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Historia económica de la población mundial. Carlo M. Cipolla.

Jorge Gete hernández Historia económica de la población mundial. Carlo M. Cipolla CAPITULO 1. LAS DOS REVOLUCIONES. El autor comenta, sovaldi sale brevemente ciertas características de la Tierra, help y de la aparición del ser humano en ésta. Nos dice como sobrevivió los primeros milenios de su existencia, shop asemejándose más en ese proceso al resto de la fauna: al principio mediante la rapiña; más tarde empezó a cazar y recolectar frutos. Con el paso del tiempo fue capaz de modificar los elementos y crear nuevos instrumentos, como pueden ser las armas; pero esos nuevos objetos servían para modificar la acción de cazar, no para sustituirla. Con el paso del tiempo se llegó a la primera gran revolución, el descubrimiento de la agricultura y de la domesticación de animales, esto no llegó hasta después del 10.000 a.C en Oriente Medio; esos conocimientos se fueron expandiendo y apareciendo lentamente en el resto de lugares del mundo, por ejemplo en Japón no se da hasta el Siglo III a .C. De este apartado, de la primera gran revolución de la historia, el autor lo explica bastante bien en el texto, no se trata de una lectura muy larga; y para mejorar la explicación, viene acompañado de ilustraciones, como mapas y gráficos; no extiendo más el resumen porque estamos en una asignatura de historia a partir del siglo XV, pero está bien su lectura. Es en el Siglo XVIII donde tiene lugar la segunda gran revolución de la historia: la Revolución Industrial, con origen en Inglaterra y una expansión mucho más veloz que la anterior. Brevemente: en 1850 estaba en Estados Unidos y Alemania; en 1900 en Rusia e Italia; y 50 años después en América latina, China y África. Su llegada a cualquier punto del planeta, provocaba grandes cambios sociales, convirtiéndose en el sector productivo predominante, haciendo que la agricultura se redujese (en el libro hay gráficos al respecto). Ambas revoluciones, crearon brechas profundas en la profundidad del proceso histórico. CAPITULO 2. LAS FUENTES DE ENERGÍA. En el presente capítulo el autor nos muestra las necesidades que tiene el ser humano, y las formas a través de las cuales las ha cubierto a lo largo de la historia. Para empezar, las divide en tres categorías: las básicas donde estarían comer y beber; las elementales, donde encontraríamos la necesidad de vestimenta y de obtener calor; y en tercer lugar las “de alto nivel”, como leer, ver la tele, viajar, etc. No hay un tope en cuanto a la cantidad de necesidades a cubrir, pero si que existe un mínimo, cubrir las necesidades de comida y bebida. Aunque las personas somos iguales entre nosotras, las necesidades básicas varían de una a otra dependiendo de factores como la edad, la estatura, o el entorno natural en el que se encuentra el individuo, por norma general una persona en un entorno con un clima a un clima a una temperatura baja, necesita más aporte energético que una persona que esté en un ambiente cálido. De media un ser humano al día necesita ingerir entre 2000 y 3500 calorías; 2 litros de agua, y 13.5 kg de aire. El momento en el cual el ser humano empezó a poder controlar y aumentar las fuentes de energía necesarias para vivir (animales y plantas principalmente) fue en la Revolución Agrícola. Se desconoce porqué se produjo, pero sí que se especula con la idea de que el clima de aquella época (final de la última glaciación, Glaciación Würm) influyese para que se produjesen los cambios; aunque cabe marcar que antes de que se produjese esta revolución, tuvieron lugar progresos culturales con cierta importancia. Lo que supuso este progreso, es un aumento en cuanto a la facilidad de acceder a las fuentes de energía. Los primeros animales que se domesticaron fueron las ovejas y las cabras; lo primero que se buscó fue la obtención de alimento, a lo que siguió el transporte, y tras ello se encontró el método de la castración para controlar a las masas faunísticas. En cuanto al ámbito de la agricultura, se avanzó al conseguir adaptar diferentes suelos y climas. Al mismo tiempo que se domesticaban las diferentes especies naturales, se inventaban artilugios que facilitasen la labor, ejemplo de ello son el arado y el azadón, hace 6000 y 3000 años respectivamente; a las que seguirían posteriormente otras invenciones como el martillo, las tenazas, la sierra, el torno alfarero, el telar, etc. Todos estos adelantos tecnológicos suponían un mejor aprovechamiento de la musculatura, tanto del ser humano como de los animales; y de la energía que proporcionaba el agua o el aire. La Revolución Industrial (S.XVIII) supuso la explotación