7 Domingo Lopino, capitán y pesquisidor sardo, de 46 años
(DECLARACIÓN DE DOMINGO LOPINO).
Testigo.
Y después de lo susodicho, tadalafil en la dicha ciudad de Argel
a 13 días del dicho mes y año susodicho (10-1580), malady
ante mí, view el dicho notario apostólico,
para más información de lo susodicho,
el dicho Miguel de Cervantes
presentó por testigo, a esta razón,
al capitán Domingo Lopino,
natural del reino de Cerdeña.
Del cual se recibió juramento en forma de derecho.
Y habiendo jurado, y siendo preguntado por el tenor
del dicho pedimiento e interrogatorio,
dijo y depuso lo siguiente:
I.
A la primera pregunta, dijo que conoce este testigo
al dicho Miguel de Cervantes –que lo presenta por testigo–,
habrá tiempo y espacio de cuatro años,
que podrá haber que este testigo
fue traído de Constantinopla a Argel,
donde al presente es esclavo.
Y esto responde a la pregunta.
Generales.
Fue preguntado por las preguntas generales de la ley.
Dijo y responde este testigo que ninguna de ellas le toca,
y que es de edad de 46 años, poco más o menos,
y que no es pariente ni enemigo
del dicho Miguel de Cervantes, que lo presenta.
II.
A la segunda pregunta, dijo que lo en ella contenido
e la verdad, público y notorio en Argel.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se refiere.
III.
A la tercera pregunta, dijo que la sabe como en ella se contiene.
Y que este testigo, como los demás cristianos de Argel,
tienen al dicho Miguel de Cervantes
por tal persona como la pregunta dice, a la cual se remite.
Y esto responde a la dicha pregunta.
IV.
A la cuarta pregunta, dijo que la sabe como en ella se contiene,
a la cual se refiere.
V.
A la quinta pregunta, dijo que es verdad muy notoria
lo que la pregunta dice,
porque pasa en realidad de verdad como en ella se contiene.
Y esto responde a la pregunta, a la que se refiere.
VI.
A la sexta pregunta, dijo que –como dicho tiene
en la pregunta antes de ésta– la sabe
y es la verdad como en ella se contiene, a la cual se refiere.
VII.
A la séptima pregunta, dijo que dice lo que dicho tiene
en las demás preguntas antes de ésta
por ser, muy notorio, verdad.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual este testigo se remite.
VIII.
A la octava pregunta, dijo que la sabe como en ella se contiene.
Porque e cosa sucesiva, una en pos de otra,
y fue verdad y público a este testigo y en todo Argel
entre los que lo quisieron saber y entender.
Y esto responde y sabe de esta pregunta.
IX.
A la novena pregunta, dijo que lo mismo dice este testigo
que a las demás preguntas antes de ésta, porque la sabe
como en ella se refiere, a la cual se remite.
X.
A la décima pregunta, dijo que todo lo en ella contenido es la verdad, porque pasa así como en ella se declara, público y notorio.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se refiere este testigo.
XI.
A las once preguntas, dijo que es verdad todo lo en ella contenido
y este testigo lo sabe y vio.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se refiere.
XII.
A las doce preguntas, dijo que este testigo
tuvo por cosa cierta y verdadera todo lo en ella contenido,
y así la creyó por ser cosa y negocio tan público en Argel.
Y esto responde.
XIII.
A las trece preguntas, dijo que lo que pasa y sabe de esta pregunta
es que este testigo
era consorte en este negocio y caso que la pregunta dice.
Y conoció al dicho renegado español que la pregunta dice,
todo lo cual es realidad, y la verdad, público y notorio
a este testigo como a moros, turcos y renegados y cristianos.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual este testigo se refiere.
XIV.
A las catorce preguntas, dijo que lo en ella contenido es la verdad
y la sabe como en ella se contiene, por ser como es notorio y público.
Y esto responde a la dicha pregunta, refiriéndose a ella.
XV.
(A) las quince preguntas, dijo que dice lo que tiene dicho
en las demás preguntas antes de ésta.
Y que todo lo en esta pregunta contenido es así,
como en ella se declara, público y notorio.
Y que este testigo –como tiene dicho– era participante del negocio.
De lo cual, por no venir en obra, perdió su libertad,
que la esperaba y tenía por momentos por cierta.
Y, así, tiene gran noticia y relación punto por punto de este caso.
Y esto responde y dice de esta pregunta, a la cual se remite.
XVI.
A las diez y seis preguntas, dijo que así como lo dice la pregunta
es la verdad, público en Argel y así lo sabe, todo el hecho,
como en ella se contiene.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se remite.
XVII.
A las diez y siete preguntas, dijo que todo lo en ella contenido
fue muy público y notorio, y la pura verdad
todo lo en esta dicha pregunta declarado,
porque pasa así como en ella se contiene.
Y que este dicho testigo, (a)demás (de) que tenía por amigo
al dicho Miguel de Cervantes,
por ser tan principal y de valor,
después de haberse sabido “dezimir” y zafar
de manos del rey de Argel
–cuyo nombre tiene de cruel y asesinador de cristianos–,
este testigo, al dicho Miguel de Cervantes, desde aquella hora
lo tuvo en más reputación y corona.
