Isolda Perelló Carrascosa: Transitando por la frontera hispano-marroquí: las primeras impresiones. Un reportaje fotográfico

Transitando por la frontera hispano-marroquí: las primeras impresiones

 

2020-VALLA DE CEUTA a la altura de Benzú

2020-VALLA DE CEUTA a la altura de Benzú

Las primeras impresiones al llegar a una ciudad nueva, cambian una vez te has asentado en ella. Por este motivo, cuando estás realizando una investigación bajo un enfoque cualitativo, el cuaderno de campo se convierte en tu gran aliado. Pero en mi caso, la etnografía visual basada en el uso de la fotografía, representó también una herramienta imprescindible. Así pues, desde que mi compañero Sergio Torres y yo saliéramos de Valencia el 3 de julio de 2014 con rumbo a Ceuta para hacer trabajo de campo en la frontera hispano-marroquí, no paramos de tomar notas e imágenes de todo aquello que observábamos. Yo había firmado en abril un Contrato de Ayuda a la Investigación con el Instituto de Estudios Ceutíes que financiaba solo en parte mi proyecto de tesis doctoral. De ahí me vino la necesidad de organizar una campaña de crowdfunding que cubriera completamente los gastos de estancia, por lo que las fotografías sirvieron de recompensa a las aportaciones dinerarias efectuadas por mis mecenas, a quienes a su vez manteníamos informados de la marcha de la investigación mediante la publicación de varias entradas en el Blog “Investigar en tiempos extraños”.

Tras hacer un hermoso y largo viaje por la costa mediterránea en nuestro viejo automóvil, llegamos a Algeciras, punto desde el que cogeríamos el Ferry que cruza El Estrecho de Gibraltar con destino a Ceuta. El embarque, a diferencia de lo que sucede en agosto (época del año en la que hay un incremento notable en el tránsito de vehículos y personas a consecuencia de la Operación Paso del Estrecho), pudo hacerse con mucha calma. De hecho, mientras esperábamos a nuestro barco, fueron llegando solo algunas furgonetas cargadas de fardos. Sus propietarios eran ciudadanos marroquíes que cruzaban al otro lado para visitar a sus familiares en una época del año muy importante para ellos: el Ramadán.

En el momento del embarque, comenzamos a sentir la emoción de abandonar por un tiempo esta península que tantas penas arrastraba en los últimos tiempos debido a la crisis económica y a la corrupción política. Durante el recorrido, los turistas aprovechaban para captar las imágenes que ofrecía la naturaleza. Y lo cierto que no era para menos, gracias al espectáculo que nos regalaron los delfines que perseguían a los barcos y saludaban como si quisieran darnos la bienvenida. A nuestra llegada, el almuecín estaba llamando al rezo. Ese día el ayuno acababa a las 21:47, hora en la que comenzamos a escuchar por todos los rincones la alegría de la celebración de tomar alimento entre las familias. Ceuta es una ciudad pequeña, que ofrece todo lo propio de los espacios fronterizos: mucha actividad comercial y en la que se respira aire de “multiculturalidad”. En ella, el presente convive con su pasado colonial, al igual que lo hacen los velos, las chilabas, las mezquitas y las iglesias cristianas, o el templo hindú y judío.

Durante los primeros días recorrimos toda la ciudad, al tiempo que tratamos de conocer algo más de la historia de este antiguo Protectorado, de modo que visitamos la Biblioteca Pública y el propio Instituto de Estudios Ceutíes, donde pudimos acceder a diferente material bibliográfico. Como me contó en septiembre de ese año durante una entrevista José Luis Gómez Barceló[1], Archivero Diocesano y Cronista de la de la Ciudad Autónoma de Ceuta, la ciudad de Septem (como se conocía antiguamente), comenzó a ser amurallada durante el Imperio Bizantino, y se estableció en un pequeño cuadro fortificado, ubicado en la zona ístmica y entre fosos. Posteriormente, sufrió una reforma durante la época califal, y se volvió a ella durante la época portuguesa. Es decir, cada vez que la ciudad tenía épocas de paz, se expandía, y cuando sufrían ataques exteriores o la población era menor, se reducía al espacio ístmico, que es el más fácil de defender.

