Josofi Arráez o Agostino Xioto, Jerónimo Lagona y Virrey de la Cerda: Conjura en la Trípoli de Dragut en el verano de 1562, con Nadadores

Descripción / Resumen:

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En el verano de 1561, después de unas jornadas de corso muy exitosas de Dragut y sus arráeces corsarios de Trípoli, de finales de la primavera, llegó a Trípoli un rescatador de cautivos sardo, Bartolomé de Spiuta, canónigo de Algier, para interesarse por el rescate del obispo de Mallorca y otras personalidades que iban con Visconte Cicala y Luis Osorio. Llevaba un enlace secreto con un renegado mesinés, Caito Xaban, que tenía en la ciudad un puesto importante como tenedor de municiones y de bastimentos, y viejos tratos con el virrey siciliano para entregarle una puerta de la ciudad si fuera la armada cristiana contra ella; a cambio de esa traición a los turcos, tenía establecido con el virrey una renta de dos mil ducados en Sicilia o en España, asegurada sobre el Puerto de Santa María (como vimos en el contenido titulado Luis Corborán y Bartolomé de Spiuta: Rescates en Trípoli con Dragut. Con un breve apéndice de cifras). Estando allí el canónigo de Alger este Caito Xaban pasó gran peligro por la delación de otro mesinés cautivo por entonces, pero logró salir adelante de la denuncia y el mesinés delator terminó en galeras.

Pues bien, en el verano siguiente este mismo Caito Xaban, su nombre cristiano Cola (de Nicola) Carbone, había enredado en la conjura antiturca a otros paisanos suyos, también muladíes, renegados o turcos de profesión, y habían elaborado un complejo plan de entrega de Trípoli a una armada cristiana que se enviase, de unas cuarenta galeras aunque, en su opinión, podrían bastar con diez. El personaje principal de esta nueva conjura era el marido de una mujer que había sido madre de leche de un gentilhombre de Siracusa, llamado Jerónimo Lagona,o Gilormo, como firma aquí, que en Trípoli había adoptado el nuevo nombre turco de Josofi Arráez, aunque su nombre de cristiano era Agostino y su patria de origen Quíos. Otro muladí de Siracusa, Paulo Rametta, su nombre turco Giafer Siragusa, a quien Josofi/Agostino conocía desde muy joven, y que parece que había sido criado también del padre de Lagona, de quien tenía muy buenos recuerdos, se había unido a la conjura, así como un candiota, Manoli Grasso, su nombre turco Mamí Arráez, lo que significaba que capitaneaba una nave del entorno tripolitano de Dragut. Una conjura, pues, en toda regla y en la que el virrey de Sicilia, Juan de la Cerda, duque de Medinaceli, confiaba, tal vez obsesionado con la posibilidad de reunir una flota suficiente para ir sobre Trípoli y Dragut, que tantos quebraderos de cabeza le estaba dando año a año.

El plan era complejo pero parecía muy pensado, y querían que fuera para ese mismo verano, entre el 20 de agosto y el 10 de septiembre. Tenía una contraseña inicial: en una isla cerca de Trípoli, Bocca Picciola, dejarían por la noche un madero pintado de verde que, cuando lo vieran los conjurados, se pondrían en guardia para recibir a la armada cristiana; era un lugar al que solían ir muy frecuentemente sin levantar sospechas, pues solían ir allí para bañarse y nadar. La colocación de la contraseña era fácil de hacer con una fragata o nave pequeña, mientras la flota cristiana se debía mantener en el mar en un lugar fuera de la vista de Trípoli. Nada más descubierta la contraseña, pues, se movilizarían. A la noche siguiente, diez galeras de la armada se desplazarían por Bocca Picciola y Santo Ermo hasta el puerto de Trípoli y allí destruirían las naves que hubiera; allí estaría también el candiota Manoli Grasso, o Mamí Arráez, quien pondría en libertad a todos los cristianos cautivos que hubiera en el puerto. El resto de la armada podía entrar por entre la isla de Bocca Picciola y el Castilleggio, en donde estaría Josofi/Agostino, así como Caito Xaban, o Cola Carbone de Mesina, iniciador de la trama, estaría en  el Castillo, desde donde podría controlar tanto las entradas en el puerto como a las naves que estuvieran en él, y ambos liberarían también a los cautivos en ese momento. La entrada en la ciudad podía ser por la parte del Bagno, en donde estaría Giafer Siragusa, o Paulo Rametta, también con la misión de liberar a los cautivos. Con escalas se podía superar la muralla de la ciudad fácilmente e ir directamente contra el palacio de Dragut para neutralizarle. La entrada preferible de la armada cristiana sería por la Bocca Grande, bajo la protección del Catillo en donde estaría Caito Xaban, pues es una entrada más amplia que la de la Bocc Picciola, Santo Ermo y el Castilleggio, tan angosta que es difícil que pudieran entrar dos galeras a la vez, y sobre todo pensando en el tiempo que, al ser bastante avanzada la temporada, pudiera haber impedimentos de borrasca, mal tiempo o noche demasiado oscura.