Pues de razón debía ser galardonado por ello de cristianos,
muy principales caballeros que había entre ellos,
respecto de haberlos reservado de detrimentos
de muertes y otras afrentas y lástimas
que personalmente habían de padecer.
Y por el buen juicio del susodicho cesó todo lo demás,
de que el dicho Miguel de Cervantes quedó libre y descargado,
aunque ha padecido mucho tiempo en prisión.
Y esto responde de esta pregunta.
XVIII.
A las diez y ocho preguntas, dijo este testigo
que todo lo en ella contenido es muy gran verdad,
público y manifiesto en Argel,
que el dicho Miguel de Cervantes es tal persona
y ha usado y efectuado todo lo que la pregunta dice.
Y (a) este testigo, por vista de ojos, le constó
todo lo que dicho tiene, porque es la verdad.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se refiere.
XIX.
A las diez y nueve preguntas, dijo que lo que sabe de ella y pasa
es que este testigo
–por ser persona de calidad
y que ha servido a su majestad treinta años,
ocupado en cosas de su real servicio,
como ha sido de capitán y pesquisidor en el reino de Cerdeña,
que son ocasiones honrosas y calificadas,
por donde este testigo debe ser inclinado
a tener mucha reputación en frecuentar
y comunicar con los semejantes–
y, así, para su contemplación de este testigo,
deseaba y procuraba de allegarse y juntarse
con el dicho Miguel de Cervantes,
respecto de que de ordinario el susodicho este testigo
le vio y veía tratar con caballeros, capitanes, comendadores,
letrados y religiosos, y otros criados de su majestad;
porque el susodicho veía este testigo
que de todos estos que dicho tiene era querido,
amado, reputado y estimado.
Y (por) cuanto (lo) veía tan notoriamente,
a este testigo le daba cierta especie de envidia
en ver cuán bien procedía y sabía proceder
el dicho Miguel de Cervantes que la pregunta dice.
Porque, cierto, el susodicho se ha tratado muy virtuosa e hidalgamente.
Y no solamente los que dicho tiene este testigo,
mas los padres redentores que han venido a hacer rescates
–como fue el padre fray Jorge de Olivar
y el muy reverendo padre fray Juan Gil,
de la corona de Castilla–,
los cuales lo han admitido así en conversación
como en haberlo asentado a su mesa,
de lo cual tomaban contento.
Y visto por este testigo, holgaba de tener por amigo
al dicho Miguel de Cervantes,
y alcanzar de su buen trato y conversación.
Porque es cierto de quererlo y amarlo por merecerlo.
Y esto responde a la dicha pregunta,
por ser así verdad, público y notorio, a la cual se remite.
XX.
A las veinte preguntas, dijo que dice lo que dicho tiene
en las preguntas antes de ésta a que se refiere.
Y que el dicho Miguel de Cervantes que la pregunta dice
es tal persona como en ella se contiene, buen cristiano,
temeroso de Dios y de su conciencia, de buena vida y fama,
y de toda reputación,
no acostumbrando acometer negocios bajos y feos,
a todo lo que este testigo entiende de ello.
Porque verdaderamente tiene entendido que el susodicho
no hará ni acometerá cosa y casos
por donde venga a menosprecio su persona.
Y esto responde y dice a la pregunta a la cual se refiere.
XXI.
A las veintiuna preguntas, dijo
que es público y notorio a este testigo lo que la pregunta dice,
por ser como es verdad lo en ella contenido,
a la cual este testigo se refiere.
Y esto responde.
XXII.
A las veintidós preguntas, dijo este testigo
que lo que de ella pasa y sabe es que
el dicho Juan Blanco de Paz,
yendo a hablar con este testigo
–que estaba en casa de su patrón metido en un calabozo,
con dos cadenas grandes, la una en el pescuezo
y la otra, que es la más gruesa de Argel,
en el lado izquierdo de la pierna,
no dejándolo su amo salir de casa,
el dicho Juan Blanco, sabiendo que este testigo le quería mal
por lo de la descubierta de la fragata y lo demás
de quererse huir muchos caballeros y personas principales–
le fue a visitar y a consolar,
dándole mucho ánimo,
ofreciéndosele si había menester alguna cosa.
Y que tratando de negocios,
le dio cuenta el dicho Juan Blanco a este testigo
de todo lo contenido en la pregunta.
Y, así, este testigo lo creyó por habérselo dicho el mismo.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se refiere.
XXIII.
A las veintitrés preguntas, dijo este testigo
que lo en ella contenido es la verdad, porque lo que de ella pasa es
(que) este testigo le vio ciertas informaciones
que tenía tomadas contra algunas personas.
En especial, vio una contra el dicho Miguel de Cervantes.
Y diciéndole este testigo que para qué hacía información
contra el dicho Cervantes, le respondió
que porque le quería mal y era su enemigo,
pues andaba diciendo tanto mal de él.
