I.11.09 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII -Subida al Monte Sinaí.

I.11.09 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII – Subida al Monte Sinaí
Subida al Monte Sinaí

Subida al Monte Sinaí

En la entrega anterior (I.11.08) el Señor della Valle viaja por el desierto, recorriendo los lugares por los que dice pasaron los hebreos para atravesar el Mar Rojo; llega hasta el Monasterio de Santa Catalina, junto al Monte Sinaí, y se prepara para su ascenso.- 

“…En mi recorrido por el monasterio, entre otras cosas, pude visitar veintitrés capillas incrustadas entre las celdas, además de nueve o diez que se encuentran dentro de la iglesia, adonde fui después para asistir a su Oficio, en el que estuvieron presentes todos los religiosos; no convocados por el sonido de la campana, sino por el golpeteo de una especie de martillos sobre barras de madera y hierro, que emiten un sonido grato y harmonioso, no muy diferente al del carrillón del Monasterio de Santa Catalina de Funary, que se puede escuchar desde la misma Roma…”

[I.11.09] “…El día de San Esteban decidí ir a la montaña, pero dado que el monte Horeb y el Sinaí forman un solo macizo, pues nacen juntos, por así decirlo, de una misma raíz que se transforma en dos cuando llega a lo más alto, y al ser imposible visitar ambas el mismo día, me decanté por ir primero al Monte Horeb, tan elevado como el otro, y a cuyos pies del lado oriental, en un desfiladero rodeado de murallas, fue construido el Monasterio [de Santa Catalina].

Emprendí camino con toda mi gente, guiado por un Caloyer ; mientras tanto, unos cuantos religiosos se dirigieron por el otro lado de la montaña -el mismo camino que nosotros habíamos tomado para llegar al monasterio- a uno de sus conventos, el llamado de los Cuarenta Padres, con objeto de recibirnos en ese lugar al que debíamos llegar esa misma noche para pernoctar allí. Mas como ese convento de ordinario no lo habitaba nadie, se llevaron camas y otros enseres para poder pasar allí la noche lo más cómodamente posible.

Empecé el ascenso al monte Horeb por la cara que da a poniente, y cuando alcancé su cima me extrañó haber invertido un día entero para ascender y descender de allí, pues me había parecido que esa cumbre no era más alta que la de Santa María del Perpetuo Socorro, en Capri; pero debo reconocer que me equivoqué de medio a medio, porque lo que yo vi en primer lugar no se trataba de la cima, sino del pie de la montaña, o más bien de otro macizo. En efecto, hay cinco o seis montes bastante altos, encajados unos sobre otros, y a cuyos pies no se puede divisar más que el más bajo, quedando los demás ocultos a la vista a causa de su grosor y de la altura de las primeras cumbres que, al formar una suerte de muralla, hacen invisibles a las más elevadas…”

El texto completo de esta entrega en el siguiente enlace:

I.11.09 – EL VIAJE DE PIETRO DELLA VALLE A ORIENTE EN EL S XVII -Subida al Monte Sinaí

Ficha Técnica

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