NADADORES. Un ensayo de no novela histórica
Presentación
Uno –fragmento cultural de fragmentos culturales– es imposible que sea único narrador de historias verdaderas. O fidedignas, o verosímiles. Parece que está muy claro ya el asunto. Cualquier historia es pura polifonía.
Uno hace años que nada entre relatos ajenos y –tal vez por ello, y sin querer– ha llegado a plantearse la necesidad de estructurar relatos narrados por otros como única posibilidad de abordar –sin pre-juicio a la vez que sin distorsiones retóricas– el tiempo relatado, ceñido a un espacio –histórico, dicen–, convertido en palabras.
Nadadores y ahogados. Lo importante es mover el cuerpo. Un espacio histórico –en este caso el mar– y las palabras que se usaron para narrarlo y narrarse a-si-mismo inmersos en él. Metáforas de la consumación, de la consumición del tiempo. Del tiempo de un hombre en el mar, ahogado o Nadador.
No hace falta otra disculpa para ponerse a nadar en un mar de relatos ajenos –en ese mar de avisos– para encontrar el halo de la vida, el aliento reposado del hombre que garabatea sus recuerdos marineros o el más agitado del esforzado Nadador. Realidad evocada en la escritura. Tiempo real pasado escrito. Mi mismo al relatarme, así que pasen unos años, desconocido, desdibujado, otro que fue, pura pasión en la memoria. Sumergirse en el agua, nadar, morir. Evocación en el límite, la Gran Frontera.
Emilio Sola
Índice
- Capítulo I
- Capítulo II
- Capítulo III
- Capítulo IV
- Capítulo V
- Capítulo VI
- Capítulo VII
- Capítulo VIII
- Capítulo IX
- Capítulo X
- Capítulo XI
- Capítulo XII
- Capítulo XIII
- Capítulo XIV
- Capítulo XV
- Capítulo XVI
- Capítulo XVII
- Capítulo XVIII
- Capítulo XIX
- Capítulo XX
- Capítulo XXI
- Capítulo XXII
- Capítulo XXIII
- Capítulo XXIV
- Capítulo XXV
- Capítulo XXVI
- Capítulo XXVII
- Capítulo XXVIII
- Capítulo XXIX
- Capítulo XXX
- Capítulo XXXI
- Capítulo XXXII
- Capítulo XXXIII
- Capítulo XXXIV
- Capítulo XXXV
- Capítulo XXXVI
- Capítulo XXXVII
- Capítulo XXXVIII
- Capítulo XXXIX: Final
- Capítulo XL: Aparato crítico para Nadadores
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Pingback: Archivo de la Frontera | NADADORES-II (NUEVO ENSAYO DE NONOVELA HISTÓRICA)
¡La persona real!
Nueva prueba arriesgada: Un estudiante de Humanidades quiso añadir un apéndice a Nadadores que intento pegar a continuación. Si sale bien, estos comentarios serán un peligro, sin duda:
PROPUESTA PARA INCORPORAR AL APARTADO “NADADORES” DE ÁNGEL RODRIGUEZ MARTIN, LICª DE HUMANIDADES, 3º CURSO
LOS BIZARROS NADADORES DE LOS TERCIOS VIEJOS DE FLANDES
En las primeras escenas de la versión cinematográfica (dirigida por A. Díaz Yanes ) de la novela de A. Pérez-Reverte “El Capitán Alatriste”, aparece un grupo de soldados de los Tercios de Flandes que, con el agua al cuello, preparan un ataque contra posiciones enemigas; acción que, aunque situada en 1622 bajo el reinado de Felipe IV, bien pudiera haber sido un remedo de la vivida en la mañana del 24 de Abril de 1547 por un grupo de intrépidos soldados de los tercios Viejos de Flandes.
Situemos la escena: los ejércitos del Emperador Carlos V, en guerra con la Liga de Smalkalda, se encuentran frente a la ciudad de Mühlberg, donde se halla el rebelde Príncipe Juan Federico de Sajonia, quien no se veía en un serio peligro al estar ambos contendientes separados por el río Elba (Albis en la época); el puente sobre barcas que lo atraviesa ha sido retirado por las tropas insurrectas hacia su orilla, incluso han hundido parte del mismo y se sienten muy seguros, a pesar de la proximidad de los Tercios Viejos. Los Imperiales tienen la firme convicción de que hay que recuperar el pontón para cruzar el río y castigar a los sublevados. (¡Ojo al dato!: mes de Abril en Europa central: ¿Cómo debía estar el agua? Para un “bañito”, vamos).