de la energía a gran escala a través de cuerpos inanimados, gracias a las revoluciones científicas que se habían producido en los dos siglos anteriores. El origen de esta experiencia está en el vapor, en la máquina de vapor de James Watt; ésta sirvió tanto para fines mineros, de transporte, como de producción de bienes textiles y metalúrgicos. Hubo un crecimiento exponencial de la cantidad de energía de la que se disponía, lo que supuso un gran crecimiento económico. En 1860 tiene lugar el origen del uso del petróleo como fuente de energía. Otra gran fuente de energía usada hoy, es la electricidad, que empezó su uso con fines académicos a principios del S. XIX, pero el 1831, se descubrió la gran potencia de ésta y su fácil transporte, estableciendo su normal uso en 1870. Como hemos visto cada vez se producía más energía y cada vez se buscaban nuevas fuentes, así se llegó a los estudios de cómo obtener energía solar, geotérmica, etc. CAPÍTULO 3. PRODUCCIÓN Y CONSUMO “El hombre necesita capital para la obtener energía. Y necesita aún más capital para explotar con fines productivos la energía obtenida. La acumulación de capital es condición necesaria para la supervivencia y el progreso de cualquier sociedad”. En la sociedades agrícolas o preindustriales la mayor parte del capital, se destinaba a la producción de alimentos, por lo que su desarrollo es menor, al no poder invertir mayor cantidad de recursos en investigación; por ello para dejar de ser una sociedad meramente agrícola, se han de conseguir unos mínimos económicos, que permitan el lujo de dejar de invertir dinero en producción alimentaria, y de la obtención de materias primas como lana, de ambos factores depende el resto de producciones en la sociedad, véase la lana para obtener vestimenta, o la madera para la construcción. Gracias a las nuevas fuentes de energía, y con ello una mayor cantidad de capital, existe una mayor renta per cápita en las sociedades industriales que en las agrícolas, por lo que se supone que la alimentación de la misma es de mejor calidad, al igual que su ropa y vivienda, resumiendo, un aumento en cuanto a nivel de vida. Con nuevas formas de producción, más modernas y mejoradas, el coste a invertir disminuye, por un mejor aprovechamiento de la materia prima, por lo que en este proceso el sector industrial tiene un papel protagonista. A pesar de todas estas mejoras que vemos en el párrafo anterior, ¾ partes del planeta, siguen sujetas a medios de vida agrícolas. CAPÍTULO 4. NATALIDAD Y MORTALIDAD Las sociedades que vivían y viven de la caza y la recolección se movían y se mueven siempre en agrupaciones pequeñas, y tenían altos índices de mortalidad, que coincidían con los índices de fertilidad. Las sociedades agrícolas, por una u otra razón, empezaron a juntarse en grupos de mayor cantidad de individuos. Se puede aproximar su índice de crecimiento de 0.5 a 1 por ciento anual; aunque existía un nivel elevado de muertes infantiles, de media entre 200 y 400 personas por cada 1000 morían antes de haber cumplido un año; y los que sobrevivían tenían una media de vida de 20 a 35 años de edad. La temprana muerte de los individuos en estas sociedades, es la razón por la cual los niños son puestos a trabajar. Con la Revolución Industrial hay un cambio drástico, gracias a los avances médicos, el mejor conocimiento de la flora y la fauna; el progreso en los transportes, etc. La Revolución Industrial consiguió apartar en gran medida el hambre y las epidemias, pero trajo un gran poder destructivo; y no ha sido capaz por ahora de acabar con el tercer gran factor de mortalidad en las sociedades agrícolas, la agresión. El nivel de mortalidad en estas sociedades ha bajado, por debajo del 15 por 1000 por lo general. Los cambios en la sociedad produjeron que la esperanza de vida en un principio ascendiera a los 60 años. CAPÍTULO 5. ¿CUÁNTA GENTE? Cipolla, basándose en los datos de Huxley dice que antes de la Revolución Agrícola, habrían en la Tierra un total de entre 5 y 10 millones de personas, puede que más, pero siempre inferior a 20 millones; y que fue la Revolución agrícola lo que permitió sobrepasar esas cifras de población mundial y ve como motor de ello el factor de la difusión de los conocimientos aprendidos por los diferentes grupos sociales, lo que hizo que se trabajaran nuevas tierras, que se traduce en una multiplicación de los asentamientos humanos existentes; y con ello el aumento de la población, de hecho en el siglo XVI una población media estaba entre los 5.000 y 20.000 habitantes, considerándose más de 20.000, gran ciudad. La población seguía creciendo, y en 1750 la población mundial oscilaba entre los 650 y los 850 millones de