Emrah Safa Gurkan INTRODUCCIÓN a LA RED DE RENZO

Descripción / Resumen

El inicio de la confrontación directa entre Otomanos y Habsburgos en el Mediterráneo, se podría datar como muy pronto hacia el año 1534, momento en que los Otomanos envían su armada naval al oeste del Mediterráneo bajo las órdenes del Gran Almirante Hayreddin Barbarroja y conquistan Túnez, por entonces vasalla de los Habsburgos. Y aunque los Habsburgos rápidamente reconquistaron esa plaza otomana tan próxima a Sicilia, inmediatamente se puso de manifiesto para las autoridades la necesidad de estar informados sobre los planes de guerra Otomanos. Al intensificarse los enfrentamientos por el dominio del Mare Nostrum, los Habsburgos se encontraron con muy pocas ayudas para su defensa.

La victoria otomana en Prevesa (1538) sobre la flota formada por la alianza de Venecia con los Habsburgo, y como consecuencia, la retirada de Venecia de la contienda, mostraba claramente lo que les esperaba a los virreyes de Nápoles y Sicilia en los años venideros. Además las alianzas Otomanas con la Casa de Valois deterioraron la situación e inclinaron aún más la balanza del poder contra los Habsburgos. La armada otomana, gracias a la complicidad y cooperación de Francia, se hizo fácilmente con las rutas del Mediterráneo occidental. Pasaron el invierno en Toulon en 1543-44 e incluso emprendieron una acción militar conjunta con las fuerzas francesas contra Niza.

En 1551, 1552, 1553, 1555 y 1558, continuaron otras operaciones navales a gran escala, amenazando las posesiones de los Habsburgos, dejando exhaustos sus presupuestos para las provincias, alertando a las autoridades, y recordándoles una vez más la importancia de recoger información fresca o inmediata para en consecuencia poder realizar los preparativos necesarios.

Las autoridades de los Habsburgo intentaron resolver el problema mediante un par de métodos tales como el envío de sus hombres de confianza a misiones ad-hoc para recopilar información y regresar lo antes posible con ella; o lo más frecuente: enviar a agentes con la capacidad cultural y social necesarias, es decir, aquellos que conocían la zona y el idioma para poder con sus conexiones locales y conocidos reunir información.

Estos espías temporales no sólo fueron en número limitado; además tampoco se conocían entre ellos y por lo tanto no funcionaron juntos como una red. Con el fin de complementar la información que se suponía que estos espías iban a enviar, las autoridades adoptaron otras estrategias de recogida de información. Se interrogó a todo el que pudiera tener información sobre el Imperio Otomano: tales como los soldados otomanos capturados, los esclavos cristianos que huyeron y regresaron del Imperio Otomano, los tripulantes de los barcos que llegaron desde el Mediterráneo Oriental, los peregrinos que visitaban los Santos Lugares en el Levante, y similares. Además, confiaron en la buena voluntad de otros estados y utilizaron su red diplomática convenciéndoles para que compartieran información.

Con tantas limitaciones e incertidumbres estos métodos apenas se aseguraron un sistema totalmente funcional. Los Habsburgo necesitaban una red de inteligencia local que funcionara correctamente, algo que no se podía organizar fácilmente, ni supervisar desde tal distancia, especialmente teniendo en cuenta la falta de relaciones diplomáticas entre los dos imperios

Todo esto cambió con la rotunda victoria otomana de la batalla de Djerba en 1560. Esta victoria demostró aún más claramente a las autoridades de los los Habsburgo la necesidad de reunir información fiable sobre las actividades de la armada otomana; la desconfianza del Almirante de la flota de los Habsburgo, y la negligencia de la información que recibió, allanaron el camino para la derrota de la flota de los Habsburgo. Pero más importante aún que dar a los Habsburgo una razón sólida para establecer una red que proporcionara información fiable, fue que se les presentara la oportunidad de hacerlo. La afluencia de varios prisioneros de guerra cristianos, cautivos durante la batalla en Constantinopla creó la oferta que cumplía con la alta demanda de una red compuesta por espías residentes. Por otra parte, las negociaciones de rescate de algunos de estos soldados crearon una coartada conveniente a los agentes de los Habsburgo para viajar fácilmente entre los dos imperios y coordinar el establecimiento de la red.

Adjuntas pueden verse una serie de cartas escritas por los miembros de la comunidad de inteligencia que ofreció sus servicios a quienes tomaban las decisiones en la corte de los Habsburgo después de la Batalla de Djerba. Organizados en torno a un intermediario genovés llamado Giovanni Maria Renzo que personalmente hizo un viaje a Madrid en 1561, estos renegados, algunos de los cuales ocuparon cargos importantes en el ejército otomano y jerarquía administrativa (Arsenal, la Marina, Palacio, etc) ganaron rápidamente la confianza de las autoridades a las que utilizaban como fuente de ingresos. La historia de su red de inteligencia, denominada en documentos de la época como la compañía, los renegados, los ocultos y gli amici constituyó uno de los episodios más interesantes de la temprana inteligencia moderna, ya que se dedicaban no sólo a recopilar información, sino también al asesinato, al soborno e incluso a la diplomacia.

En su búsqueda de información de primera mano sobre los últimos preparativos militares en la capital otomana, las autoridades de los Habsburgo en Nápoles y Sicilia dependían cada vez más de esta red de inteligencia. Nuestros emprendedores espías, sin embargo, no sólo envían información a través de un complejo mecanismo de transmisión que se describe con más detalle en el documento número cuatro escrito por Giovanni Agostino Gilli, el líder napolitano de la red. Aprovechando los temores de los Habsburgo de una ofensiva naval otomana, nuestros agentes renegados también se ofrecen a paralizar la capacidad naval otomana. Jugando con la “carta de la religión”, acentúan el hecho de que el establishment naval otomano estaba completamente bajo el control de los renegados que, según las cartas de nuestros agentes, estaban dispuestos a servir a Felipe II de todo corazón hasta el punto de estar dispuestos a arriesgar sus vidas. Prenderían fuego al Arsenal Otomano, sabotearían la flota otomana en caso de un combate con la flota de los Habsburgo y fomentarían una rebelión entre varios renegados dispersos en galeras otomanas y esclavos remeros cristianos.

00 INTRODUCIIÓN de Emrah Safa Gurkan

 LA RED DE RENZO: EN EL OTOÑO DE 1562, UN VIAJE DE GIOAN MARIA RENZO DE SANREMO A ESTAMBUL TERMINA DE FIJAR UNA RED DE AVISOS PARA EL REY DE ESPAÑA, FELIPE DE AUSTRIA

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Profesor de Historia Moderna de la Universidad de Alcalá.

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