Antonio Pérez: ¿Es la Presidencia una culebra de cascabel?: miscelánea sobre el asalto al Capitolio del J6
Descripción / Resumen:
Todo asalto a “la sede de la soberanía nacional” –vulgo, Parlamento-, es un hecho extraordinario y, por su rareza, cuasi revolucionario. Pero, lastimosamente, suele serlo en su vertiente contrarrevolucionaria, lo cual demuestra que los contrarrevolucionarios veneran dos dogmas: 1) que su alma encarna mejor que nadie a la Nación porque es más soberana que la sociedad y 2) que la idolatrada ‘soberanía nacional’ es una entelequia fruto de los deliquios sociales, socialistas, comunistas o colectivistas de la plebe puesto que, como Thatcher repetía hasta la saciedad, la sociedad no existe, sólo hay individuos.
Los asaltos contrarrevolucionarios suelen ser autogolpes. Descarados como los de Tejero/Juan Carlos I (1981) o el de Fujimori (1992). O autogolpes algo maquillados como el del general Pavía contra las Cortes federales españolas (1874) o el putsch hitleriano ‘de la cervecería’ (1923) que preludiaba una nonata Marcha sobre Berlín que, una década después, fue coronada por el incendio del Reichstag (1933). El 06.I.2021, Trump perpetró un autogolpe cuando ordenó a sus sicarios que asaltaran el Capitolio (Congreso+Senado) de Washington. Pero, simultáneamente, los auto-golpistas atacaron, además, a una decena de otros Capitolios por lo que mejor hablamos de asaltos, en plural. Observación: si mencionamos a Trump, es en el entendimiento de que no nos referimos a un tal fulano Donald sino a un equipo de conspiradores y de magnates politizados suponemos que presididos por su hija Ivanka (dentro de cuatro años, ¿candidata a Presidenta?)
Los asaltos del 06 enero 2021
Es evidente que la okupación del Primer Capitolio de los EEUU (J6 en jerga gringa) fue ordenada por el equipo de Trump y contó con apoyos internos a todos los niveles, desde gobernantes y mandos militares hasta policías del montón. Y es no menos evidente que representó no un caprichoso arrebato del Presidente sino la cumbre de un proceso del que hubo avisos suficientes. Por ejemplo: en 2019, una manifestación de 10.000 energúmenos armados hasta los dientes, asolaron Richmond (Va) y, para remate, el 08.octubre.2020, los trumpistas más exaltados intentaron secuestrar y asesinar a la demócrata Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan.
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Rosanne Boyland, 34, tenía antecedentes como camella de heroína y otros cuantos delitos. Y no murió de un disparo como Babbitt sino aplastada por una avalancha de sus propios correligionarios. Lo estrambótico de su caso es que Boyland portaba una bandera amarilla, precisamente la Gadsden flag antes mencionada. Es la bandera de los libertarianos –jamás confundir con sus antagónicos, los libertarios-, se inventó en 1775 y luce en una de sus caras una culebra de cascabel inspirada, dícese, en que Benjamin Franklin escribió que los británicos les enviaban presidiarios así que los patriotas debían responder enviando al Reino Unido algunos cargamentos de serpientes de cascabel. El caso es que, en la otra cara, esta bandera pregona el lema Dont [sic] tread on me (=no me pises) Y, en efecto, Boyland no fue pisoteada sino, más aún, laminada.
Antonio Pérez-miscelanea sobre el asalto al Capitolio del J6
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Info Evento
- Lugar: Washington
- Fecha: 20 de enero de 2021
- Organiza: USA
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