personas. La Revolución Industrial, fue sinónimo de un aumento exponencial de la población, y así hasta nuestros días, lo que se puede ver en los siguientes datos de población mundial; en 1750, ya dije que alrededor de 650 millones de personas, que subirían a 1.100-1.300 millones en 1850; y así hasta llegar a 1975, que se sobrepasaron los 4.000 millones de seres humanos. Dicha explosión demográfica tuvo su origen en Europa (cuna de la Revolución Industrial), y con tiempo se extendió al resto del planeta (en el libro se ofrecen datos exactos). CAPÍTULO 6. UNA ÉPOCA DE TRANSICIÓN En los tipos de sociedad descritos con anterioridad (cazadora, agrícola, e industrial), se distinguen tres niveles de desarrollo económico y demográfico, lo que supone que en las agrupaciones humanas que pasan de un modo de organización económica a otro, pasan por una transformación sociocultural. Por ahora el modelo industrial es el más avanzado, y se está expandiendo y seguirá haciéndolo por el conjunto del planeta, lo que conlleva cambios sociales e intelectuales; la creación de nuevos estilos de vida, y la desaparición de otros; y la implantación de revoluciones industriales en ciertas zonas geográficas viene acompañada de problemas en la sociedad. Por lo expuesto en el párrafo anterior, existen grupos que apoyan en la actualidad un “crecimiento económico cero”, dado que aunque aumenta el nivel medio de vida, material, nada asegura que el mundo industrial sea necesariamente bueno, de hecho en nueve de las diez partes de su existencia a lo largo del tiempo, el ser humano ha carecido de bienes materiales, éstos aparecieron con la Revolución Agrícola. Si es cierto que el control de las fuentes de energía ha permitido a las personas controlar el medioambiente, pero ¿hasta qué punto ha mejorado su nivel de vida? NOTA PERSONAL En mi opinión, el libro “Historia económica de la población mundial” de Carlo M. Cipolla, es de fácil lectura e interesante. Algo que me ha gustado y que se puede ver en el resumen, es que trata de la Revolución Agrícola y de la Revolución Industrial a la vez, en el mismo cápitulo muestra los aspectos de cada una de ellas; quiero decir, que no hace una primera parte del libro sobre la Revolución Agrícola, y una segunda sobre la Revolución Industrial. Otro aspecto positivo a destacar de la lectura, es que sus afirmaciones, las muestra comprobadas con datos, y en muchos casos con gráficos, lo que al mismo tiempo, en mi opinión, demuestra la validez del texto, facilita su comprensión, y de alguna manera, hace la lectura más atractiva. Como puntos en los que estar en desacuerdo con el autor, unicamente he encontrado dos (ambos en el capítulo 2), y no es que esté en total desacuerdo, sino que a lo mejor yo lo hubiese expresado de otra forma; en el primer párrafo del segundo capítulo cuando hace la diferencición de las necesidades, incluye como necesidades, las “de alto nivel”, personalmente al tipo de factores que se introducen en esa denominación, yo no los calificaría de necesidades, aunque a lo mejor tampoco sabría como identificarlos de una manera correcta, se me ocurre que tal vez los identificaría como “elementos y acciones que nos pueden hacer más agradable la vida”, y que a su vez éstos marcarían en cierto modo las clases sociales, donde está el segundo punto en el que no estoy de acuerdo con el autor. En el segundo párrafo del capítulo 2, se puede leer: “La naturaleza, magnitud y forma de las necesidades humanas varían según el ambiente cultural y geofísico, la clase social, la edad, la estatura, el sexo, el tipo y grado de actividad.”.  Con la frase anterior, estoy de acuerdo con todo, excepto en que las necesidades humanas dependan de la clase social a la que se pertenece. El hecho de pertenecer a una clase social u otra, viene en primer lugar marcado por la cantidad de capital que se posee (ya sea de forma de dinero, o otra forma de bienes materiales), lo que lleva al individuo a consumir unos bienes u otros,  de hacer uso de una serie de servicios o carecer de los mismos; pero en mi opinión se puede prescindir perfectamente de esos elementos para que el ser humano sobreviva, por lo que para mi la diferenciación social, no marca una diferencia en la necesidades humanas, por el contrario, el resto de elementos mencionados, si lo hacen, siendo las verdaderas necesidades humans la obtención y consumo de comida y bebida, y la obtención de calor o una temperatura adecuada a nuestro cuerpo, que se puede conseguir mediante la vestimenta.

Jorge Gete Hernández 14 febrero, 2014 26 septiembre, 2014 Cipolla Revolución agrícola Revolución industrial Historia económica
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