La fortificación califal la heredaron almorávides, almohades y benimerines, quienes la sometieron a distintos cambios. Pero fue a partir del s. XV, con la aparición de la artillería, cuando la frontera evolucionó. En el año 1640 se produjo la transferencia voluntaria del enclave marítimo a la Corona de Castilla regentada entonces por Felipe IV. Así, tras el Tratado de Lisboa de 1668, Ceuta fue oficialmente cedida por Portugal a España[2]. Sin embargo, para los moradores de la comarca, la frontera acababa en la muralla y no más allá, lo que explica las continuas hostilidades de la tribu cercana de los Anyara[3] y disputas por el dominio de esa región africana. Además, la falta de reconocimiento del Majzén[4] frente a la plaza española, hizo que fuera imposible extender sus límites territoriales durante largos periodos de tiempo.

Mientras iba imaginando lo que tenía que ser vivir por aquellas tierras en un espacio tan limitado y de violencia latente, José Luis siguió avanzando en su relato histórico mostrándome una ciudad fuertemente militarizada, que estuvo sujeta durante el s. XVII y principios del s. XVIII a una “guerra subterránea” de minas y contraminas. El enemigo edificaba posiciones, y desde ellas, construía galerías para meterse por debajo de la fortificación y volarla. Posteriormente, y a medida que iba pasando los s. XVIII y XIX, se firmaron una serie de Tratados entre España y Marruecos, que reconocían una línea que se iba ampliando o reduciendo, unas veces señalizada y otras no. Esa línea cambiante, es la que existía en 1859, dando lugar a la Guerra de África (1859-1860), la cual finalizó con el armisticio de Wad Ras y la firma el 26 de abril de 1860 del que sería el segundo acuerdo delimitador: el Tratado de Paz y Amistad entre España y Marruecos, también conocido como Tratado de Tetuán, configurando así el perímetro fronterizo que pervivió durante el Protectorado hasta la actualidad.

José Luis continuó dándome numerosos detalles de los cambios poblacionales que sufrió Ceuta y de cómo era la frontera antes de llegar a su estado actual: una valla de reducido tamaño, con una pequeña alambrada, y por la que la gente pasaba tranquilamente a diario, cruzando por el campo (lo que me recordó al cruce de Tijuana-San Diego en los años ochenta). Finalmente, acabó la conversación, dándome una visión personal y como historiador local de todas las circunstancias actuales que se viven en Ceuta, llegando a la conclusión de que la población no vivía la situación de la valla como propia. Y estaba en lo cierto, porque como se verá en el ensayo fotográfico “Transitando por la frontera hispano-marroquí: un recorrido histórico visual. Experiencias de campo en un entorno fronterizo” publicado en el Volumen 3, Número 6 (2020) de la Revista Encartes Multimedia[5], se ha generado un espacio en el que se desarrolla la vida cotidiana al margen de la dura realidad de la migración irregular, de la seguridad fronteriza, del proceso de militarización de la frontera y del trabajo esclavo de las porteadoras.

 La autora, Isolda Perelló, es doctora en Ciencias Sociales y Máster de Cooperación al Desarrollo, con especialidad en Codesarrollo y Movimientos Migratorios. Un perfil reseñable y de vital y candente actualidad. 

[1] José Luis Gómez Barceló es experto en Historia Moderna y Contemporánea del Protectorado y del Estrecho, además de miembro de la Academia Andaluza de la Historia.

[2] En el caso de Melilla, entró a formar parte de la corona española en 1556.

[3] Anyara es una de las provincias más bravas del Imperio de Marruecos; de las mayores, más montuosas, por lo mismo difícil una invasión y ocupación, y de buen número de habitantes repartidos en sus bien situados aduares (Ramos, 2013, pp. 3-4).

[4] (Del ár. marroquí maẖzen, gobierno central). 1. m. En Marruecos, antiguamente, gobierno o autoridad suprema. Recuperado el 2 de abril de 2015 del sitio web de la Real Academia Española: https://goo.gl/wuHmQx

[5] Editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), El Colegio de la Frontera Norte Norte, A. C. (El Colef), y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, A.C (ITESO) de la Universidad Jesuita de Guadalajara.

Ficha Técnica y Cronológica

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  • Tipo de documento:Ensayo,Trabajo de Investigación / Estado: Fragmento
  • Época: Contemporánea / Siglo: XXI DC / Año:
  • Zona geográfica: África,Mediterráneo / Localización: Frontera de Ceuta entre España y Marruecos
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