Alejandro Tapia y Rivera: LA SATANIADA de CRISÓFILO SARDANÁPALO. Edición de Óscar Ayala

Descripción / Resumen:

 

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Alejandro Tapia y Rivera, el que en España tal vez pudiera pasar por uno de tantos literatos periodistas que convirtieron su sangre en tinta para sobrevivir en aquella recta final del siglo XIX llena de periódicos, revoluciones y tertulias, es considerado no solo el padre de la literatura puertorriqueña, sino el creador de su identidad nacional. Sin duda, si se le puede discutir serlo para la Literatura, no habrá quien le arrebate el título de personaje clave para la historia de su país. Y es que si Ramón Emeterio Betances guió al país a la revolución armada y ulterior independencia de España, fue Alejandro Tapia el responsable de dotarlo de esa identidad añorada en la construcción de las nacionalidades modernas. De hecho, en 1851, un grupo de universitarios organizado por Tapia formó la “Sociedad Recolectora de Documentos Históricos de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico”, para rescatar documentos cruciales en la conformación de esa personalidad nacional, y Betances era el investigador de la Sociedad en Francia. Luego escribiría inspirado por los trabajos de Tapia, donde ya subyacía la idea de una nacionalidad puertorriqueña presente en los habitantes de la isla anteriores a la llegada de Colón.

            No obstante, lo que nos interesa hoy de Tapia es una composición poética singular (La sataniada) que muy posiblemente resultará desconocida para el lector contemporáneo. De hecho, casi toda la poesía de la época, ensombrecida por la brillantez de Bécquer, resulta desconocida para el lector contemporáneo. De hecho, resulta poco creíble que la poesía que se hizo en España en el siglo XIX se limite al genio de Espronceda, la sencilla perfección de Bécquer y la definitiva incorporación a la modernidad literaria de mano de los modernistas, ya rozando el nuevo siglo.

            A poco que rasquemos en la bibliografía del momento nos daremos cuenta de que el diablo se puso de moda poco después de mediar el siglo. A las «Letanías a Satán» de Baudelaire o el «Himno a Satán» de Carducci se unió una obsesión demonológica que observamos atravesar la prosa realista de figuras como Galdós y que salta a la literatura conspirativa (Leo Taxil) o a la nueva novela (Allá lejos de Huysmans o Cartas desde la tierra de Mark Twain). La iconografía dantesca ya ha pasado el filtro romántico, pero el mito fáustico goza de una fuerza renovada como materia simbólica para explicar la entrega del hombre a los nuevos demonios del progreso. En realidad, el refinamiento decadente encuentra en el motivo un excelente campo de cultivo. En una sociedad que ya ha dado muestras de su perversidad, el burgués romántico que ansiaba libertad, igualdad y fraternidad se ha convertido en una nueva aristocracia. Y el artista decadente, surgido de esa misma burguesía a la que odia, es consciente de que la falta de referencias morales o éticas nos ofrece un juego estético basado en placeres sofisticados, morbosos, escandalosos.

            En Tapia y Rivera, que asimiló a la perfección las recetas del drama romántico en sus años en Madrid, mediado el siglo, se hace compatible esa percepción de sociedad en decadencia con su contribución a la consecución de la independencia de su nación. Se ha dicho con frecuencia que el verso no fue su mejor herramienta, a lo cual habría mucho que objetar. En cualquier caso, siempre será mejor dejar que sea el lector quien juzgue y haga balance entre los hallazgos sorprendentes y los ripios inocentes, que de ambos hay muestras sobradas. Y, eso sí, en ortodoxas octavas reales, como corresponde a las grandes narraciones épicas cultas. La Sataniada no pretende ser más (y tampoco menos) de lo que parece, es decir, una fresca sátira sociopolítica. Crisófilo, el particular Dante de nuestro poema, tropieza con Lucifer, quien le ofrece riqueza por haberle escuchado. De su mano, viaja al averno, donde el diablo le muestra cómo los popes del liberalismo (Law, Malthus, Smith) han seguido sus enseñanzas. Crisófilo se encapricha de Francesca de Rimini y el diablo le concede disfrutar de sus favores, pero, para más morbo, delante de las narices del mismo Paolo Malatesta. Una vez se ha ocupado de la riqueza y el amor, nos promete ocuparse de la política…

            Por nuestra parte, simplemente queda decir que lo hemos pasado estupendamente preparando este texto para una lectura más actual. Nos abstenemos de momento de aventurar juicios, añadir notas o insinuar influencias y parentescos, que tiempo habrá. Ni siquiera al respecto del personaje que inventa para escribir el poema, un tal Crisófilo Sardanápalo, es decir, un amante del oro, por un lado («yo ante el oro también mi ánimo excito / y demando placer y gloria humana»); por otro, un Sardanápalo, es decir, un hombre corrupto, violento, vicioso y decadente, si pensamos en la imagen de él que nos ofrecen Byron, Liszt, Delacroix o Berlioz. Simplemente, leamos, sin pretensiones. Será, sin duda, una divertida media hora.

                                                                                    Óscar Ayala, marzo de 2021

ADVERTENCIA DEL EDITOR

 

Tapia_Y_Rivera

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La literatura de nuestro siglo es puramente diablesca o endiablada; rara es la novela, drama o folletín en que no figure el rey del Tártaro.

            Acaso por ir con la época se habrá escrito el precioso poema de que se van a mostrar algunos fragmentos.

            El poeta que lo compuso fue sin duda un tal Crisófilo Sardanápalo, muy conocido en las regiones del olvido y harto famoso sin duda en su tiempo (el Siglo de Oro), para que el cornudo monarca del abismo le concediese su favor, le sirviese de mecenas y hasta le encomendase el canto de su gloria. Es posible que muchos lo conozcan, pero que le nieguen para no aparecer en manera alguna relacionados con cosas del infierno.

            Estos fragmentos se encontraron en una caverna de los Andes custodiados por una serpiente que tenía el don de la palabra y que por lo visto debió de ser la del Paraíso. Parece ser que se había entretenido la muy bribona en comerse lo mejor del poema en compañía de algunos tigres y panteras que venían a hacerle la corte en ratos de ocio.

            Gran trabajo ha dado al editor el haber de restaurar algunas palabras roídas, lo cual le ha expuesto a interpretaciones extrañas, tratándose de una obra tan antitética y endemoniada.

            Las observaciones que se encuentren fuera del texto, respectivamente, deberán entenderse por el lector como dichas sotto voce y en el seno de la confianza, pues muy mal habría de pasarlo el editor si fuesen alcanzadas por el diabólico rey y reputadas por él como ofensivas a su majestad imperial. VALE.

Alejandro Tapia y Rivera

TAPIA Y RIVERA-LA SATANIADA-POR OSCAR AYALA

Ficha Técnica y Cronológica

  • Personajes: Alejandro Tapia y Rivera
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  • Autor de la fuente: Alejandro Tapia y Rivera
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  • Tipo de documento:Reseña / Estado: Actualización,Fragmento
  • Época: Contemporánea / Siglo: XIX DC / Año:
  • Zona geográfica: América / Localización:
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Profesor de Historia Moderna de la Universidad de Alcalá.

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