La cual enemistad era por lo que dicho tiene,
por haber habido descubierto al rey
lo de la fragata y huida de caballeros y gentes principales.
Finalmente, que este testigo –como dicho tiene–
tratando con el susodicho Juan Blanco
para qué hacía informaciones contra otras gentes,
pues la hacía contra su enemigo Miguel de Cervantes,
respondió que aquello era hecho de maña contra muchos
para dar color: para que si los susodichos en España
algún tiempo tratasen lo malo que él lo había hecho
en destruir a tantas gentes,
no valiesen sus dichos y disposiciones –o deposiciones–
por ser sus enemigos capitales
y haber hecho el dicho Juan Blanco contra ellos
las tales informaciones.
De la cual forma y juego de maña
no les perturbase ni perjudicase cosa ninguna
los dichos de los susodichos.
Y, así, a este testigo le consta –de todo lo contenido
en la dicha pregunta– ser verdad, público y notorio.
Y esto dijo que correspondía a la dicha pregunta, a la cual se refiere.
XXIV.
A las veinticuatro preguntas, dijo que todo lo en ella contenido
es la verdad. Porque lo que pasa es que este testigo,
estando en su casa –donde tiene dicho–,
el dicho Juan Blanco tornó a verse con él.
Y le ofreció que si había menester favor
y su persona y dinero,
que hablase, que no tuviese empacho,
que él estaba muy aparejado para servirle
y hacer todo aquello que a este testigo se le ofreciese.
Y, así, el dicho Juan Blanco tornó a replicar,
y le dijo:
–Señor capitán, tengo necesidad de su favor de vuestra merced
para acabar de fulminar dos procesos–,
los cuales los tenía en la mano,
que eran hechos contra particulares.
Y el un(o) era contra el dicho Miguel de Cervantes.
Y visto esto, (a)l dicho capitán Lopino le pesó mucho en ver
que el dicho doctor Juan Blanco se metiese en negocios
de calumniar tal persona como era… el dicho Miguel de Cervantes,
siendo como es un caballero generoso, virtuoso
y de mucho valor.
Que su oficio en Argel era favorecer y ayudar
a todos los cristianos que a él se le encomendaban.
Y, (a)demás de esto, el dicho testigo
le respondió al dicho Juan Blanco
que todo lo que hacía había de ser cosa de poco valor,
que no se metiese en aquello, que encargaba su alma y conciencia
y de todo se había de dar cuenta a Dios,
que se dejase de aquello, como le tiene dicho.
Y entonces, el dicho Juan Blanco le respondió a este testigo:
–Señor capitán, yo ya me tengo descubierto a vuestra merced,
a mi pecho, como a persona principal y amigo,
que yo le promete que a quien a mí me picase y me hiciese mal,
como dicen que me han de hacer,
que le tengo de dañar y perjudicar en cuanto pudiere,
aunque sea contra mi padre.
Porque aquí en Argel, a trueque de poco,
hallaré testigos por cada paso.
Y habiendo oído y entendido este testigo,
le pareció disparate todo lo que el dicho Juan Blanco decía.
Y así, desde entonces, este testigo le tuvo
por un hombre de mala conciencia, fuera del camino de Dios.
Y por esta causa, este testigo le tiene y tuvo
por hombre de mala reputación y poco crédito.
Y, así, todo cuanto se dice de él
–en haber hecho la traición que hizo y cometió,
en haber quitado la libertad a tantos hombres principales,
juntamente con la del dicho Miguel de Cervantes
y la de este testigo–,
y así todo lo que la dicha pregunta dice,
es así, la verdad, como en ella se manifiesta.
Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se refiere.
XXV.
A las veinticinco preguntas, dijo que lo que pasa y de ella sabe
es que todo el tiempo que pregunta dice haber estado cautivo
el dicho Juan Blanco de Paz,
nunca el dicho testigo en todo este dicho tiempo
le ha visto decir misa, ni rezar las horas canónicas
–que es obligado como tal sacerdote–,
ni visitar enfermos cristianos que están con trabajo,
si no es a este testigo,
que cada día –por estar metido en hierros
aprisionado como dicho tiene sin salir de casa de su patrón–
le fue a visitar todos los días,
todo a fin de tenerlo grato para sus pretendos
y malos propósitos que tenía contra muchas gentes
por estar malquisto en esta esclavitud.
Y, así, este testigo procuró saberse evadir de él
por buenos términos.
Y que en lo demás que en la dicha pregunta se contiene,
de que el dicho Juan Blanco de Paz es hombre malquisto,
inquieto, revoltoso y que dio a dos sacerdotes
que estaban en el baño del rey, a uno un bofetón y al otro de coces,
que en cuanto a este artículo fue muy cierto y público.
Y que este testigo tiene al dicho Juan Blanco
por hombre que da y ha dado mala cuenta y ejemplo
de su persona por esta razón, y en las demás tiene dicho,
es la verdad, público y notorio para el juramento que hizo.
Y firmolo, el capitán Domingo Lopino.
Pasó ante mí, Pedro de Ribera, notario apostólico..