Pero lo más importante era que se guardara el secreto de la acción para que esta no se frustrase; y contando con que Dragut estaba informado de todo lo que pasaba en Nápoles y Sicilia a través de la Goleta y del Caito de los Alfaques Mamí Mustafa sobre todo. Si no existiese ese secreto y se llegase a tener información de la movilización de la armada, Dragut podría organizar la defensa de inmediato y podría enviar a alguno de los conjurados a la defensa de Tejora o de Zuara, en la zona de Libia mismo, o hasta a los Quérquenes, ya en la costa tunecina, “de manera que este negocio se arruinara”.

La respuesta de Jerónimo Lagona no fue enviada hasta un mes largo después, el 10 de junio, pidiendo el siciliano disculpas por el retraso a causa de enfermedad, y se hizo llegar a través de algún rescatador de cautivos, pues aún quedaban cautivos de las operaciones de corso de Dragut en la ciudad. En la contestación se manifestaba el interés del virrey en la acción pero, por cautela, pues era compleja y movilizaba a tanta gente, se pedía que un hombre de confianza pudiera desplazarse a la armada cristiana para certificar que todo estaba en orden, así como alguna contraseña para mantener nueva correspondencia y sobre todo si se podrían mantener estas condiciones para otra temporada posterior si no fuera posible realizar la operación – el negocio – en las fechas previstas de este verano.

Todavía a mediados de julio el virrey de Sicilia escribía a Felipe II manifestando su interés en esta acción contra Trípoli, aunque se sentía frustrado y llega a lamentar su “mala suerte” hasta ese momento al no haber podido hacer que se materializara en una expedición contra Trípoli alguno de sus proyectos; parece que esa fue una de las obsesiones del virrey Medinaceli desde su desastre en los Gelves del verano de 1560, y a la vez un signo de la debilidad de la monarquía el no haber podido reunir las naves necesarias para neutralizar a Trípoli y a Dragut, a pesar de los numerosos informes coincidentes en la debilidad de aquella plaza. El virrey confía en que pueda hacerse el próximo verano, pues esperar más era un gran mal al dejarse fortalecer más aquel enclave. Cree además que el plan de los conjurados es bueno, e incluso le ha reafirmado su oferta de diez mil ducados  al cabecilla principal en ese momento, Josefi Xioto o de Quíos, tras hacerle bajar la recompensa de los doce mil que le pedía. Pero sobre todo quiere mantener el negocio para que los renegados entiendan, y se corra la voz entre ellos, “que se admiten semejantes cosas y que se les hará bien por ellas, de lo cual han estado muy engañados”; quiere, en fin, que entre ese sector más fronterizo de la sociedad berberisca se confíe más en el premio que una colaboración con los cristianos y una traición a los turcos les puede deparar que en el miedo al castigo de la poderosa Inquisición con que les amenazan si un día decidieran volver a su tierra de origen. Piensa, pues, en una propaganda política utilitarista y que espera eficaz.

Estos negocios con los renegados, muladíes o turcos de profesión, “aunque los más de esta calidad sean inciertos, salen algunos de los que se tientan y ninguno de los que se dejan”. Pragmatismo u obcecación del virrey de Sicilia, aún muy lastimado por el desastre de los Gelves e incluso por la muerte de su hijo Gastón en Estambul. El virrey, en fin, se muestra pesimista ante la situación de la Trípoli de Dragut llegando a afirmar que si se la deja dos veranos más a su aire, será un gran perjuicio para la monarquía católica, sobre todo para Nápoles y Sicilia. Tanto insiste en esa apreciación negativa que se ve obligado a terminar sus razonamientos con una disculpa ante el rey por su tono: “y si fuere importuno, Vuestra Majestad me perdone porque el celo de su servicio me lo hace ser.”

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1562-TRATOS EN TRÍPOLI CON ESPIA RENEGADO

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Ficha Técnica y Cronológica

  • Personajes: Virrey de Sicilia, Gran Maestre de Rodas, Rey de España, Mamí Arráez o Manoli Grasso Candiota, Giafer Siragusa o Paulo Rametta, Xabán Mesinés o Cola Carbone, Caito de los Alfaques Mamí Mustafa, Dragut, Agostino de Quíos o Josofi Arráez, Guilormo Lagona,
  • Palabras clave: , , , , , , , , , ,
  • Autor de la fuente: Josofi Arráez o Agostino Xioto, Jerónimo Lagona. Virrey de Sicilia,
  • Título de la fuente:
  • Impresor:
  • Ediciones / Ediciones Críticas:
  • Archivo de procedencia: Archivo General de Simancas / Volumen: - Sección: Estado - Legajo: 1127 - Documentos: 45, 59, 60,
  • Tipo de documento:Aviso,Carta / Estado: Transcripción,Actualización,Completo
  • Época: Moderna / Siglo: XVI DC / Año: 1561, 1562
  • Zona geográfica: África,Mediterráneo,Eurasia / Localización: Trípoli, 1 de mayo y Siracusa, 10 de julio de 1562
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