledad y otros poemas. Madrid 1976 (3) “Completamente solos, o de dos en dos. / Los que realmente te aman /  caminan arriba y abajo, fuera del muro. / Algunos de la mano.”
Pink Floyd (The Wall)
http://www.youtube.com/watch?v=AV-HlBCmnDY         SOLUCIÓN AL CRUCE DE PALABRAS  
1 2 3 4 5
1 V O L A R  - -  - F -
2 A R G E L I A  - R A
3 Q A T A R - R  - O L
4 U N I O N - I  - N C
5 E  -  -  -  - A Z O T A
6 R A B A T - O - E L
7 I - R E G E N E R A
8 A R I A S - A - A -
     

VII

  Frontera Border Frontière Fronteira Grænse Frontiera Σύνορα Grence Vora 境界 Границы الحدود… Una palabra que no conoce fronteras. ¿Será eso la globalización?

VIII

 

Las mesas de la Vaquería eran redondas, con un cristal encima.

La idea de Emilio era que los aficionados al noble arte de la poesía escribiéramos en una cartulina redonda enorme, del tamaño de la mesa, un poema de nuestra cosecha, con el fin de fomentar la lectura entre los que se sentaran allí a tomarse una copa. Más tarde, con esas poesías se intentaría hacer un libro con ese formato redondo. Por aquel entonces yo era un veinteañero reciente que tenía muchos pájaros en la cabeza y algunos sueños. Y escribía cosas como ésta: “Y al final de la vereda cuando ya no oíamos el canto de los cíclopes cuando nos habíamos quitado la cera de los oídos para sentir la victoria rusa sobre Napoleón que Tchaikovsky adornó de primavera cuando la noche se desgajaba en retazos para ofrecernos su savia en una copa de diamante cuando el viento moría nos dimos cuenta de que éramos dos incongruentes LÍNEAS PARALELAS siempre juntas siempre mirándose siempre sin encontrarse en el camino.”  No sé si fue éste el poema que coloqué bajo la mesa. Pero sí recuerdo que se mantuvo incólume bajo el cristal una buena temporada. Yo, muchas tardes que me acercaba por la Vaquería, me sentaba allí satisfecho de lo que había escrito. Luego, alguien tuvo la brillante idea de levantar la tapa transparente y protectora  y, al estilo de las glosas emilianenses, pero en estilo zafio y hortera,  hacer comentarios de mal gusto, incluso insultantes, a la obra y al autor, con lo que el poema inicial se desvirtuaba, se desdibujaba y perdía su sentido original. Y es que en este país nuestro, no sé si por envidia, mala leche o afán destructivo,  hay siempre aficionados al borrón, a la tachadura y a jorobar al prójimo. Llegué a pensar que entre el vándalo y yo había un problema de comunicación y que hablábamos lenguajes diferentes. Dos naciones distintas, dos mundos opuestos. Como si  una barrera infranqueable se interpusiera entre ambos, como si el cristal fuera una pared que hubiera que saltar y el poema una torre de Babel a derribar. Estaba claro que para él la frontera entre su mundo y el mío empezaba en mis versos.

XIX

Una habitación casi vacía. Una luz indirecta, mortecina y macilenta. En la pared, un mapa de una isla conocida. Tal vez un paraíso perdido en medio del Mediterráneo. Una estantería baja llena de libros. Hay novelas, algunos libros de poesía y diversos ensayos y estudios de historia. Junto a clásicos como Cervantes hay alguna obra de Orhan Pamuk, algo de Juan Goytisolo, algún volumen de poemas de  Leopold Shengor“Cher frère blanc Quand je suis né, j’étais noir Quand j’ai grandi, j‘étais noir Quand je vais au soleil, je suis noir.” Huele a madera y a esa combinación de olvido, polvo y papeles encerrados entre tapas duras que tienen las colecciones viejas. En la estantería medio en penumbra abundan los ejemplares antiguos, desgastados, de páginas amarillas, víctimas del tiempo, sempiternos volúmenes de múltiples relecturas. Y también algunos libros nuevos, pocos, de cubiertas satinadas, casi vírgenes. Son los advenedizos, los intrusos entre tanto papel veterano. Los aprendices de libro. Cada volumen tiene su propia historia que empieza con la primera lectura. Luego le seguirán otras en busca de matices. Y cada vez será la lectura una aventura diferente. El inicio de un ritual, no exento de misterio, donde el lector oficia de sacerdote de una secta remota y va descubriendo letra a letra, palabra a palabra, los paisajes y los rincones ocultos a la vista de los simples mortales. Todo un mundo inexistente para los no iniciados, para quien contempla el libro desde fuera y no se atreve a acercarse y  sumergirse entre sus páginas. Cuando el lector coge uno de los volúmenes, sopla el polvo adherido a sus tapas y por un instante su cerebro registra una ensoñación, un espejismo: el movimiento vertiginoso de un remolino de arena y polvo típico de los desiertos….    

X

  … El viento aullando como un coyote. Algún escorpión, alguna serpiente. Un puñado de casuchas de madera medio podrida, con los postigos golpeando inútilmente las ventanas. Un pueblo desolado, abandonado, invadido por el silencio, los ovillos de maleza rodadora  y las arenas del desierto cercano.  Sin un alma…    
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