Los acontecimientos han sido recogidos en distintos escritos por varios personajes presentes en el episódio; veamos algunos de los párrafos donde aparecen nuestros “nadadores”:
El acontecimiento, visto por el soldado Diego Núñez Alba en su libro “DIALOGOS DE LA VIDA DEL SOLDADO”, Dialogo 2º, págs. 192, 193 (Bajado desde Google Books y éstos, a su vez, escaneado de un ejemplar de: Est. Tipográfico Ricardo Fe. Calle Olmo, 4 Madrid, 1890.), nos llega así:
….Pero cuanto el caso había de ser más arduo, se pudo mejor conocer cuanto el ánimo osa, menosprecia todo peligro cuando se le ofrece necesidad de acometerlo; y cuanto la fortuna favorece a los hombres, que determinadamente se aventuran cuando algo se ha de acometer. Muy cerca estaban las barcas de la otra ribera, donde los enemigos aun parecían; y sin saber la gente que estaba dentro a la defensa de ellas, se desnudó muy presto un soldado, y se metió por el rio nadando, para acometerlas con solo su animo, y siguiéndole otros dos y a los dos siete, tirándoles los enemigos de arcabuzazos desde la otra parte del rio, llegaron a los dos tercios de la puente, donde hallaron vencidos de su propio temor algunos Tudescos escondidos debajo de las tablas. Los unos estaban desnudos, y solamente hacían la guerra con la buena fortuna del Emperador, y los otros con todas sus armas tenían tan quebrantados los corazones con las ajenas heridas y vistas muertes, y ver que había ya comenzado a retirarse el duque su señor, que sin resistencia alguna, los desnudos trajeron presos a los armados juntamente con las barcas, de que había mas necesidad. En este comedio el duque De Alba…
Los nadadores junto al puente. 1
También desde la misma fuente, Google Books, he obtenido otra versión vivida “in situ” por el personaje auto incluido en el título: “COMENTARIO DEL ILUSTRE SEÑOR D. LUIS DE ÁVILA Y ZUÑIGA, COMENDADOR MAYOR DE ALCANTARA, DE LA GUERRA DE ALEMANIA HECHA POR CARLOS V, MAXIMO EMPERADOR ROMANO, REY DE ESPAÑA, EN EL AÑO DE MDXLVI. Y MDXLVII.”, publicado en 1549, aunque la edición utilizada es la que fue “Impreso en Madrid en la imprenta de Francisco Xavier García año de 1767”, en la que en sus páginas 262-263, podemos leer:
“En este tiempo nuestra puente havía llegado a la ribera, mas la anchura del río era tan grande, que se vio que no bastaban nuestras barcas para ella; y así, era necesario que ganásemos las de nuestros enemigos, y como para la virtud y fortaleza no hay ningún camino difícil, tampoco lo fue este del Albis con todas sus dificultades.
Ya en este tiempo los enemigos comenzaban a desamparar la ribera, no pudiendo sufrir la fuerza de los nuestros, mas no tanto que no hubiese muchos a la defensa. Pues viendo el Emperador que era necesario ganalles su puente, mandó que el arcabuzería usase toda diligencia, y así súbitamente se desnudaron diez arcabuzeros Españoles, y estos nadando con las espadas atravesadas en las bocas, llegaron a los dos tercios de puente que los enemigos llevaban el río abaxo, porque el otro tercio quedaba el río arriba muy desamparado dellos. Estos arcabuzeros llegaron a las barcas tirándoles los enemigos muchos arcabuzazos de la ribera, y las ganaron, matando a los que havían quedado dentro, y así las truxeron: también entraron tres soldados Españoles a caballo armados, de los quales uno se ahogó. Ganadas estas barcas, y estando ya toda nuestra arcabuzería tendida por la ribera y señora della, los enemigos comenzaron del todo a perder el ánimo.”
Por último mostraremos como el propio Emperador Carlos, con gran entusiasmo por la victoria lograda, traza los sucesos en carta a su hermana María, a la sazón Gobernadora de los Países Bajos, el día siguiente a la batalla:
“Como éstos tenían ganas de venir a las manos con el adversario, y como por lo demás había imperado todo el día una espesa niebla, que precisamente entonces comenzaba a levantarse, entraron en un a refriega tan violenta que espantaron a los que estaban en el puente, y ello con grandes perdidas para el enemigo, que quería partir en tres el puente con el propósito de hundir una de ellas en el agua. Pero seis españoles se desprendieron de sus ropas, y dos nadaron hasta la otra orilla llevando sus espadas entre los dientes. Cuando uno de ellos se llegó junto a los botes, mató a tres y puso en fuga a ocho, y mataron a parte de la tropa de ballesteros que había apostada junto al río y con tal priesa que no dieron tiempo al enemigo de pelear.” (Alfred KOHLER; “Carlos V 1500-1558. Una biografía”. Marcial Pons, Ediciones de Historia, S.A., Madrid 2000. Págs. 329-330). El pasaje, en su versión original, se encuentra en Karl LANZ, “Correspondenz Kaiser Karls V”, Leipzig 1844-1846:
“Lesquels por le mesme desir quils avoient eulx rencontrer avec ledit ennemy, encores que la bruyne avoit este grande tout ledit jour et commencoit seulement a sesclaircir, escarramoucharent tellement, qui chaserent ceulx qui estoient sur ledit pont, lequel ils gaignerent avec grant perte desdits ennemys qui le coipparent en trois parties, pensans enmener lune au bas de leau; mais six desdits Espaignols se despoullarent, deux desquels portarent en nageant leurs espees aux dens, et lung en arrivant aux barques tua trois et fet fuyr huict desdits ennemis dont partie fut tuee par larquebuserie questoit au bort qui tiroit si a menú, quelle ne donnoit loisir auxdits ennemys eulx servir de la leur”,
recogida por Vicente CADENAS Y VICENT en su obra “Dos años en la vida del Emperador Carlos V (1546-1547) vistos por los embajadores vénetos, …”Hidalguía, Madrid 1988. Págs. 364-365.
UNIVERSIDAD DE ALCALA DE HENARES – MADRID
Ángel RODRIGUEZ MARTIN – HUMANIDADES
Abril- 2011.
Funcionó. Peligro de desborde de comentarios.
¡La persona real!
Funcionó sólo parcialmente. La aportación de Angel Rodríguez Martín incluía un grabado de época en el que se podían apreciar los nadadores del texto, pero en la operación de corta/pega utilizada para esta prueba el grabado desapareció del contenido aportado. Una lástima, pero satisfecho con la prueba, Frontera.