I.3.04 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 3 – Bodas y bautizos – Fiestas turcas

I.3.04 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 3 – Bodas y bautizos – Fiestas turcas

I.3.04 - Boda turca

I.3.04 – Boda turca

En la entrega anterior (I.3.03) el Señor della Valle comenta sus impresiones sobre los festejos de El Beiram y las distintas atracciones en las que incluso él ha participado. Luego describe su asistencia, como padrino, a un bautismo de griegos del rito romano, y continúa en la presente entrega (I.3.04) con la descripción de una boda de la nobleza turca:

“Otra de las ocasiones en las que me he encontrado en medio de una fiesta, fue la de una boda de personas pertenecientes a la nobleza, a la que me habían invitado, y sobre la que os comentaré algunos detalles, aunque para evitar extenderme demasiado, me conformaré tan solo con indicaros lo más importante de sus peculiaridades.

Al entrar en el salón, vi a la gente allí reunida, y a todas las jóvenes damas sentadas ya en el Soffá que es, como creo haberos explicado en otro momento, un banco de madera elevado a un pie del suelo, y situado al final del salón; ocupa todo el espacio que hay de pared a pared, y mide unos doce a quince palmos, según la longitud del salón. En todas las casas hay uno de estos soffá, y no solo en la habitación principal, sino incluso en las dependencias más pequeñas, y se utiliza para sentarse, reclinarse o incluso dormir, así como para ver en esa postura con más facilidad lo que sucede en la calle, pues a su alrededor se abren numerosas ventanas, de modo que es un mueble muy cómodo, se utilice para lo que se utilice; a mí me ha gustado tanto, que tengo en mente mandar fabricar uno parecido en mi mansión de Roma. Tienen estos soffá muy bien cuidados y cubiertos con hermosos tapices, sobre los que descansan grandes cojines; unos de brocado de oro y plata, y otros de sedas aún más ricas, sobre los que uno se apoya, se sienta, o reposa.

Ahora bien, como yo os estaba diciendo, las damas se habían colocado en el soffá; pero como eran muchas, y todo ese espacio estaba ocupado, también se situaron a lo largo de las otras tres paredes de la habitación en unos asientos bastante altos, a modo de escaños, en medio de los cuales se hallaba la novia bajo un baldaquino; no como los nuestros, ya que éste era de brocado blanco, y los demás que lo rodeaban también estaban confeccionados con ricos brocados, pero de otros colores. Allí se podían ver a las damas sentadas, unas, sobre el soffá, y otras, en cojines, un peldaño más abajo, dando todo ello una agradable perspectiva como la de un anfiteatro, a la que contribuía y no poco la belleza de los atuendos, tanto por su forma, como por el lujo y riqueza de sus tejidos…”

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Ficha Técnica

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