I.3.02 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 3 – Del café y el tabaco en las reuniones

I.3.02 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Carta 3 – Del café y el tabaco en las reuniones

I.3.02 - Dama turca tomando café

I.3.02 – Dama turca tomando café

 

En la entrega anterior (I.3.01) el Señor della Valle comenta su amistad con el Embajador de Francia ante la Gran Puerta, y su preocupación por la manera de vestir a la italiana, peligrosa según el embajador, que le pide vestirse a la francesa mientras le acompañe…”, y continúa de este modo hablando de las comidas:

“… En cuanto a mi comida, he de deciros que aquí la hago prácticamente igual que en Italia, solo difiere en un punto, y es que ahora como menos de la mitad que en Nápoles, en donde vos mismo sabéis que nunca pasé yo por alguien de mucho comer. No sé si esto es de resultas de la calidad de la carne, que es más grasienta en estas latitudes, o bien por el aire, no tan puro, lo que excita menos mi apetito; pero en efecto, he constatado este extremo en mi inapetencia. Por lo demás, yo llevo la vida de siempre, y la carne normal nunca me falta, pues he hallado en Laurent un buen proveedor, que la compra y la hace guisar a nuestro estilo… “

“… Los turcos tienen además otra bebida, de color negro, que durante el verano es muy refrescante, a la par que calienta bien en invierno, sin que altere su composición, pues siempre es el mismo producto, que se hierve en el fogón, y se bebe a sorbos, mientras uno está de tertulia en compañía de los amigos. No hay una sola reunión en donde no se consuma este brebaje. Lo toman en todas sus reuniones sociales. Para ello, se mantiene siempre encendido un buen fuego, en donde se colocan a su lado, ya preparadas, pequeñas escudillas de porcelana rellenas de esta mezcla, y cuando están bien calientes, los hombres que se dedican solo a ese oficio, no hacen más que llevar esas escudillas a todos los contertulios, dándoles también a cada uno, mientras pasan el rato, una pipa de melón para mascarla, y con esas pipas y este bebedizo, que ellos llaman Cahvé , pasan el tiempo conversando en las fiestas públicas, o en reuniones privadas y, en ocasiones, durante más de siete u ocho horas…”

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